PASAR EL RATO
Vivir de limosna
Los clérigos comen y necesitan habitación y agua y luz
Los contribuyentes de la Renta a favor de la Iglesia crecen un 2,6% Córdoba
![Iglesia de San Juan Pablo II en Huerta de Santa Isabel](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/17/iglesia-cordoba-pablo-RIw41cjb5FUrcl1Cw9zVCCJ-1200x840@diario_abc.jpg)
La fe se paga o se niega. El precio depende de los países, y de los miserables que puedan eventualmente gobernarlos. Soportar las gracias de sobremesa de meritorios del ingenio ateo no forma parte del precio de la fe. Eso es entretenimiento, y hay que ... prestarle la misma atención que al ministro de Cultura, un hombre de circo, con aspecto de no haberse cambiado de ropa desde que tomó posesión. Estará esperando a la conquista de Granada. La cara externa de la fe, que es la Iglesia, también hay que pagarla. Y si no, se dedica uno a adorar a Pedro Sánchez, que sale mucho más caro y aprovecha a unos pocos solamente. Aunque la Iglesia católica tiene una larga tradición limosnera y cuenta con órdenes mendicantes, uno se manifiesta contrario a la limosna como medio de retribución de una actividad o remedio de una necesidad. La limosna es humillante para el que la recibe y desasosegante para el que la da. Se opone a la justicia y es una afrenta a la dignidad del mendigo, porque lo desiguala. Además, una limosna no resuelve nada. Es un anestésico moral. La Iglesia católica debe cobrar por el importante trabajo que hace en las almas y en los cuerpos. Debe cobrar para poder hacerlo, que es hacer el bien, no para enriquecerse, que no es su finalidad.
La recolección de limosnas en las misas dominicales constituye un rito poco edificante, en opinión de este profesional de los pecados capitales, aunque no todos, uno selecciona. Al entrar o salir de la iglesia nos esperan los mendigos del atrio, tan humildes. Dentro mendiga la institución. Los creyentes practicantes —si la fe no se practica, ¿para qué sirve?— tienen la obligación profesional de mantener a su Iglesia. Aquí está el presupuesto, hermanos, tocamos a tanto por arrepentido. El que no pueda, será suplido por el que pueda más, 'supplet ecclesia'. El mantenimiento de la Iglesia no constituye una liberalidad, ni puede quedar al capricho limosnero del usuario. Se trata de un deber de reciprocidad, que obliga a las dos partes: el fiel y la Iglesia.
Leo en este periódico que ha aumentado en Córdoba el número de asignaciones a favor de la Iglesia católica en la declaración del Impuesto sobre la Renta. No es un número como para repicar las campanas de la Catedral —un 2,6%—, pero anima a la afición, que se está perdiendo. He aquí una forma de pago, no de limosna. Habrá que buscar otras, en el entendimiento de que nuca se podrá pagar lo que tiene valor y no precio. Pero los clérigos comen y necesitan habitación y agua y luz, que se cobran aparte del agua de la vida y la luz de Cristo. La Iglesia cordobesa realiza muy importantes actividades benéficas y sociales y culturales, que son trabajos que no se financian repartiendo estampitas. Córdoba constituye una excepción a la fuerte caída de la práctica religiosa en España. Su Seminario está vivo, cuando tantos otros tienen dificultades para mantenerse abiertos. Uno no sabe cuál es la solución para financiar a la Iglesia católica, ni lo permita Dios. Ha pretendido colocar la relación con su Iglesia en el terreno que le parece más apropiado, que es el de la justicia y no el de la limosna.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete