pretérito imperfecto
Del gremio al lobby
Esta semana ha sido reelegido Antonio Díaz, por tercer mandato consecutivo, presidente de la CECO
Hubo un tiempo en que la patronal cordobesa respondía a un esquema horizontal de gremios demasiado sometidos a su génesis feudal. Joyeros, plateros, tenderos, carpinteros, personas del campo o los promotores -que estaban, sin aparecer-, junto a algunas excepciones, labraban la colmena. La representación ... era cuestión de adhesiones inquebrantables que se volcaban en un instrumento con fines corporativos por el bien de quienes crean realmente riqueza; aunque también se sometía a una deriva de influencia política encapsulada que salía del terreno natural en el que un señor se juega los cuartos, pierde o gana dinero, crea puestos de trabajo con dos dígitos, se arremanga en el diálogo social e intenta que le perjudiquen lo menos posible ciertos poderes. Todo ello en una ciudad con arquitectura civil comunista solidificada tras décadas de catecismo institucional donde a un lado estaban los buenos y al otro, los depredadores con puro y taco -curiosamente se forjó entonces una clase empresaria 'tovarich' paralela- a los que toda traba era insuficiente.
El acorazado método no sucumbió a los intentos denodados de otras siglas políticas para meter sus manazas en el perol. Esa Córdoba feudal y populista, como decía, se dio de bruces con la crisis financiera e inmobiliaria de 2007 y la herramienta patronal empezó a notar la desbandada, el impago de cuotas, la decepción por la ausencia de sentido corporativo o los problemas directos del instrumento tras enfangarse en grandilocuencias. Sálvase quien pueda.
Esta semana ha sido reelegido Antonio Díaz, por tercer mandato consecutivo, presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO). No se sabe muy bien si primero estaba Antonio Díaz y luego llegaron los empresarios a esta ciudad. Lo cual le hace presente en aquella etapa de tinieblas medievales pero como un eslabón más de una cadena atada en corto. Pero tal vez por ello, por sus habilidades indiscutibles, su saber estar y su moderación absoluta; su conocimiento del ecosistema y su experiencia gestora en los peores momentos, ha conseguido de manera discreta y eficiente darle la vuelta al candado. Abrirlo y convertir aquella gris sala de confidencias en un lobby abierto en el estricto sentido anglosajón o 'bruseliano' de la palabra.
Sigue habiendo gremios, pero lo que hay, sobre todo, son empresas. Medio millar de asociados (multiplicados por miles de empresarios o autónomos integrados) a los que ha retenido e introducido a fuego, puerta a puerta, como quien vende un seguro de cobertura real. Ha sabido aglutinar y que hosteleros, comerciantes, fabriles, agroalimentarios, tecnológicos o artesanos... vean en la CECO una herramienta útil que les ayude e influya sin querer jugar a mayores pretensiones. Respetando, y siendo respetado. Jugando su rol en la estrategia de la ciudad (véase la Base Logística y otros ejemplos) y sin una palabra altisonante. No creo que acabe este mandato. Puede que se dedique, en parte, a buscar un recambio que sepa estar a la altura. Y a mirar hacia atrás, que nunca es un mal ejercicio.
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