Time Lapse
Manuel Román: mandar, templar... y parar
Las prisas, la feroz competencia, la soledad, las expectativas, la lucha interior... Los otros toros
No debe ser nada fácil querer ser torero hoy frizando los veinte años. Tanto por las aristas y exigencias del mundo del toro. Como por la sociedad presente que hay fuera para un chaval de esa edad. En esa encrucijada, Manuel Román, el novillero ... con cara de niño que había sacado del letargo y la apatía a la afición taurina de Córdoba con sus maneras, dijo ayer por redes sociales que deja el toreo, superado por «las circunstancias» y la «moral». Las prisas por hacer un torero que Córdoba reclamaba a gritos. La dureza de la competencia feroz en un momento de repunte taurino en el escalafón de plata. Las expectativas. Los altos costes y sobrecostes. La soledad. La lucha interior. Justo cuando en su primera temporada de novillero se encontraba entre los mejores y se esperaba un cierre notable de la misma...
Hace unas fechas era el mismísimo Morante de la Puebla quien aparcaba los trastes en un hasta luego que no ha tenido trazo largo en el calendario, finalmente. Y hace años José Tomás, en el cima absoluta y convertido en un icono de masas, cogió las de Villadiego para refugiarse en el campo y hacer apariciones esporádicas que hoy ni siquiera ya se producen. Y como ellos, otros nombres con más o menos brillo que han ido diluyéndose por similares factores.
Mandar y templar, mandamientos del toreo, se consuman en saber parar muchas veces. Parar ante la adversidad de una lidia, ante la presión del entorno en plena efervescencia del triunfo y en un ejercicio de honestidad absoluta que es lo que ha hecho este muchacho de Santa Marina, probablemente, tras haberlo masticado durante las últimas fechas en una dolorosísima decisión para quien desde que cogió una muleta en la Primera Comunión ya quería ser torero. Así se lo decía a sus profesores y así lo somatizó en un trance para el que no es fácil estar preparado. Y así lo ungió el V Califa en una portada de ABC en la que le daba una simbólica alternativa a cotas mayores.
La noticia ha sido un bajonazo en toda regla para las ilusiones despertadas en Córdoba. Una prueba de reflexión para todos. Y, por supuesto, el deseo de que la ilusión vuelva a Manuel algún día. Sin prisa.
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