La Graílla
Peros de la guitarra
No hay obligación de que Córdoba sea capital de la música, pero si se gasta un millón y medio debe servir para algo
Volver, crecer (14/9/2024)
Los frutos mejores de aquello que se llama cultura lo son por no ceder a las clasificaciones ni al esquema de los que quisieron meter la inspiración en los diagramas de las matemáticas. La historia de la literatura y de las artes es ... un relato de rarezas, de éxitos incomprendidos y de superventas a los que se llevó la ola que se traga a las cosas que están de moda.
Don Quijote es un loco que bastantes veces dice cosas sensatas, Velázquez planteó su mejor cuadro como un enigma irresoluble y con el imán que obliga siempre a intentarlo. 'La Pasión según San Mateo' durmió durante un siglo porque los espirituales la consideraban profana y los entendidos de su tiempo pensaban que Bach estaba ya desfasado.
A la hora de acercarse a la música, al cine y a los libros conviene descalzarse del mundo, reventar el corsé de la ideología y hacer lo que enseñan sus mejores obras: pensar y mirar contradicciones, fijarse en las adversativas que no son el testimonio de una claudicación, sino la señal de que lo que se leyó, lo que se escuchó y lo que se leyó al menos enseñaron a dudar un poco.
El socialista más empecinado será partidario de que sea el Estado quien garantice que la cultura se produzca y se difunda, pero alguna vez tendrá que admitir que el arte y la literatura son una forma de comunicación y que no tiene sentido pagar aquel mensaje que apenas tendrá receptores. El liberal que querría que cada uno tuviera dinero para pagarse lo suyo irá de vez en cuando a bibliotecas y disfrutará de cosas que el mercado no será capaz de mantener sin ayuda.
De mí sé decir que me gustaría un cine español sin subvenciones que cubran películas innecesarias, pero rechazo los taquillazos deslumbrantes como 'La sociedad de la nieve' y todas esas en los que lo más interesante es el cómo se hizo, y el año pasado acudí como devoto peregrino a bañarme en la calidez del universo de Erice con 'Cerrar los ojos', aunque apenas reuniera espectadores.
El que se quiera acercar al Festival de la Guitarra, que vive unos años de abatimiento en que no hay chispas de ilusión que lo levanten de la cama, también tendrán que acostumbrase a las adversativas. Los conciertos del Teatro Góngora convocan a un público reducido y especializado, pero si existe una cosa llamada Festival de la Guitarra les deben hacer hueco, porque lo demás se puede hacer en otra parte.
No hay obligación alguna de hacer de Córdoba una capital de la música, y menos en julio, pero si se gasta un millón y medio de euros es conveniente asegurarse de que al público le servirá para algo. La oposición puede criticar, pero nadie tiene que olvidar que malograron la oportunidad de hacer algo distinto encargando a la iniciativa privada algunos conciertos. Quizá sea un lujo traer a ciertos músicos, pero pocos son capaces de apreciarlos. Es probable que en primavera haya gente que vuelva a presentarlo con todo el orgullo, pero si continúa sin tirar será injusto culpar a funcionarios que tienen pocos medios.
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