Coherencia, por favor

Siempre me he sentido andaluz y admiro y quiero a Andalucía. Pero confieso que, ante la realidad actual, ver tanta fiesta, espectáculo y papeo a costa del contribuyente, en el que todos los políticos dicen y repiten lo mucho que admiran y quieren a Andalucía, a mí personalmente me produce rechazo. Un espectáculo que me lleva a perder un poco más la confianza en quienes siendo representantes del pueblo andaluz, con el encargo y responsabilidad de defender los intereses de Andalucía en todas las instituciones del Estado, festejan hoy el día de Andalucía, y votan mañana en el Parlamento del Estado leyes que dividen a los españoles, que premian a unas Comunidades a costa de las otras y que, de nuevo, relegan a Andalucía a ser considerada una Comunidad de segunda. Por eso me acuerdo de aquel 4 de diciembre de 1977 en el que dos millones de andaluces, presididos por los líderes de todos los partidos políticos, llenamos las calles de Andalucía pidiendo y consiguiendo lo que hoy parece que no estamos dispuestos a defender.

El ver a algunos políticos en las celebraciones del Día de Andalucía diciendo quererla tanto y estar dispuestos a defenderla, cuando estoy convencido que cuando por defenderla puedan perder su poltrona, en esos momentos, pensarán en el pueblo andaluz y dirán para sus adentros «mucho os quiero perritos, pero pan poquito».