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Economía

Las empresas digitales de Córdoba invierten 250 millones en 10 años

El pujante sector ha transformado el ecosistema empresarial y da trabajo ya a 2.500 personas. No todas las compañías logran triunfar en un mercado global muy competitivo

Una mujer pasa por delante de la aceleradora de empresas El Patio de Córdoba, un centro de colaboración público-privado para apoyar a las startup en su arranque Valerio Merino
Rafa Verdú

Rafa Verdú

Córdoba

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Las empresas digitales no son el futuro, sino el presente. Surgidas hace apenas diez o quince años al amparo de la última revolución tecnológica, íntimamente ligada a la información y la comunicación, hoy están presentes en prácticamente todos los sectores de la economía cordobesa, desde el campo hasta la informática, la seguridad o la relación con las administraciones. Son las empresas que pueden colocar a una ciudad en el mapa económico global o, en el peor de los casos, dejarla fuera.

En la provincia de Córdoba se calcula que existen más de 350 empresas de este tipo, que dan trabajo a 3.500 personas y han invertido 250 millones de euros en un corto periodo de tiempo; casi tanto como lo que supondrá la Base Logística del Ejército, pero este sector no se detiene ahí.

Las cifras son una aproximación razonable a la realidad, ya que no hay estadísticas oficiales sobre los negocios digitales. Las ha elaborado Corduba Tech, una asociación de nuevo cuño (fue presentada en octubre de 2022) que engloba a 27 empresas de base tecnológica. «Estamos en una fase muy incipiente. Aún queda mucho por hacer», asegura Emilio Olmo, cofundador del colectivo junto a otros emprendedores cordobeses.

El uso de la tecnología y de los recursos digitales no basta para considerar a una empresa como de base tecnológica. De hecho, hoy en día prácticamente todas las empresas emplean equipos informáticos o algún tipo de tecnología más o menos avanzada. Covap o Cunext, por citar dos grandes conglomerados de la provincia, aplican los últimos avances en su producción, pero no por ello son empresas de base tecnológica. La «transformación digital» que promueven las administraciones y el sector privado, como fórmula de adaptación al mercado actual, tampoco cambia su esencia ni su modelo de negocio.

Empresa de base tecnológica vs startup

Para formar parte de este selecto grupo, la compañía debe tener la tecnología digital como base, bien por usarla para la comercialización de los productos (Piensos y Mascotas, por ejemplo) o porque su oferta en el mercado sea un bien exclusivamente digital (como la ciberseguridad de GrayHats, empresa de la que Olmo es también fundador). El creador de Corduba Tech las define así: «Son las empresas que ayudan a otras empresas e instituciones a transformarse digitalmente y a crecer. Tienen una enorme permeabilidad entre todos los sectores económicos». Hay varios factores que explican su crecimiento exponencial. «Las nuevas tecnologías, la financiación europea, la necesidad de nuevas soluciones innovadoras para una sociedad cambiante y la globalización son palancas que han hecho fomentar un auge importante de este tipo de empresas», aclara el empresario.

En los últimos años se ha difundido el término «startup», un anglicismo que literalmente significa «puesta en marcha». Sin embargo, el término alude exclusivamente a un modelo de empresa concreto, en el que el objetivo es crecer muy rápido y obtener beneficios en poco tiempo, frene al planteamiento más conservador de las pymes tecnológicas tradicionales.

Según Emilio Olmo, las diferencias entre una start-up y una empresa de base tecnológica (EBT) «son bastantes, empezando por la cultura. Las startup suelen ser más ágiles y emprendedoras, mientras que las EBT suelen tener una cultura más establecida y jerarquizada. Además, podríamos hablar de diferencia en asuntos como la financiación, enfoque o escalabilidad».

Este último concepto alude a la capacidad de una empresa para seguir cubriendo una demanda creciente sin tener que incurrir en excesivos nuevos gastos. Un ejemplo sirve para ilustrar la ventaja competitiva de la escalabilidad. Imaginemos una tienda física de cualquier producto que revoluciona el mercado. Si quiere vender 10 veces más, tendrá que contratar a más dependientes y quizás ampliar el almacén. Tendrá más ingresos, pero también más gastos. Por contra, una tienda online desde el principio estará preparada (o debería estarlo) para vender 10 ó 10.000 ejemplares de cualquier producto. También tendrá más gastos, pero ese incremento será mucho menor que en el caso anterior. Es más escalable porque puede atender una mayor demanda con menos recursos.

¿Cómo se financia una startup?

Las startup, además, requieren de una gran cantidad de dinero para empezar a funcionar, y los jóvenes empresarios no suelen disponer de liquidez; los bancos tampoco son proclives a financiar aventuras empresariales de riesgo. El estudio 'Mapa del Emprendimiento 2022' de South Summit -una plataforma de seguimiento y conexión para startup- revela que las entidades financieras sólo aportan el 1 por ciento del capital de estas empresas en España. Amigos y familiares de los fundadores son otra de las patas de las startup en sus inicios y se quedan el 18% de los fondos. Los fondos propios, no obstante, son la parte del león, con un 46% del monte total.

Una alternativa, muy presente en el sector, son las aportaciones externas, los conocidos inversores. Son financieros que arriesgan su dinero a cambio de un porcentaje, más elevado que en un préstamo convencional, de los beneficios, por lo general sin preocuparse de la gestión. Si la empresa triunfa, los inversores ganarán dinero en grandes cantidades; si fracasa, perderán su aportación.

La inversión en una startup es una apuesta de alto riesgo que tiene inconvenientes también para los fundadores y la propia ciudad de acogida. La descentralización puede hacer que la empresa termine radicada en cualquier otro punto del mundo, en función de los intereses de los inversores. Lo advierte Félix Almagro, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Córdoba: «No es bueno vender desde el primer momento, sino esperar y luego decidir si hay que ir a por financiacón privada o pública. Eso permitiría centralizar un poco más».

Las startup tienen prisa por ganar el mercado, mientras que una empresa de base tecnológica se lo toma con más calma. Eso hace que las primeras tengan que asumir más riesgos, y también más fracasos. El 'Mapa del Emprendimiento' indica que el año pasado el 40 por ciento de las startup del país no tenían ningún ingreso, y ello a pesar de una mejora de 11 puntos en el baremo con respecto al año previo.

Sólo un 18 por ciento afirma haber alcanzado el Ebitda positivo, es decir, que ha generado beneficios después de pagar todos los impuestos. Otro 32% esperaba alcanzar ese punto en un año. Así las cosas, no es raro que otros análisis apunten a que el 90 por ciento de las startup terminan fracasando en un plazo máximo de tres años. Quienes superan ese umbral tienen más posibilidades de triunfar.

Quizás por eso en la nueva asociación Corduba Tech hay pocas empresas que puedan considerase startup. Emilio Olmo sostiene que «la mayoría de las empresas que se han querido ligar a esta comunidad son EBT convencionales, empresas con una larga trayectoria profesional y consolidadas en nuestra ciudad y fuera de ella. Aunque también tenemos startups con proyectos innovadores interesantes y con una proyección y escalabilidad muy potente».

El perfil del emprendedor tecnológico

Suelen ser los jóvenes universitarios quienes montan una startup. Según el 'Mapa del Emprendimiento', la media de edad de los socios en España es de 33 años y prácticamente todos (el 97%) tiene un título superior. Fallan, sin embargo, en la integración, ya que el 80% de los fundadores son hombres.

La juventud aporta valentía empresarial pero también un cierto desapego a las formas de hacer las cosas tradicionales. Quienes aún están lejos de los 40 prefieren trabajar a su manera. Por eso en el mundo de la economía digital el asociacionismo no forma parte de la cultura empresarial. Corduba Tech tiene una penetración de menos del 10% en el sector, aunque es un colectivo de reciente creación. En AJE su presidente reconoce que los jóvenes que entran en la economía digital «no están mucho en el mundo asociacionista».

Esa independencia puede terminar siendo un lastre para las empresas cordobesas del sector a medio plazo. El crecimiento exponencial de las empresas digitales ha provocado «una visión empresarial muy lienal y poco transversal», explica Olmo. Una excesiva atomización es un hándicap para competir con las grandes empresas tecnológicas en los contratos que surjan de la Base Logística del Ejército, buena parte de los cuales tendrán que ver con el mundo digital. Pero Defensa quiere equipos grandes para grandes proyectos. «Si somos capaces de articular una colaboración entre empresas del mundo digital, entraremos en el juego de la Base Logística; si no, muchas nos quedaremos fuera», advierte para finalizar el confundador de Corduba Tech.

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