Hazte premium Hazte premium

pasar el rato

Tiempo y eternidad

El Año Nuevo no trae nada nuevo, salvo lo que nosotros pongamos en él

José Javier Amorós

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Yo soy lo viejo, yo fui lo nuevo, yo soy el tiempo. El agonizante 2024 es un año que me ha devorado, pero yo he sido ese año. Borges —porque uno se inspira en el Homero argentino— quizá aprobaría esta adaptación de su teoría del ... tiempo, si hubiera podido ver el año que se va con sus ojos exhaustos de tanto mirar hacia adentro. El 024 abandona también Córdoba, de manera que despedirlo sin melancolía es el acontecimiento más importante de hoy en nuestra ciudad. Córdoba despide el año, y para su fortuna no lo hace de manera diferente a sus fugaces contemporáneos de otras tierras. Cuando dentro de unas horas llegue 2025, cada uno volveremos a ser ese año durante todo el año, que nos devorará. El Año Nuevo no trae nada nuevo, salvo lo que nosotros pongamos en él. Los días, lo que nosotros les demos; las horas, lo que nosotros les digamos. Y así ocurrirá con todos los años que queden hasta que el calendario se disuelva en la eternidad, donde se habrá acabado el tiempo. No puede descartarse que lo echemos de menos.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación