PASAR EL RATO

Ingenio de ministro

Aldama es uno de los más destacados representantes del siglo de oro de la delincuencia española

Dos de los socios de Aldama se desmarcan ante el juez de los contratos de mascarillas

El ministro Bolaños en Córdoba EP

El viernes pasado estuvo en Córdoba el triministro Bolaños, un personaje sin relieve, pero con pretensiones. Nacido para humillarse ante Pedro Sánchez, santo, santo, santo. Félix Bolaños es un hombre gris, con aspecto de hombre gris y un ingenio gris de contable ... de entidad bancaria. Por sus venas corre sangre gris y se viste con traje también gris. Nada hay destacable en su personalidad, si se exceptúa el voto de obediencia para llegar a ministro. Tiene un rostro todavía sin cuajar, una cara aniñada, políticamente intercambiable, que lo mismo puede usarse para una portada de 'Familia Cristiana' que para ilustrar un reportaje de 'Mundo Obrero' sobre la revolución proletaria. A hombres así nunca les falta trabajo, porque pueden servir a dos señores. Subalternos por determinismo genético. Vino a Córdoba para sus cosas, y en esta ciudad única, que sabe lo que es convivir con las más elevadas manifestaciones de la inteligencia y el arte, desarrolló el núcleo mismo de su pensamiento, que puede resumirse así: Yo soy el mejor ministro de Justicia del mejor Gobierno de la historia de España. Y cantaban los pájaros en los alrededores del Alcázar de los Reyes Cristianos.

Antes había intentado hacerse el gracioso con los periodistas, y ahí está el peligro, sobre todo para los periodistas, esa profesión arriesgada, muchas veces heroica, cuyo ejercicio puede conducir a la gloria o al suicidio. Oír por obligación a Bolaños haciéndose el gracioso no me parece menos terrible que cubrir en primera línea la guerra de Ucrania. Un día antes que Bolaños hablase en Córdoba, había declarado ante un juez de la Audiencia Nacional el especialista Víctor de Aldama. El señor Aldama es uno de los más destacados representantes del siglo de oro de la delincuencia española. El comisionista cantor sostuvo que no está solo en el escalafón. Y como los señalados por él llevan la misma sangre política que Bolaños, el ministro justiciero trató de quitarle importancia a la acusación, recurriendo a lo que él considera humor. Comparó a Aldama con 'el pequeño Nicolás, y lo incluyó en el linaje de espías de tebeo al que pertenecen los inmortales Mortadelo y Filemón. Gracietas de oficinista en la comida de Navidad de la empresa, ingenio de botellón. Cuando el ministro Bolaños habla, emborrona la historia de la retórica. Ignora que el humor es hijo de la inteligencia. Y que no se busca, se encuentra, si se hace con la debida disposición. El ministro de Justicia fue en Córdoba la prueba de que no hay tontería que no haya sido sostenida alguna vez por algún ministro de Sánchez. Siguiendo las enseñanzas de Sánchez. Todo lo que Bolaños ha hecho en su vida política es decir: 'Esta boca es suya, señor presidente'.

De este acontecimiento cultural, una mancha en el brillante paisaje de Córdoba, me he enterado por el periódico, no porque haya ido a oír al ministro, no lo permita Dios. Si he llegado a mi avanzada edad estando todavía en buenas condiciones de uso, es porque no oigo discursos de Félix Bolaños ni leo novelas de Almudena Grandes, una escritora con nombre de estación de ferrocarril.

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