Libre Directo
Rafael de la Hoz, centenario
Estoy seguro de que Córdoba celebrará el centenario de quien fue Premio Nacional de Arquitectura, aunque ahí va el recordatorio
Atención. El próximo año se cumple el primer centenario del nacimiento de Rafael de la Hoz Arderius, el arquitecto cordobés más importante, no de nacimiento, que fue en Madrid, pero sí de infancia, adolescencia, juventud y madurez. Córdoba lo acogió en esas etapas y ... él correspondió dejando parte de su obra en esta ciudad y llevándola siempre en su corazón. Estoy seguro de que Córdoba celebrará el centenario de quien fue Premio Nacional de Arquitectura y presidente de la Unión Internacional de Arquitectos. Pero por si acaso, porque los cordobeses somos así, aquí va este recordatorio.
Su padre, el madrileño Rafael de la Hoz Saldaña, era arquitecto de la Diputación de Córdoba y del Ayuntamiento cordobés. De la Hoz Arderius estudió en el Colegio Cervantes, de los hermanos maristas, saliendo en su primera promoción en 1941. Luego cursó arquitectura en Madrid y volvió a Córdoba para abrir su primer estudio en la calle Claudio Marcelo. Aquí, donde permanecerá hasta 1970, realizará edificios tan emblemáticos como el de la Cámara de Comercio, Studio Jiménez, la residencia de las Hijas de María Inmaculada, el convento de las salesas, el colegio de las teresianas, la fábrica de Cervezas El Águila, el Hospital General, la Facultad de Medicina, el Colegio Mayor de la Asunción, la Caja Provincial, chalets, tiendas, bloques de pisos particulares y viviendas sociales. Fuera de Córdoba, entre otros, suyos son el Colegio Mayor Aquinas, el COE, el Madrid Arena o el McDonald de Gran Vía, en Madrid, y el Colegio de Médicos o el Hotel Los Lebreros en Sevilla. En opinión de los especialistas, «su trabajo permitió que España avanzase notablemente en el apartado de la arquitectura, tras las vanguardias europeas».
Permitan que destaque una sencilla obra de Rafael de la Hoz que, sin ser un inmueble, resulta de gran significado para bastantes cordobeses, entre ellos un servidor. Formando parte de su Asociación de Antiguos Alumnos, diseñó en 1949 el escudo del Colegio Cervantes, que fundado en 1933 carecía de dicha simbología. Creó un escudo representativo que reunía al colegio, la ciudad y los maristas. En sus palabras: «Representando a Cervantes, que da nombre al centro, se incluye el guantelete en negro sobre fondo oro del Manco de Lepanto; a Córdoba la simboliza un pez de oro sobre fondo rojo que representa a San Rafael, que en sus imágenes lleva el pez de la curación de su milagro; y a la Institución Marista, sobre los símbolos antes descritos, tres violetas blancas que representan las tres virtudes de la Virgen María, destacando sobre el fondo negro que alude al pecado». El escudo lució desde entonces en cualquier documento del Colegio, en sus prendas deportivas, en los cuadernos, en los boletines de notas, en las medallas, etc. Doy fe de ello y mis hijos también. Y ahí sigue. Gracias Rafael de la Hoz.
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