religión
Las monjas de Termens se despiden definitivamente de Cabra 90 años después
Las religiosas ponen fin a su labor en la ciudad, muy marcada por sus más de noventa años de historia con el Colegio de Educación Especial
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![El obispo junto a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en su despedida en Cabra](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2025/01/11/obispo-cordoba-demetrio(15)-Rsdmw3GFCIJOJdBcLcjN0vM-1200x840@diario_abc.jpg)
Cabra ha rendido este sábado homenaje a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl con un emotivo acto de despedida presidido por el obispo, Demetrio Fernández. Las religiosas ponen fin a su labor en la ciudad, muy marcada por sus más de noventa años de historia con el Colegio de Educación Especial Niño Jesús.
Esta institución pertenece a la Fundación Escolar Vizcondesa de Termens y abrió sus puertas en 1934. Desde entonces ha pasado por varias etapas en las que se ha ido adaptando a los cambios históricos de la ciudad, y actualmente cuenta con casi sesenta alumnos y alumnas.
El acto de reconocimiento a la labor de las monjas de Termens en Cabra se ha celebrado en la parroquia local de Santo Domingo de Guzmán, con una misa en su honor ejercida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández González. En ella han participado las autoridades del Ayuntamiento de Cabra, algunos antiguos alumnos del colegio y el elenco actual de profesores.
Cada uno de los interventores ha reiterado su agradecimiento a las Hermanas de la Caridad por su labor educativa, que termina en la ciudad de Cabra, pero continúa en otros pueblos de alrededor como Baena. El alcalde de la localidad, Fernando Priego Chacón, les ha hecho entrega de una réplica de la Virgen del Perpetuo Socorro, simbólica porque preside el Ayuntamiento de Cabra y también estaba presente en el despacho de la Vizcondesa de Termens.
Las propias Hermanas de la Caridad han agradecido no solo el acto en sí, sino también el cariño recibido por parte de todos los egabrenses durante estos noventa años en Cabra: «solo hemos hecho lo que teníamos que hacer, que era entregarnos al servicio de los niños, porque en ellos estábamos sirviendo a Jesucristo.
Estamos convencidas de que, aunque nosotras no estemos aquí de forma presencial, sí que estaremos con el corazón y la mente. La semilla del carisma vicenciano está viva aquí, en esta ciudad, y pensamos que el Señor la hará fructificar. Nosotras solo sembramos, otros recogerán la siembra».
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