Cultura
Mercedes Guerrero cuenta el mundo de la Guerra Fría por los ojos de una pianista en su último libro
La autora cordobesa publica 'La Sinfonía de Julia', ambientada en la RDA y la URSS de los años 50 y 60
Mercedes Guerrero, novelista: «Escribo como si el lector fuera ciego para guiarlo yo»
![Mercedes Guerrero, en la Biblioteca Central de Córdoba](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/09/27/mercedes-guerrero-nuevo-libro-RrqtuAAzfz9C7jtF3I8lMlL-1200x840@abc.jpg)
Los más jóvenes de los lectores que se acerquen a 'La sinfonía de Julia', el último libro de Mercedes Guerrero (Aguilar de la Frontera, 1963) se asomarán a un mundo para ellos insólito que sus padres vivieron: el de un mundo dividido en dos partes en tensión permanente, Alemania partida en dos países distintos y una ciudad, Berlín, con un muro infranqueable.
La autora, de gran éxito nacional e internacional, publica un libro, editado por Grijalbo, en que cuenta la historia de Julia Lerner, una pianista que a los doce años pierde su casa y a parte de su familia en el bombardeo de Dresde. «La ciudad queda en la RDA y cuando los soviéticos descubren su talento la envían al conservatorio de Moscú y al cabo de seis años se instala en Berlín oriental como la gran estrella», cuenta.
Su carrera es rutilante y «la propaganda soviética la lleva a Europa, a Estados Unidos y a través de sus ojos el lector vivirá los años antes 50 y 60, antes y después del muro de Berlín». Julia «ha vivido el régimen nazi y ahora vive en otra dictadura sin libertad de expresion ni de pensamiento». Por eso su fachada de gran estrella del mundo soviético no se corresponde con lo que piensa, y Mercedes Guerrero lo cuenta en su novela: «Es privilegiada en un país en que no todos son así».
La protagonista toma la decisión de contactar con la parte occidental y «se convierte en una espía». Empiezan las curvas que gustan a los lectores de Mercedes Guerrero.
«Lo interioriza, pero no lo exterioriza. Se siente valorada y mimada, pero no está cómoda, porque ha visto cómo vive la gente fuera», cuenta la escritora, que plasma el momento traumático de la construcción del muro.
El lector lo verá a través de la protagonista, que además tiene la facultad de leer los labios en tres idiomas: alemán, ruso y castellano, porque su padre era español. «Capta mucha información y propone enviarla a la KGB a cambio de que la ayuden a escapar», cuenta la autora. Ahí empieza el dilema ético, pero ella se siente actuando. Hay un momento en que dice: «¡Qué buena actriz se ha perdido el Bolshoi!».
«Julia se siente valorada y mimada por las autoridades, pero no está cómoda viendo cómo vive la gente fuera»
Y sucede que la ferviente marxista que parece fuera se cae del caballo porque nota que la están utilizando. Todo con una mirada al tiempo de la Guerra Fría y a la URSS de los años 60, para lo que Mercedes Guerrero ha necesitado de amplia documentación, porque la vida cotidiana no en el país no es demasiado conocida.
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