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agricultura

La mayoría de ganaderos del sector del porcino ibérico de Córdoba, sin ayudas

Los dueños de las explotaciones lamentan las exigencias del Gobierno

Las delicias del cerdo ibérico reúnen a cientos de personas en la Fiesta de la Matanza de Alcaracejos

Cerdos en una dehesa de Los Pedroches RAFAEL CARMONA

Pablo Cruz

Córdoba

Los ganaderos del porcino ibérico andan bastante molestos con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación por las enormes dificultades impuestas para poder acceder a las ayudas aprobadas el verano pasado para paliar los efectos de la guerra en Ucrania sobre el campo español.

Estos problemas se suman al incremento de los costes que han sufrido estos productores en el último año, sobre todo en todo lo que tiene que ver con la alimentación animal. La denuncia la ha hecho Cooperativas Agroalimentarias, que calcula que en torno a un 90 por ciento de estos empresarios se han quedado sin percibir estas subvenciones por los requisitos establecidos por el Gobierno central.

Desde esta organización se informó de que el motivo principal de esta situación es el relativo a la necesidad de que los ganaderos contaran en sus explotaciones con un mínimo de 15 'madres', que son aquellas cerdas dedicadas a la reproducción.

Se trata de un número muy superior a lo que suelen tener las fincas de tamaño medio, que son las que tienen entre 100 y 200 ejemplares porcinos, y las pequeñas, con entre 25 y 100 animales. Esto ha provocado que un gran número de ellas se hayan quedado sin estos fondos pensados por el departamento del cordobés Luis Planas para compensar el incremento del precio de los cereales que utilizan para la alimentación de los cerdos originado por el conflicto en Europa del Este que se inició en febrero del año pasado.

Disponibilidad de alimentos

Desde la organización presidida en Córdoba por Rafael Sánchez de Puerta se recordó que «la invasión rusa ha provocado que los piensos para alimentar a los lechones y los primales se haya encarecido hasta en un 50 por ciento, a lo que hay que añadir la escasa disponibilidad de alimento en el campo como consecuencia de la falta de precipitaciones entre septiembre y noviembre, que se ha traducido en una caída de la producción de bellota». En este sentido, alertan del riesgo de que «de continuar los problemas de rentabilidad muchos ganaderos se verán empujados a abandonar sus explotaciones».

Ante este escenario, Cooperativas Agroalimentarias reclama al Ministerio que en futuros paquetes de ayudas el criterio empleado sea el de «la unidad de ganado mayor (UGM)», que es el que engloba a todos los animales de la explotación. «De esta forma, conseguiremos que su distribución se adecuará a la realidad de las pequeñas y medianas explotaciones en las que prima el modelo de producción de ibérico en extensivo», sentenció esta entidad.

En Asaja coinciden con este diagnóstico. Su responsable de Servicios Ganaderos a nivel provincial, José Luis Villafuerte, señaló que «gran parte de las explotaciones de tamaño medio y pequeño no alcanza la cifra exigida de 'madres' por el Ministerio para poder acceder a las ayudas, ya que en el caso de una finca con unos 100 cerdos lo normal es contar con una decena de ejemplares reproductoras».

«Gran parte de las explotaciones de tamaño medio y pequeño no alcanza la cifra exigida de 'madres' por el Ministerio»

José Luis Villafuerte

Servicios ganaderos de Asaja

Por su parte, el director general de Ibesa, Alfonso Blanco, aseguró que un 70 por ciento de los socios de esta firma con sede en Villanueva de Córdoba no habían podido percibir estos fondos por este motivo. «Es evidente que el criterio utilizado por el Gobierno para este plan de ayudas no ha sido el adecuado», defendió el directivo.

Estos problemas se producen cuando está llegando al final la montanera 2022-2023, última fase de la cría del cerdo ibérico que se extiende desde octubre hasta febrero y en la que se deja pastar al cerdo en la dehesa para su engorde con la ingesta de bellotas y de hierba.

Villafuerte destacó que «podemos decir que esta campaña ha sido media debido a la sequía y al daño que causó a las encinas el fuerte calor que se registró en el verano del año pasado, aunque las lluvias de diciembre ayudaron a paliar algo la situación». Sus estimaciones son que se han visto alimentándose en el campo en torno a un 30 por ciento menos cerdos en la última montanera.

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