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PASAR EL RATO

Vivir de limosna

Los clérigos comen y necesitan habitación y agua y luz

Los contribuyentes de la Renta a favor de la Iglesia crecen un 2,6% Córdoba

Iglesia de San Juan Pablo II en Huerta de Santa Isabel VALERIO MERINO
José Javier Amorós

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La fe se paga o se niega. El precio depende de los países, y de los miserables que puedan eventualmente gobernarlos. Soportar las gracias de sobremesa de meritorios del ingenio ateo no forma parte del precio de la fe. Eso es entretenimiento, y hay que ... prestarle la misma atención que al ministro de Cultura, un hombre de circo, con aspecto de no haberse cambiado de ropa desde que tomó posesión. Estará esperando a la conquista de Granada. La cara externa de la fe, que es la Iglesia, también hay que pagarla. Y si no, se dedica uno a adorar a Pedro Sánchez, que sale mucho más caro y aprovecha a unos pocos solamente. Aunque la Iglesia católica tiene una larga tradición limosnera y cuenta con órdenes mendicantes, uno se manifiesta contrario a la limosna como medio de retribución de una actividad o remedio de una necesidad. La limosna es humillante para el que la recibe y desasosegante para el que la da. Se opone a la justicia y es una afrenta a la dignidad del mendigo, porque lo desiguala. Además, una limosna no resuelve nada. Es un anestésico moral. La Iglesia católica debe cobrar por el importante trabajo que hace en las almas y en los cuerpos. Debe cobrar para poder hacerlo, que es hacer el bien, no para enriquecerse, que no es su finalidad.

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