Patrimonio
El hospital del Cardenal Salazar de Córdoba: tres siglos de un edificio lleno de leyendas e historias
La actual Facultad de Filosofía y letras se proyectó como colegio, atendió a enfermos hasta los años 70 y ahora es un faro cultural y académico
Francisco Hurtado Izquierdo, el arquitecto lucentino que fundió luz y majestad en el barroco
![Fachada del antiguo hospital del Cardenal Salazar, hoy Facultad de Filosofía y Letras](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/17/hospital-cardenal-salazar(7)-RetmPzFhgVFNhQ8XJMWX6KP-1200x1350@abc.jpg)
El hospital del Cardenal Salazar, sede de la facultad de Filosofía y Letras y edificio fundamental en la vida del barrio de la Judería, cumple ahora 300 años desde el momento en el que abriese sus puertas en 1724. A tan destacada efeméride ... llega con una vida intensa, tras sufrir a lo largo de las centurias diversas ampliaciones y reformas y convertido hoy uno de los focos del saber en la ciudad.
Durante siglos tuvo finalidades sanitarias, ligadas con los enfermos agudos y mentales. Ese pasado, unido a su singularidad arquitectónica de grandes corredores y altos techumbres, también ha permitido que se acumulen desde el periodo romántico las leyendas fantasmagóricas en torno al viejo hospital, y eso a pesar de que en los últimos años ha sido escenario del magisterio de algunos de los intelectuales más brillantes que ha tenido Córdoba. Es decir, que allí conviven la razón cotidiana con ciertos ramalazos de antigua superstición remozada por los terrores contemporáneos.
El hecho de que se conozca como Hospital del Cardenal Salazar se debe a esos usos sanitarios primeros, pero también a quien fue su promotor en los primeros compases del siglo XVIII: el obispo de origen malagueño Pedro de Salazar Gutiérrez de Toledo. La idea inicial del prelado era de un colegio para los niños del coro de la Catedral.
La dura peste que sufrió Córdoba a inicios de la centuria provocó sin embargo que los dos cabildos, el religioso y el civil, se pusiesen de acuerdo para destinar el proyecto a fines médicos, dadas las deficiencias de la ciudad en ese campo. Se compraron las casas colindantes, se anexionó la capilla mudéjar de San Bartolomé y se amplió el proyecto, que diseñó uno de los mejores arquitectos barrocos de Córdoba. Su nombre era Francisco Hurtado Izquierdo y por entonces vivía su momento cimero como maestro mayor de la Catedral.
Reformas
Al principio sirvió de hospital general y durante la invasión napoleónica lo usaron como hospital militar los invasores franceses. A partir de las reformas ilustradas del XIX, se limitó la finalidad específica de atención a los enfermos agudos y desde 1853 estuvo regido por las Hermanas de San Vicente de Paúl. Las deficiencias acumuladas por los siglos, así como su difícil acceso, fueron los causantes de que ya en los últimos compases del franquismo abandonase su finalidad sanitaria.
![Imagen principal - Dos fotografías del antiguo Hospital de Agudos. A la derecha, los albarelos de la botica](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/17/hospital-cardenal-salazar(5)-U53364517460cfj-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Dos fotografías del antiguo Hospital de Agudos. A la derecha, los albarelos de la botica](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/17/hospital-cardenal-salazar(6)-U54850862646xVM-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Dos fotografías del antiguo Hospital de Agudos. A la derecha, los albarelos de la botica](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/17/hospital-cardenal-salazar(2)-U35704037060HFb-278x329@abc.jpg)
Al quedar vacío se pensó como sede universitaria, primero ligada a la Universidad de Sevilla y posteriormente a la de Córdoba. La Facultad de Letras tal como hoy la conocemos, y en la que se funden el edificio histórico con modernas dependencias, tiene la influencia de las intervenciones de reforma y ampliación que allí realizaron posteriormente los arquitectos Rafael de La-Hoz, Jorge Chastang, Gerardo Olivares y Francisco Daroca y del legado contemporáneo que han dejado artistas como Juan Serrano o Miguel Gómez Losada.
Los encantos y atractivos del edificio son numerosos. Su plaza de acceso por ejemplo, perfumada por el fogón del vecino restaurante El Churrasco, o su portada monumental. También sus dos patios interiores y una gran escalera señorial, cubierta con una bóveda de cañón.
![Mural 'Atlas nocturna', de Miguel Gómez Losada](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/17/hospital-cardenal-salazar(4)-U86412463050FXI-760x427@abc.jpg)
Queda el recuerdo de las antiguas capillas en algunos de los actuales aularios y también la Botica, que se restauró hace una década y tiene el encanto de los viejos anaqueles con los frascos o albarelos de compuestos farmacológicos.
Entre sus leyendas son habituales la que dice que por las noches se escucha a los antiguos enfermos quejarse, la que habla de un niño fantasmal que corretea de noche por los pasillos o la que habla de una monja espectral.
![Vista de la plaza del Cardenal Salazar](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/17/hospital-cardenal-salazar(1)-U70877776008tYZ-760x427@abc.jpg)
En el viejo hospital pervive el recuerdo de sus forjadores, el cardenal y el arquitecto, y el aroma del viejo centro hospitalario. También por supuesto el recuerdo de los grandes intelectuales que le han dado vida en los últimos años con un claustro repleto de escritores, historiadores y pensadores como Cuenca Toribio, López Ontiveros, Aguilar Gavilán, Juan Bernier, Desiderio Vaquerizo, Pilar Moraleda, Gloria Santos, el jesuita Feliciano Delgado o Carlos Clementson entre muchísimos otros de ayer y de hoy.
También están ligados a esta facultad escritores de diversas hornadas como Fernando González Viñas, José Luis Rey, Juan Antonio Bernier, Francisco Onieva, Elena Medel o Estefanía Cabello, que hoy ejerce allí como profesora. Pocos sitios con tanta leyenda cultural, historiada y letraherida como esta vieja Facultad que se libró hace unos años del peligro de migración al Campus de Rabanales y que hoy se mantiene como uno de los pulmones vitales cotidianos de la Judería.
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