Tribuna Libre
Los Fernández de Córdoba, cuna de la nobleza española
Desde la conquista de Córdoba, este linaje ha estado siempre presente en las grandes hazañas de nuestra patria
Los misterios y claves de la increíble y colosal Córdoba romana
![Castillo del Gonzalo Fernández de Córdoba, el 'Gran Capitán', en Montilla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/22/castillo-gran-capitan-RPP6cmNyDNHgyxPZ0FyVwQJ-1200x840@abc.jpg)
Sin miedo a equivocarnos en demasía podríamos decir que son muy pocas las familias y casas ilustres españolas que no llevan en sus venas el apellido Fernández de Córdoba. Desde la conquista de la antigua capital del Califato, este linaje ha estado siempre presente en las principales hazañas de nuestra patria; primero en la Península, más tarde en las Américas, en las guerras de Italia y Francia o en otros acontecimientos.
El linaje tiene su origen tras la conquista, al emparentar las familias de dos famosos conquistadores de Córdoba: Domingo Muñoz, el 'Adalid', general de los ejércitos del rey San Fernando; y Nuño Fernández de Temes, noble procedente de Lugo. El primero de ellos fue el héroe que, ante el asombro de los musulmanes, consigue abrir brecha y colarse en la Axerquía de Córdoba con un grupo de almogávares. Dicen que el escudo de armas que hasta ahora traen los Fernández de Córdoba (tres fajas de gules sobre campo de oro) recuerda aquella gesta, simbolizando las fajas y la escala que apoyó en las murallas y el color de éstas (gules, que es rojo), como la sangre derramada. Aunque con ciertas dudas, se mantiene que el adalid tuvo una hija, doña Ora, que casó con Fernán Núñez, hijo del otro conquistador antes citado, en cuya descendencia queda establecida la Casa de Córdoba con el primero de sus hijos: don Alonso Fernández de Córdoba.
Generación tras generación, esta familia irá creciendo y haciéndose cada vez más fuerte y poderosa, surgiendo de su seno distintas casas nobiliarias: la casa matriz, que es la de los señores de Aguilar y marqueses de Priego; la del conde de Cabra, la Alcaide de los Donceles, después marqués de Comares; o la de los señores de Montemayor y Alcaudete.
![Imagen - «La casa matriz, que es la de los señores de Aguilar y marqueses de Priego; la del conde de Cabra, la Alcaide de los Donceles, después marqués de Comares; o la de los señores de Montemayor y Alcaudete»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/22/conde-cabra-U06018137477pyI-170x170@abc.jpeg)
«La casa matriz, que es la de los señores de Aguilar y marqueses de Priego; la del conde de Cabra, la Alcaide de los Donceles, después marqués de Comares; o la de los señores de Montemayor y Alcaudete»
Por desgracia, de tanta grandeza no queda rastro material en Córdoba pues sus casas principales fueron sucumbiendo con el paso del tiempo. Así, desapareció la llamada 'Casa Águila', situada en lo que hoy es el bulevar del Gran Capitán, en San Nicolás de la Villa. En aquella mansión vive y se cría el gran Alonso de Aguilar. Batalló como ninguno a los moros de Granada y plantó cara a los distintos monarcas hispánicos, como también años después su hijo desafiaría al mismo rey Fernando el Católico quien por su conducta lo castiga con el derribo de una de sus principales fortalezas: el castillo de Aguilar.
Complot antisemítico
Toda esa rebeldía mucho tiene que ver con la rivalidad entre don Alonso de Aguilar y su tío el Conde de Cabra, en aras a lograr el poder de facto de la ciudad de Córdoba. Esta situación empujó al resto de las familias nobiliarias de la ciudad a tomar partido por uno de los dos bandos enfrentados a finales del siglo XV: los 'aguilaristas', protectores de los judeoconversos y los 'cabristas', donde se incluía el obispo de Córdoba, familiar a la sazón del conde de Cabra.
Será precisamente la noticia del nombramiento de don Pedro de Córdoba y Solier como sucesor de la mitra obispal lo que haga estallar en cólera al de Aguilar, atreviéndose este último a asaltar e incendiar el palacio episcopal, 'encastillar' la Catedral, antigua mezquita, y desterrar al obispo. No contento con lo anterior, y puesto que previamente su tío el conde le había arrebatado el Alcázar de Córdoba, don Alonso secuestra a dos hijos de aquél, los ata en posición fetal, monta catapulta frente al alcázar y da un ultimátum al conde: o rinde la fortaleza o sus hijos serán utilizados como munición y estampados contra la fortaleza. El conde no quiso sacrificar a sus vástagos y firmó capitulaciones.
Años después, aquel alcázar servirá de refugio a los conversos tras el llamado incidente de la Cruz del Rastro de 1473, pues cuando el pueblo de Córdoba enloqueció de odio y fue a quemar las casas de aquellos, el noble los protegió allí, evitando más muertes. Dicen que aquel complot antisemítico se fraguó en las casas del Conde de Cabra, que se conservan parcialmente en el interior del convento de San Rafael o Capuchinas. El claustro del Magnolio o el salón del Conde, excelsos.
![Capitel y espadaña en el patio del convento de Capuchinas en Córdoba](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/22/convento-capuchinas-cordoba-U22263308426AaJ-624x350@abc.jpg)
Estos espacios serían idóneos, ahora que vamos a tener base logística del Ejército, para rendir tributo al Gran Capitán, don Gonzalo Fernández de Córdoba que, aunque perteneciente a la casa de Aguilar, sus descendientes (duques de Sessa) fueron quienes heredaron el edificio en los años siguientes. Pero Montilla se ha adelantado a la capital con un museo dedicado a este grandioso personaje que antes de coger las armas, intentó ingresar como monje en San Jerónimo de Valparaiso.
De cualquier forma, siempre nos quedará el recuerdo de que las casas del Conde de Cabra sirvieron de prisión a los moriscos traídos del reino de Granada tras la rebelión de las Alpujarras. Algún tiempo después, éstos serán reubicados en barrios como Santiago y Santa Marina, donde hasta hoy se conserva la calle de los Moriscos.
Batalla Boabdil
Nada ha quedado, sin embargo, de las casas del alcaide de los Donceles, después marqués de Comares, situadas en las partes traseras de la Casa Águila y convertidas siglos más tarde en el convento de San Martín. No obstante, permanece en la torre de San Nicolás un bajo relieve esculpido en caracteres góticos que dice 'Obediencia' y que nos trae el recuerdo del enfado del citado alcaide por el ruido que hacían los albañiles que trabajaban en aquella torre frente al balcón de sus casas mayores.
Tras escuchar la altanería del alcaide y sus quejas, el obispo no ordenó que cesara el ruido, sino que pidió al cantero que grabara aquella palabra para que la contemplase a diario aquel Fernández de Córdoba. La alcaidía de los Donceles era una dignidad que hacía referencia a un torreón situado junto a la plaza de la Magdalena, y que servía de prisión a hijos de los nobles, a los que decían 'donceles'.
![Imagen - Los Reyes Católicos, ante la falta de acuerdo, pues ambos nobles se atribuían el mérito, tomaron una solución salomónica: las banderas ganadas al conde, algunos enseres personales, al alcaide](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/22/condes-cabra-U66861785628OLU-170x170@abc.jpeg)
Los Reyes Católicos, ante la falta de acuerdo, pues ambos nobles se atribuían el mérito, tomaron una solución salomónica: las banderas ganadas al conde, algunos enseres personales, al alcaide
Otro hecho heroico es la captura del rey Boabdil en la batalla de Lucena. Pasó desapercibido en un principio para sus captores, pues cuando el 'rey chico' fue derribado del caballo en el fulgor de la batalla, logró encontrar refugio y cambiarse de ropa, vistiéndose como soldado raso. Cual fue la sorpresa cristiana, que al introducir a aquel soldado en el recinto repleto de moros presos, todos se arrodillaron ante su presencia, con la que descubrieron a su rey.
Compartió los méritos de esta captura el Conde de Cabra. Los Reyes Católicos, ante la falta de acuerdo, pues ambos nobles se atribuían el mérito, tomaron una solución salomónica: las banderas ganadas al conde, algunos enseres personales, al alcaide. Además, concedieron a ambos el privilegio de modificar sus viejos escudos, añadiendo al primitivo el torso de Boabdil atado con una cadena al cuello, circunstancia que en tiempos recientes ha dado cancha a algunos individuos para protestar por estas «pinturas y símbolos racistas en el interior de la Mezquita de Córdoba», donde ambas familias tienen enterramiento y capilla. En fin…
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