Pasar el rato
África según Carlos Pera
Ser médico humanista -si es que hay otra forma de ser médico- es su manera de ser
Con África como pretexto, Carlos Pera ha escrito una novela sobre Carlos Pera. Lo mismo que hizo Flaubert con 'Madame Bovary' o Montaigne con los 'Ensayos', como el autor se encargó de recordarnos el día de la presentación de 'Diario de Bangui' ... en la Biblioteca de Córdoba 'Grupo Cántico'. Así se ha hecho siempre la mejor literatura. ¿De qué otra cosa podemos escribir que de nosotros mismos? Precisamente porque el autor es todos sus personajes, no se ha privado de matar a los dos principales. Supongo que para experimentar el mismo disgusto que Balzac después de escribir la muerte de 'Papá Goriot'. Me gustaría saber si un hombre tan literario como el autor de 'Diario de Bangui' se emocionó también. El caso es que Carlos Pera ha escrito un libro. Eso podríamos perdonárselo. Lo imperdonable es que se trata de un buen libro, muy bien escrito, y eso hace rugir al monstruo universitario de la envidia. Ese hombre lleva en el alma la facultad de la sintaxis, el estilo. El relato que hace la bella Elizabeth -mujeres, mujeres, estáis en el fondo de todos los dramas- sobre la formación de 'El lago de las brujas', en el capítulo 4, es deslumbrante, y justificaría por sí mismo a un escritor de raza. O el fascinador 'viaje por la biblioteca de Elizabeth', del capítulo 41, que el autor concluye con una bellísima traducción de Rilke, y hace que el lector se vaya encogiendo, anonadado, hasta desaparecer en un océano de cultura bien narrada. Pero hay más cosas. Los personajes están vivos, sobre todos los que mueren, y son desconcertantes, como el autor. Hay pasión, el alma inquietante de África, y hay paisaje. El paisaje es un continente entero, y para describirlo exhibe una erudición asombrosa. Probablemente ofrece más información de la que puede abarcar un cerebro de clase media, como el del articulista. Pero la abundancia de datos viene aligerada por la alta calidad del lenguaje. El autor ha sido capaz de hacer buena literatura con buenos sentimientos. Para contradecir a Baudelaire, que bebía demasiado.
Carlos Pera pertenece a la estirpe de los grandes médicos humanistas: Marañón, Laín, Jiménez Díaz, Rof Carballo, Diego-Madrazo, nuestro Manuel Concha, y por ahí seguido. Es un sevillano longuilíneo, risueño y sentimental, con una infrecuente disposición a ayudar al prójimo. Lo saben bien en África, pero él no hace de ello pública ostentación. El humanismo es pudoroso. La frecuentación del dolor ajeno vacuna contra la estupidez. A mí me parece que nació para ser médico, lo mismo que otros nacen con genes de subsecretario. Ser médico humanista -si es que hay otra forma de ser médico- es su manera de ser. Su profesión y su personalidad se han influido recíprocamente. Conozco a Carlos Pera desde los tiempos gloriosos del cónsul Claudio Marcelo. No me parece exagerado calificar mi relación con él de amistosa, afectuosa. Por mi parte, con admiración por su inteligencia y por su obra. Por la suya, aún no le he dado motivos. Me gustaría creer que con buenos sentimientos también se pueden hacer buenos artículos de periódico.
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