Así fue Córdoba 2024
Julio Romero de Torres, temporal y eterno
La celebración del 150 aniversario del pintor permite exposiciones en diálogo con otros autores y dejará para la eternidad la adquisición de la obra 'Rivalidad'
El Ayuntamiento de Córdoba aprueba el expediente para comprar 'Rivalidad', de Julio Romero de Torres
![Exposición de obras de Julio Romero de Torres y Zuloaga](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/29/anuario-romero-torres-R1o7wxbBIhbC441cxjr0EuO-1200x840@diario_abc.jpg)
A los 150 años de su nacimiento, Julio Romero de Torres sigue tan vivo como para salir de viaje, como para dialogar con autores que podrían ser sus hijos o para tomar un café con contemporáneos con los que tenía cosas en común ... y también divergencias.
El gran nombre propio del año cultural en la ciudad ha vuelto a ser el autor de 'Mira qué bonita era' gracias a una programación, realizada por el Ayuntamiento, que ha conseguido que se vuelva la mirada a su obra de una manera novedosa en el fondo y en las formas.
Tenía el Ayuntamiento de Córdoba el reto de celebrar el sesquicentenario del nacimiento de Julio Romero de Torres y hacerlo de una forma original, y si el pintor, como dijo Pablo García Baena, «era sólo su ciudad», la programación comenzó sacándolo de allí para llevarlo a Madrid, al lugar en el que llevó a cabo una gran parte de su obra, tal vez la más importante, aunque no dejara de echar de menos a Córdoba en los paisajes.
La celebración comenzó en el Museo Thyssen-Bornemisza, el día 6 de mayo, cuando allí empezó a exponerse uno de los iconos de Julio Romero de Torres: 'Chiquita piconera'.
Los técnicos de Cultura y Museos Municipales del Ayuntamiento de Córdoba querían proyectar al pintor fuera de un ámbito que es el suyo, la ciudad, para verlo en el mismo contexto de los pintores con los que compartió una misma época, las primeras décadas del siglo XX, y también un lenguaje al menos parecido, que era el de la pintura figurativa.
Estuvo en la sala de la pintura realista del período de entreguerras, al que corresponde una obra que el pintor concluyó en 1930, en los últimos meses de su vida,
'Chiquita piconera' se mostró allí entre obras de Pablo Picasso, pero también del alemán Max Beckmann, cuyo principal interés fue también la figura humana, aunque fuera desde otro punto de vista, al igual que Otto Dix, George Grosz o Balthus.
El viaje de la emblemática obra, una de las más populares del pintor cordobés por su carácter icónico y el carisma de su modelo, Teresa López, supuso una suerte de regreso de Julio Romero de Torres al arte de su tiempo y una mirada en la que no se veía su obra en solitario, sino sobre todo inserta en un momento en que la pintura realista y figurativa ya tomaba un acento distinto en función de la personalidad de su autores.
Además, recordó el valor por sí misma de su obra, porque el director del centro, Guillermo Solana, le dio el nombre de 'La Gioconda sin sonrisa' por la mirada frontal y la enigmática expresión.
La visita de 'Chiquita piconera' al Museo Thyssen en Madrid situó al pintor entre los grandes realistas de entreguerras
Su exposición allí terminó el 18 de julio y para entonces ya habían comenzado los preparativos de dos grandes exposiciones, que tendrían como protagonista a Julio Romero de Torres, pero nunca en solitario. Si se le identifica con un museo que sólo tiene obra suya, esta vez iba a mostrar obras de otros pintores que podían tener cosas en común o divergencias.
'Romero de Torres, pintor de la modernidad. Diálogo con la Colección Telefónica' se inauguró el 20 de septiembre y su propuesta era arriesgada, porque al museo que lleva el nombre del pintor se llevaron piezas de autores contemporáneos o posteriores con los que parecía no tener nada que ver. O sólo parecía.
El trabajo de Óscar Fernández de bucear en los fondos de esta colección, que abarcan una gran abanico de épocas y estilos, permitió, por ejemplo, que al lado de 'Alegrías', un lienzo del pintor cordobés que mostraba la esencia del flamenco, hubiera una obra que cuatro años después realizó Albert Gleizes, y que titutló 'Composition à la guitarre', porque era una una deconstrucción del instrumento musical que jugaba con los colores. En otros momentos el retrato femenino dialoga con el de Juan Gris, y el paisaje callejero con la fotografía norteamericana contemporánea.
Confrontación con Zuloaga
Diez días más tarde se abrió en Vimcorsa otra muestra, 'De lo espiritual a lo profano', en que las obras de Romero de Torres se confrontaron con las de Ignacio Zuloaga (1870-1945), un contemporáneo estricto que también apostó por un realismo lleno de símbolos.
Los espectadores pudieron comprobar cómo ambos se acercaron a la belleza femenina, la figuración humana, el retrato el simbolismo y cómo lo hicieron de una forma distinta, aunque ambos estuvieran marcados por su época y por una cierta mirada a la esencia española.
En el aniversario se coló el ofrecimiento que hizo el coleccionista cordobés Blas García de seis obras del pintor, todas de gran valor, para que se cediesen temporalmente y formasen parte de las muestras. El Ayuntamiento las rechazó primero, aunque terminó por reconocer su valor y emplazar al futuro para que alguna vez se puedan ver en la ciudad.
Las exposiciones fueron hitos durante su apertura, pero algo quedará para siempre del 150 aniversario. El Ayuntamiento ha comprado 'Rivalidad', uno de los lienzos cruciales del pintor, por 700.000 euros a Prasa, su anterior propietario.
Es una obra de gran tamaño y fuerte erotismo, protagonizada por dos mujeres, que fue en su momento el lienzo más valorado por el pintor a la hora de tasarla para los traslados de algunas exposiciones. Con su restauración y exposición definitiva en el Museo Julio Romero de Torres tiene que ser el broche de un año en el que su obra ha vuelto a brillar entre sus iguales.
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