Libre Directo

Roma en Córdoba

Nos dejó la casa con patio, el respeto por los antepasados y el culto a nuestros mayores en nuevos altares familiares

El legado de la Córdoba romana está de actualidad con la exposición en Cabra de la escultura del dios Mitra, conservada en el Museo Arqueológico Provincial, por los 70 años de su hallazgo en el municipio egabrense y con la presentación de un vídeo que recrea digitalmente la antigua Colonia Patricia. Córdoba fue capital romana del sur peninsular desde su fundación por el cónsul Claudio Marcelo, hacia el 152 a. de C., hasta la caída de Roma en el 476. Luego, en el siglo VI, cuando las águilas romanas se habían ido y la media luna aún no había llegado, la población hispanorromana cordobesa mantuvo sus señas de identidad. Hoy ese legado brota en nuestro patrimonio y en nuestra forma de ser.

El Mitra (excelente artículo el del sábado de José Calvo en estas páginas) se une en ese legado palpable a otras piezas excepcionales, como el Hypnos de Almedinilla, las esculturas y sarcófagos del Museo Arqueológico y del Alcázar, los efebos de Pedro Abad; a los yacimientos arqueológicos de Cercadilla, Ategua, Torreparedones (Baena) y las villas del Ruedo (Almedinilla) y Fuente Álamo (Puente Genil); al puente, al mausoleo y al templo romanos de Córdoba; a los mosaicos expuestos en el Alcázar, hallados en la Corredera; a las columnas y capiteles de la Mezquita-Catedral, tomados de edificios romanos… y a los nombres de César, Séneca, Lucano, Acisclo, Victoria, Zoilo, Osio.

Pasó Roma como pasa el agua del tiempo, ese río que sólo se detiene en la dársena de la memoria, pero nos dejó marcados en costumbres y carácter y unidos a todos los hijos que civilizó. De ella heredamos la lengua que hablamos, el Derecho Romano que regula nuestras vidas y el hermoso concepto de ciudadanía.

Seguimos cultivando el trigo, la vid y el aceite que exportábamos a la Urbe y disfrutando las tabernas, palabra de origen romano. Nos dejó la casa con patio, el respeto por los antepasados y el culto a nuestros mayores en nuevos altares familiares, el gusto por los espectáculos públicos y hasta el pueblo en la calle, en modernos foros o en fiestas de primavera. Ese es el legado romano en el alma de Córdoba.

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