Mirar y Ver
Córdoba de postal
Destaca el éxito de la exposición 'Córdoba, una ciudad de postal', que el Archivo Municipal expone en el Bulevar del Gran Capitán
Postales de Córdoba, un viaje por la historia de la ciudad en pleno Bulevar
Nostalgia es una de las palabras bellas del diccionario. Es consecuencia del tiempo vivido y expresión de la emoción que produce no poder regresar a él, de la imposibilidad de volver atrás. Pero no siempre ha de ser un sentimiento triste o desolador. Lo vivido, ya hablemos de personas o sociedades, es una riqueza adquirida que no se devalúa nunca.
Hay épocas de cambios y crisis, como la nuestra, en las que el pasado cobra intensidad y resurge, en ellas, el gusto por el recuerdo, por la evocación de momentos, lugares y acontecimientos pretéritos, aunque haya que advertir que allí no es bueno quedarse, porque nos toca el hoy. Ante la inquietud del presente, se busca, contra la incertidumbre, la seguridad estable del pasado, depositario de respuestas, la certeza de que cualquier tiempo pasado no fue mejor y el reconocimiento de lo mucho avanzado y conseguido.
Fruto de la afición por este ir y venir temporal es el éxito de la exposición 'Córdoba, una ciudad de postal', que el Archivo Municipal expone en el Bulevar del Gran Capitán. Se trata de una muestra de 70 postales de entre 1897 y 1960, de los lugares más emblemáticos de la ciudad: la entrada desde el Puente Romano, el Guadalquivir, la Mezquita-Catedral, los patios, avenidas, plazas e iglesias, la Sierra. La torre de San Nicolás se descubre a sí misma, impertérrita, en la exposición que está a sus pies. La contemplación de los monumentos, perennes en su eternidad, contrasta con la visión de las grandes transformaciones de la ciudad, que las imágenes evidencian.
La exposición tiene un valor añadido, porque la realidad es siempre interpretada por los ojos que la miran, la perciben y la expresan. Los viajeros del siglo XIX y los de la primera mitad del XX hicieron de Córdoba lugar de destino preferente. Por ello, también se nos muestra lo que de Córdoba enamoraba, llamaba la atención, gustaba o sorprendía.
La postal del patio es espectacular. Tal vez los más jóvenes no puedan comprender el significado de las postales, ni la emoción al encontrar en el buzón alguna desde cualquier destino, cuando viajar era un lujo no posible para todos, ni que ellas fueran adquiridas y conservadas como preciado recuerdo de un viaje. A algunos supongo que habría que explicarles incluso qué son. ¡Cuánto hemos cambiado!
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