Borrasca laurence
La historia se vuelve a repetir con las viviendas del río en Córdoba: «Las casas se deben tirar y dar alquileres sociales»
Vecinos de zonas junto al Guadalquivir cuenta la angustia vivida por la crecida en las últimas horas
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La tregua de la lluvia deja una 'tensa calma' en Córdoba pese que el río sigue subiendo y los embalses no bajan el ritmo de desagüe

Cuando se abre la puerta de Villa Valen, en lugar de observarse un plácido panorama de mesas al fresco, zaguán con herramientas, perros jugando y barbacoas aguardando su uso, se puede ver una fila de bolsas de basura llenas de ropa para salvaguardarla, diversos ... enseres flotando, y una cantidad de agua que ya amenaza con entrar en la puerta de la casa. La villa se ha transformado en una de las once parcelas inundadas por la subida del río en Córdoba.
Está, en concreto, en la zona más afectada, la de Guadalvalle y Altea, donde una calle entera tuvo que ser desalojada en la madrugada del martes, al igual que una sola vivienda en el caso de El Carmen de la Ribera Baja, en Alcolea, barriada periférica que también tiene otra zona perjudicada, la de la calle Camino Veredón de la Barca, donde el agua entró en varios hogares.
Jóvenes madres llorando, grupos de vecinos expectantes, policía y bomberos llenan la calle más damnificada de la capital por las inundaciones, Las Tórtolas, en Guadalvalle. La calle entera fue desalojada por precaución, aunque a varios hogares se podía acceder perfectamente. No en la zona más cercana al río, donde, además hay algunas infraviviendas. Varios vecinos pasaron la noche en el coche. Era el caso precisamente de Elena, la propietaria de Villa Valen, que ya sufrió esta misma situación en 2010 y 2013: «En el 2010 la casa se tapó entera, ahora está empezando a entrar», apuntaba. «Metí toda la ropa en bolsas de basura y no pude llevármelas», cuenta.
Un hombre se acerca a la parte límite, antes de la zona inundada e impracticable. Explica que está enviado por su familia, pues es primo de uno de los propietarios de una casa de las más afectadas. Pero le prohíben el acceso. «Solo dejamos que algunas personas saquen algo urgente, pero impedimos en general que vuelvan, además de vigilar los posibles robos, mientras observamos también la subida del río», señalan a ABC Córdoba las autoridades allí desplegadas.

La casa de María Luisa está algo más arriba. Tiene 30 metros de fachada en la misma calle Las Tórtolas, aunque su puerta da a la calle Ruiseñor. «Ayer por noche [en alusión a la del lunes] había aquí más gente que en la calle Cruz Conde», declaraba con sentido del humor en referencia a la aglomeración que se produjo entre quienes salían, lo que esperaban a ver si les tocaba lo peor, los vecinos que venían a ayudar y los curiosos.
«En el 2010 no se veía el techo de ninguna casa, esta vez no creo que pase de donde está; la cuestión es que aquí no hay casas buenas, la parte más cercana al río se debería echar abajo y que diesen a su habitantes alquileres sociales», afirma.
«En el 2010, la casa se tapó entera. Esta vez metí la ropa en bolsas, pero no pude llevármelas», dice una vecina de Guadalvalle
Conversaciones donde se oyen nombres de embalses, interacciones entre ríos y cuestiones hidrográficas de toda índole, muestran que los moradores de Guadalvalle se han convertido con los años en expertos en la materia. En la cercana calle La Perdiz se observa otra casa inundada, pero por la lluvia, no por la crecida. Sería la número doce de la capital. El cercano río sigue justo en el punto de desborde, soltando agua tímida pero constantemente.
Camino de Alcolea, en la carretera, frente a la urbanización La Estrella, una casa anegada sirve ya de particular aviso. En la barriada periférica existen dos zonas problemáticas: la calle Veredón de la Barca y Carmen de la Ribera Baja. En la primera, que llega al Guadalquivir, el problema procede de su peculiar forma, con dos extremos cuesta arriba que dejan el centro como un valle. Y justo ahí hay pequeños y estrechos senderos que conectan con el arroyo Guadalbarbo. Cuando los dos caudales se «presionan» entre sí, el Guadalbarbo crece por esas callecitas, unas públicas y otras dentro de propiedades particulares, como las de Ramona y su sobrina, y Pedro.
Visita del alcalde
«El río va muy subido y hace tapón con el arroyo, así que a mi sobrina ya se le ha inundado el sótano y tiene que estar achicando con las bombas», cuenta Ramona. Pedro y su familia han subido los muebles a la planta de arriba, ya que el río ha inundado el solar donde tienen herramientas y un cobertizo. «Ahí tenemos la ventana de la casa, por donde entró agua hace tan sólo dos años». Otro vecino, Ramón Fernández, señala un buzón situado, como mínimo, a metro cincuenta del suelo: «hasta aquí llegó en el 2010», rerdobaba.
El alcalde, José María Bellido, hace acto de aparición en la calle, acompañado de los concejales Daniel García-Ibarrola (presidente de Emacsa) y Jesús Manuel Coca, responsable este último del área de Seguridad. Tras charlar amigablemente con algunos vecinos y ser increpado por otros, se desplaza a Carmen de la Ribera Baja, donde el río hizo desalojar una casa. «Han tenido unos días para soltar el agua de los embalses, y ahora lo están haciendo de golpe, no sabemos por qué, y menos mal que los de Jaén no están soltando», declaraba Fermín, vecino muy cercano a la zona a la que llegaba el agua.
Recordaba cómo el agua alcanzó el 1,40 en el 2010. A partir de ahí, su vivienda y otras adyacentes cambiaron las vallas metálicas por gruesos y altos muros. Por su parte, el concejal de Seguridad confirma que el río creció más de metro y medio con respecto a la noche anterior. «Todo parece indicar que habrá mejoría, estamos pendientes de desembalse del Navallana que, unido al caudal alto del Guadalquivir, son lo que pueden generar incidencias, por lo que estamos preocupados», aseguró
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