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Entrevista

Herminio Trigo: «Mis 'Memorias' cuentan una época de cambios y quién los hizo posible»

política

El exalcalde entre 1986 y 1995 hace balance de su larga trayectoria política en un libro

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Félix Ruiz Cardador

Córdoba

La literatura política cordobesa se amplía con la llegada a las librerías de las 'Memorias políticas' del exalcalde Herminio Trigo (Almuzara). Con un lenguaje preciso, el exregidor narra su entrada en política, los años municipales y su salida de la misma tras la condena por prevaricación.

-Ha tardado más de dos décadas en escribir sus memorias.

-Es cierto que al salir del Ayuntamiento quería escribirlas, pero después me di cuenta de que era incapaz siquiera de pasar por la puerta del edificio. El desánimo enfrío la idea. Me dediqué a otros proyectos, pero cuando me jubilé lo retomé. Comencé a buscar papeles y a organizar lo que quería contar. Pienso que la etapa que estuve en el Ayuntamiento supuso un cambio importante, que muchos jóvenes de hoy desconocen. No saben lo que pasó con la Estación del AVE o con el Gran Teatro. O por qué está el Palacio de Deportes allí o cómo estaba el viejo estadio del Arcángel. O los problemas que tenía la Feria. Pensé que mis memorias podían ser un libro sobre la historia de la Córdoba de ese periodo y sobre la gente que lo hizo posible.

Antes

Después

Imagen después - En la firma del acuerdo de Renfe y durante la entrevista
Imagen antes - En la firma del acuerdo de Renfe y durante la entrevista
En la firma del acuerdo de Renfe y durante la entrevista Archivo municipal y valerio merino

-Los primeros capítulos hablan de forma somera sobre su familia y su juventud.

-Hay una componente personal y otra del entorno social. Yo vengo de una familia rebelde, especialmente mi madre, y ese temperamento me influyó. De niño acepté el mundo en el que vivía, la Iglesia o el Frente de Juventudes, al que pertenecí. Y no por mi padre, pues él tenía muy pocas creencias políticas. Cuando crecí descubrí que me faltaba algo, porque empecé a creer más en los razonamientos que en la fe. Estudié Magisterio y al concluir decidí que no podía vivir así. Cuando ocurre eso encuentras un gran vacío. Es una sensación de caerte y es dura. Fue en Montilla, pues allí estuve destinado, donde el profesor Rafael Balsera del Pino nos descubrió que había otro mundo posible. Otra realidad: libertad y democracia. Me cambió el enfoque de la vida.

-En Montilla coincidió también con un joven Julio Anguita.

-Sí, y al principio la relación con Julio era de amistad. Nuestras familias tuvieron una estrecha relación. Veraneábamos juntos y había gran complicidad. Los dos éramos iguales en cierto modo, procedentes del Frente de Juventudes. Y los dos descubrimos a la vez esa otra realidad. La relación cambió con el tiempo, pues cuando Julio llegó a la Alcaldía tuvo otras relaciones. La amistad se mantuvo, pero la complicidad se enfrió, aunque en los últimos años pudimos reencontrarla. Ya jubilados ambos quedábamos y volvíamos a coincidir en muchos análisis. También en el desencanto. Hasta el último momento mantuvimos la complicidad.

-Cuenta en sus Memorias que cuando llegaron al Ayuntamiento no había ni siquiera una sede física digna.

-El Ayuntamiento estaba en el esqueleto. Se había paralizado la gestión, estaba todo por hacer. No se podían hacer cosas ya que no había dinero, pero había que hacerlas porque la población que nos había votado nos lo había pedido. La gente demandaba pavimentación, alcantarillado, agua o luz y tenía esperanza en el cambio. Lo había votado. No nos quedó nada más que una salida: explicar la situación. A pesar de esas dificultades, comenzamos a trabajar y a realizar transformaciones. Pero había muchísimos frentes abiertos: Aucorsa que era privada y había quebrado, el Gran Teatro que se hundía, la zona de la Estación con los peligrosos pasos a nivel... Buscamos recursos como pudimos.

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Imagen después - En la presentación del fallido puente de Calatrava y en la actualidad
Imagen antes - En la presentación del fallido puente de Calatrava y en la actualidad
En la presentación del fallido puente de Calatrava y en la actualidad Archivo municipal y valerio merino

-El capítulo más largo de su libro es el dedicado a la Estación del AVE.

-El problema que nos interesaba resolver era el de la comunicación Norte-Sur. Había un proyecto previo que soterraba las vías, pero nosotros, incluso desde la clandestinidad, luchamos por el aprovechamiento que se hacía del suelo. El gobierno franquista aprobó un plan especial donde Renfe gestionaba todo el suelo y masificaba todo aquello. A partir de ahí fue una larga batalla. Primero porque la UCD defendía el proyecto anterior y luego porque el PSOE, que había estado de acuerdo con nuestra propuesta, cambió de posición cuando llegó al Gobierno central. Yo en este tema, como en todos, nunca pensé en rentabilidad electoral, sino en resolver problemas.

-¿De qué modo influía tener un gobierno del PSOE en el Gobierno central y la Junta y un gobierno de IU en Córdoba, lo que se ha llamado «anomalía histórica»?

-El PSOE nunca admitió que la Alcaldía de Córdoba no fuese suya. La anomalía creo que surge en parte del inicio, de cuando el PSOE se unió con el PSP de Tierno Galván. El pacto que alcanzaron señalaba que el candidato en Córdoba tenía que ser del PSP, y eso impidió que el cabeza de lista fuese Joaquín Martínez Bjorkman, que era la persona que tenía verdadera influencia social. Fue Antonio Zurita. En la segunda convocatoria trataron de rectificar, pero Julio estaba ya lanzado. Vieron la oportunidad más adelante cuando Anguita dimitió, conmigo ya como cabeza de lista, pero tampoco lo consiguieron. Eso dio lugar a muchos problemas. La Estación se resolvió por la proximidad de la Expo, pero el PSOE agotó hasta el último momento.

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Imagen después - Anuncio de la dimisión tras la condena y una imagen actual del exalcalde
Imagen antes - Anuncio de la dimisión tras la condena y una imagen actual del exalcalde
Anuncio de la dimisión tras la condena y una imagen actual del exalcalde ABC y valerio merino

-Usted llegó a la política desde la gestión cultural. ¿Cómo fue?

-La cultura en Córdoba estaba ausente. Había artistas y escritores, pero no espacios. Creo que empezamos creando la necesidad de la cultura, unas condiciones que no existían. Entonces se pensaba que dedicar dinero a la cultura era desperdiciarlo e incluso hoy se piensa. El gran objetivo era recuperar el Gran Teatro y Julio Anguita me encargó el proyecto. Logramos el teatro, el coro y la Orquesta. Además, tuvimos un gerente magnífico, que era Francisco López.

-Fue la contratación de López como funcionario interino la que supuso su dimisión, al ser inhabilitado. En el libro lo relata como una persecución del PP.

-Porque fue así. Como ganaba las elecciones, me intentaron echar de otra manera. Y no lo digo yo, sino que me lo han contado personas muy importantes del Poder Judicial. Ellos me dijeron que yo no había prevaricado, sino que habían prevaricado conmigo. Hacía tres meses que se había terminado la Estación y los sondeos de opinión nos daban de nuevo la victoria. Al final lo lograron y el siguiente alcalde fue del Partido Popular. Yo no tengo nada contra el poder judicial pero sí contra sus miembros que se prestan a ser manipulados.

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