tribunales
José María Magaña: «Vivimos en una sociedad donde muchas veces se pretende la venganza por encima de la Justicia»
El presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba se jubila a los 69 años como uno de los jueces más admirados por sus compañeros en sus 44 años de Carrera Judicial
En imágenes, el homenaje al magistrado José María Magaña en Córdoba
![El presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba José María Magaña](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/05/magana-cordoba-abc-Rvx2qcvYeONgceYpEpghF4H-1200x840@abc.jpg)
El presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba José María Magaña (Torredonjimeno, Jaén, 1954) se sienta en su despacho con camisa habanera en lugar de toga. Está de vacaciones antes de jubilarse con 69 años.
Convencido de que la Justicia ... ha cambiado mucho por la pandemia, las sucesivas huelgas de LAJ, los retrasos y el aumento de la litigiosidad han hecho que no le encuentre el 'placer' como estudioso del Derecho a poner sentencias. Dice adiós a la Audiencia sabiéndose 'díscolo' entre compañeros que a la vez lo admiran. Recuerda su etapa como magistrado apasionante desde el juicio a la Banda de la Nariz hasta hoy buscando la verdad.
—¿Cómo llegó a ser juez?
–Yo nací en Torredonjimeno y no llegué a la carrera judicial por vocación expresa. Yo siempre tenía muchísima ilusión por arquitectura, lo que pasa es que aunque me encantaban las matemáticas y más todavía la física, en dibujo era un negado absoluto y entonces me decidí por la segunda carrera que me gustaba, Derecho, y así me fui a Granada (19 71-1976). Terminé muy jovencito con 21 años y me fui a la mili. Ya en los últimos años de Derecho sabía que quería ser juez. Tenía ese ansia de justicia; de creer que se puede cambiar el mundo. Empecé de juez en La Palma del Condado (Huelva). Allí me casé con mi mujer, cordobesa. Pasé por Priego, Vigo, Lora o San Sebastián.
—¿Qué Justicia encontró y cuál deja?
—Era una época fascinante y pusimos en funcionamiento, por primera vez en la historia de Córdoba, tres juzgados de lo Penal y uno de ellos fue el mío (Penal 2). Fíjese que entonces, en tono despectivo nos llamaban «los constitucionlistas». Tiempo después me tocó pasar a la Audiencia Provincial. En aquella época éramos dos secciones Civil y Penal. Desde el año 2010 en que se jubiló el magistrado Antonio Puebla estoy en la Sección Segunda. Ahora, la verdad es que cada día se trabaja con menos placer y más ganas de soltar lastre. El placer es, en el buen sentido de la palabra, de estudiar Derecho, de detenerte a poner una sentencia no así poner y poner sentencias, porque llega un momento en que pierdes esas ganas que tienes de seguir adelante.
—¿Qué le queda de ese espíritu con el que pretendía cambiar el mundo?
—Lo único que nunca he perdido de vista es intentar buscar la verdad, ser justos; porque en muchísimas ocasiones por el volumen de trabajo era muy difícil, pero intentar ver que detrás de cada caso hay personas. Como dicen los ingleses un juez tiene que saber filosofía, historia y de la vida ... y si sabe algo de derecho mejor.
El 'procés'
«Creo que la amnistía no está regulada en la Constitución
por lo que huyo de las generalidades
»
—¿Qué ha aprendido como juez?
—La enseñanza de vida que me llevo es que la vida no es tan fácil y muchas veces los que vivimos en una sociedad determinada no vemos lo que tenemos alrededor. Pasa como con los viejos o los locos que a veces la sociedad los quiere ocultar y muchas veces te das cuenta que hay mucha gente que llega al delito por circunstancias, aunque también digo siempre que el mal existe. Yo creo que con una sociedad más justa haría falta menos Justicia. Vivimos en una sociedad muy vengativa, por encima de la Justicia lo que se pretende, en muchas ocasiones, es la venganza.
Hay que ver también que el Derecho Penal como maquinaria es una rueda infernal orientada a la protección y las garantías del procesado y estamos de acuerdo pero la víctima no está en el mismo nivel de protección. Yo siempre digo que a nosotros nos salva de la locura el principio 'in dubio pro reo'. Tengo muy claro que realmente hacen falta pruebas para condenar a una persona y que si tienes duda tienes que absolver. Es verdad que una vez que pones sentencia se te olvida porque si no te vuelves loco.
El juez tiene que ser independiente hasta de sus propios valores y no utilizarlos a la hora de poner sentencias, cosa distinta es que obviamente todos tenemos ideología y se puede interpretar la norma.
Ley del 'Sí es sí'
«Ahora se dice que hay que creer a la víctima, pero hay que probarlo»
—En esta materia, ¿qué opina sobre la posible amnistía al 'procés'?
—Creo que la amnistía no está regulada en la Constitución por lo que huyo de las generalidades. Yo creo que lo único que prohíbe la Constitución son los indultos generales pero en el marco de las facultades del Rey, como en el ámbito del artículo 62 de la Constitucion. Hoy día hay un problema generalizado de falta de cultura. La gente da por válido lo que dicen las redes sociales y yo siempre digo que en el caso de la amnistía cuando veamos la ley podré dar mi opinión, antes no.
Lo que sí es flagrante y ofensivo es que no haya elección en el CGPJ. Se habla de golpe de Estado con los catalanes y yo no quiero ser tan tremendista, pero es verdad que esta situación en el consejo Consejo es única en la historia y es un deber constitucional llegar a acuerdo.
![El magistrado Magaña en su despacho antes de su despedida de la Audiencia Provincial de Córdoba](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/05/magana-mesa-despacho-U06084720538fbL-624x350@abc.jpg)
—¿Qué opina de la Ley del 'Sí es sí'?
—El tema de la relación entre las leyes y el poder nos viene desde los griegos, lo digo como profesor de Filosofía del Derecho. Es decir el debate no es no que las leyes estén ligadas a la política sino que hay leyes mal hechas. Las leyes las utiliza el poder político pero siempre en función de la realidad social. En la Ley del 'sí es sí', el legislador debía haberse dado cuenta que la unificación de delitos provocaría que la horquilla de penas llevaría a esta reducción de penas. Pero por supuesto que desde antes de esta ley en materia de agresión sexual y abusos el consentimiento se tiene en cuenta. Ahora se dice que hay que creer a la víctima, pero ese no es el tema en su totalidad; hay que probar que el acusado es culpable y esa tarea le corresponde a las partes acusadoras.
El tema de la manada era una intimidación social. Yo he visto violaciones que no hacía falta más que ver la cara de esa mujer para saber qué había ocurrido. Hay que avanzar. En 1973 pegar a tu esposa era maltrato de obra y se le condenaba a arresto domiciliario con ella en casa. A la violencia de género hay que sacarla del tema ideológico, porque es una lacra de inmensa trascendencia, y todo lo que sea pretender ocultarlo con eufemismos( violencia intrafamiliar, por ejemplo) es un gran error que solo produce más muertes.
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