Pretérito Imperfecto
Córdoba Levante
Levante se ha ido poblando de expectativas intactas o realidades a medias que no hallan sitio
El año 2024 se avecina en Córdoba cargado de obras que son amores y no pocas razones para la dirigencia política. Es una mezcla de desatasco a proyectos encapsulados durante muchos años con nuevas actuaciones de enjundia que tienen en la Base Logística del Ejército de Tierra ... el estilete y el faro. El listado es largo y se incardina en la cultura, la seguridad, el comercio, la movilidad -con alguna ausencia notable que empieza a convertirse en un expediente X-, el agua y la incesante expansión residencial de Poniente, donde se empiezan a poner los cimientos de otro nuevo barrio con miles de viviendas en puertas que tira irremisiblemente de la ciudad hacia el oeste. Sin embargo, esta inercia urbanística y empresarial está dejando desaliñada a la otra gran parte de Córdoba sobre la que la estrategia parece llevar otro ritmo cansino.
Mucha fue la literatura que se volcó sobre el punto de fuga de la antigua N-IV hacia Alcolea, las potencialidades del campus universitario de Rabanales, la mayor huella de servicios en Las Quemadas y la reconversión de barrios como Fátima y Levante en torno a grandes zonas verdes, anillos circulatorios, rondas y viejos suelos como los de la prisión. Hasta una parada del fantasma Cercanías sobre la que ADIF sigue jugando al despiste. Sin olvidar la gran franja de terreno de la Cerca de Lagartijo y las miles de viviendas que componían un gran barrio que sellaba esas distancias que parecían insalvables. La 'Ciudad de Levante' sobre la que hubo recintos feriales, estadios para el Córdoba CF -una idea que ahora se retoma para la Ciudad Deportiva del club por aquellos lares- y un intento de concentrar a residentes vinculados al Ejército -cuando aún no existía la Base Logística- y estudiantes que fueran capaces de sentir el páramo de Rabanales como un hogar -algo que sigue siendo una auténtica quimera-. Las matemáticas inmobiliarias quieren bajar cargas y costes y los rectores del compás no parecen tenerle mucho cariño a romper este molde.
Levante se ha ido poblando de expectativas intactas o realidades a medias, mientras que Poniente se ha ido llenando... de viviendas a las que, por cierto, habrá que ir dotando de equipamientos. La entelequia de la tecnópolis de Rabanales 21 ha sobrevivido en el alambre y ha logrado sacar la cabeza a flote con el macroproyecto militar que ha traído de la mano a una de las empresas más fuertes en el sector para implantarse en las yermas lomas del parque empresarial. No hace mucho asistimos a otra propuesta tecnificada sobre las ruinas del viejo recinto ferial San Carlos. De nuevo con las miras puestas en la Base 'General Varela' y la industria 4.0, pero aún sigue en la edad virgen de la infografía, ese virus constante en el metabolismo de la nueva Córdoba. Y para completar el 'monopoly' sobrevuelan los grandes proyectos comerciales que siempre señalaron con dedo firme a esta zona oriental (de nuevo la frontera del campus y Las Quemadas) y algún enlace crucial desde la autovía perdido en la burocracia... Levante también pide su sitio.
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