DESDE SIMBLIA
Se agita el tablero
El PSOE no la levanta cabeza desde los tiempos de Susana Díaz
Las chinitas del PSOE a La Colada siguen: alegación del alcalde de El Viso, más demora del trámite y calco de argumentos de la CHG
![Espadas junto a Montero, esta semana](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2025/01/10/montero-espadas-cordoba-RBqOgMvtqJHsUjWldHBec7H-1200x840@diario_abc.jpg)
En Andalucía las aguas de la política se agitan. La tranquilidad que Moreno Bonilla viene imprimiendo a su política, tanto por el talante adoptado como por gozar de una mayoría que le permite gobernar —algo que está lejos de otros gobiernos— con un sosiego ... que toca a su fin. Juan Espadas, pese ha haberse plegado a todo lo que Sánchez le ha pedido, en un ejercicio de sometimiento político hasta límites tales que, por lo general, no suele dar buenos resultados, está amortizado. Desde hace tiempo se veía venir porque el PSOE, otrora hegemónico en Andalucía, con victorias electorales encadenadas a nivel general y autonómico y con el control de diputaciones provinciales y ayuntamientos capitalinos —Córdoba ha sido a lo largo de este tiempo una excepción—, no levanta cabeza. No la levanta desde los tiempos de Susana Díaz, cuando perdió el gobierno de Andalucía y menos aún después de la hecatombe sufrida en mayo del 2024. Ni una sola de las capitales andaluzas quedó en sus manos. Incluso en Jaén, donde fue la lista más votada, un pacto entre Jaén Merece Más y los populares le arrebataron la alcaldía. Ahora el poder municipal, con la llegada del nuevo año, ha vuelto a sus manos en esa ciudad. Lo ha hecho porque Montero, vicepresidenta del gobierno y ministra de Hacienda, ha ofrecido a Jaén Merece Más lo que había negado al alcalde popular: refinanciar la deuda que aplasta las finanzas municipales y que se sitúa en torno a los seiscientos millones de euros, amén de la promesa de otras prebendas económicas. Veremos hasta donde llega su cumplimiento porque cambiar de opinión —es el eufemismo con que ahora se llama a mentir de forma descarada— en el gobierno del que es vicepresidenta se ha convertido en norma practicada por quien lo encabeza. Puede que no sea la única compra alentada por Montero porque la diputación de Cádiz, hoy en manos del Partido Popular, depende de los votos de La Línea 100X100, partido de Juan Franco, uno de los regidores más votados de España.
La caída de Espadas, propiciada desde la Moncloa —un ejemplo más de cómo Sánchez ha devuelto la palabra a los militantes socialistas—busca agitar la política andaluza y para ello la vicepresidenta Montero es la pieza adecuada. Las actitudes de histrionismo que protagoniza, tanto desde el punto de vista oral como gestual, van a revolver el panorama en Andalucía. No hay la menor duda. La bronca esta servida. Si los populares hicieran bien su trabajo —no lo hace Feijóo como oposición a Sánchez— desde el gobierno de Andalucía, Montero lo tendrá complicado porque su techo es de cristal. El daño económico que desde su Ministerio se viene haciendo a Andalucía es grande, muy grande. Además, está la financiación singular de Cataluña —ella utiliza otro eufemismo—, supone un grave perjuicio y un agravio para los andaluces. Sólo con golpear en ese clavo, haciéndolo de forma machacona y continua tendría que situarse a la defensiva ante un pueblo que hace cuarenta años, por el agravio comparativo, rompió el esquema político pactado por el PSOE y la UCD y llegó el café para todos de Clavero Arévalo con el que ahora Sánchez está acabando.
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