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Cultura

El Museo Taurino de Córdoba cumple setenta años entre palmas y baches y a la busca de identidad

El alcalde Antonio Cruz Conde inauguró en 1954 un centro que estuvo nueve años cerrado por obras y que no ha vuelto a despegar en visitantes

El Museo Taurino recuerda los 30 años desde la alternativa de Finito de Córdoba

Expositor dedicado a Manolete en el Museo Taurino de Córdoba Valerio Merino
Luis Miranda

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Su cometido y su ubicación no han variado desde hace siete décadas, pero el mundo ha cambiado para el Museo Taurino de Córdoba. En esta semana se han cumplido setenta años desde la inauguración de un espacio que fue pionero en España, pero que tras un período de mucha actividad no ha dejado de atravesar ciertos baches que lo han dejado como el menos visitado de Córdoba, aunque sus cifras hayan mejorado.

Como sucede con la fiesta que constituye todo su contenido, mientras su esencia ha intentado permanecer, es el mundo lo que ha ido cambiando a su alrededor. El Museo Taurino y de Artes Populares de Córdoba, que así se llamaba en sus primeros años, se inauguró el 28 de mayo de 1954 por el entonces alcalde, Antonio Cruz Conde, en un acto en el que estuvo presente el III Califa del Toreo y el único que vivía para entonces: Rafael González Madrid 'Machaquito'.

La tauromaquia era entonces una de las principales aficiones festivas de los españoles y Córdoba ocupaba un lugar preeminente. Manolete, el torero que había marcado con su magisterio la posguerra en España, había muerto apenas siete años antes y su pérdida había sido causa de duelo nacional. La memoria de Guerrita y Lagartijo, aunque ya se alejara, estaba mucho más viva.

Antonio Cruz Conde se había preocupado como alcalde por hacer atractiva la ciudad para el incipiente turismo, y por eso, al mismo tiempo que gestionaba y preparaba el Alcázar de los Reyes Cristianos, tuvo la iniciativa de levantar el Museo Taurino en el edificio de la Casa de las Bulas, en la plaza de Maimónides, en pleno corazón de la Judería.

En aquel primer momento, y de acuerdo con los criterios de la época, el centro quiso mostrar la relación entre Córdoba y la tauromaquia a través de los califas, que entonces eran cuatro, y también del rejoneador Antonio Cañero.

Las familias cedieron objetos personales, tanto de los relacionados directamente con la lidia como de su vida diaria, y varias generaciones de cordobeses y foráneos conocieron allí los despachos de los toreros, con sus muebles y algunos de sus recuerdos, además de toda una colección de trastos, desde capotes y muletas hasta espadas, sin olvidar cabezas y pieles de toros que tuvieron que ver con su vida y también con su muerte.

El alcalde, Antonio Cruz Conde, junto al III Califa del Toreo, Machaquito, en la inauguración, el 28 de mayo de 1954 Ladis

El Museo Taurino llegó a los primeros años del siglo XXI con un edificio maltrecho, pero también con visitantes. No podía ser el gran atractivo de la ciudad, pero en el año 2001 pasaron por él 35.126 personas, una cifra a la que no se ha llegado después.

Para entonces el centro cultural ya presentaba graves problemas de estructuras y algunas de sus salas se encontraban apuntaladas para evitar la inestabilidad, pero eso no parecía desalentar a los visitantes.

Aquella etapa del Museo Taurino terminó en el verano de 2005, cuando el Ayuntamiento de Córdoba, su titular, comenzó con las obras de reconstrucción de la sede y también con la recuperación de muchos de los fondos, que presentaban un estado de conservación muy delicado.

Entonces se hablaba de un plazo de dos años, pero el Museo Taurino tenía que recorrer un desierto más largo de lo que se esperaba, porque el estado del edificio era todavía más delicado de lo que se había previsto. Por eso hubo que realizar nuevas fases, otros proyectos y también nuevas licitaciones.

En total estuvo cerrado casi nueve años, hasta que volvió a abrir sus puertas en marzo de 2014, y para ese entonces había cambiado todo. Córdoba, la presencia de la fiesta en ella y también el mismo concepto del Museo Taurino.

Una de las salas del Museo Taurino, con la galería apuntalada, en 2001 Rafael Carmona

Así, si en los primeros años del siglo XXI la Feria de Nuestra Señora de la Salud tenía más de una semana de festejos, cuando llegó la reapertura ya estaban en cuatro o cinco y después quedarían en dos o tres, como en estos años, y una comunidad autónoma española, Cataluña, ya había prohibido la tauromaquia.

El museo que abrió entonces era muy distinto. Había espacio para los califas y para las ganaderías, pero con fondos mucho más escuetos y modernos, y también centrados en la historia de la fiesta en Córdoba. Incluso había una simulación de los tendidos con una proyección taurina.

Las exposiciones temporales y la recreación de un tendido están entre las novedades tras la reapertura de 2014

Los aficionados más clásicos no llegaron a entender el nuevo concepto y lo cierto es que las visitas no se aproximaban a las anteriores: en 2014 eran 28.700, siguieron cayendo y en 2018 estuvieron por debajo de las 19.000.

Tras la pandemia comenzó una lenta recuperación hasta llegar a los más de 28.700 de 2023 , aunque sigue siendo el menos visitado de la ciudad. Las exposiciones temporales, con muestras tan llamativas como la de Aldo Comas en estos meses, ha contribuido a atraer el interés de los aficionados en muchas épocas.

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