Patrimonio

(En vídeo) La casa por el tejado: viaje a la construcción de la maqsura de la Mezquita-Catedral de Córdoba

Los trabajos recién comenzados en las cubiertas revelan las soluciones para mantener las bóvedas

La maqsura de la Mezquita-Catedral de Córdoba inicia su restauración tras una década de estudios

Un operario trabaja en una de las cúpulas de la maqsura de la Mezquita-Catedral de Córdoba Valerio Merino

En esta ocasión empezar la casa por el tejado no es signo de desorganización, sino de previsión. Lo dice Gabriel Rebollo, uno de los arquitectos conservadores de la Mezquita-Catedral de Córdoba, al visitar el comienzo de la obra de restauración de las ... cúpulas de la maqsura, la gran joya del monumento.

En las obras promovidas por el Cabildo Catedral después de años de estudio, la casa se ha empezado por el tejado porque el inicio es la reparación de las cubiertas, lo más alto de todo. Eso evitará «goteras y humedades» que después afectarían a las siguientes fases, así que es lo más recomendable. El trabajo en el tejado se hace, y a la vez proporciona información, como pasa en un edificio con una historia tan rica.

Lo primero que se ha hecho, como estaba previsto, es quitar todas las tejas de las cubiertas, y allí se ha encontrado también lo que se esperaba: la cubierta de madera que deja en medio un espacio, entre las tejas y lo que sostiene las bóvedas que debajo causan la admiración de los visitantes.

«Debajo se ven las bóvedas de arcos cruzados, pero al ser las cubiertas tan irregulares hubo que hacer un elemento para colocar las tejas. En época islámica ese elemento sería probablemente de viguetas de madera, pero alguna de las restauraciones de época cristiana la quiso sustituir por miedo al fuego y a la pudrición», explicó Gabriel Rebollo.

La solución fue colocar unos tableros de ladrillo, que fueron distintas en cada una de las tres cúpulas. Sobre esas habrá que colocar ahora las tejas, con distintas curvaturas. Las bóvedas se encuentran en buen estado, como se ha comprobado, y se mantendrán tal y como están.

Sí que se harán una serie de reparaciones y limpiezas, para recuperar lo deteriorado. Después se cubrirá con teja, y «en lo posible con las que se han encontrado», para mantener así al máximo lo original. No es raro perder entre un 25 y un 30 por ciento por mal estado de piezas concretas, pero se sustituirán por otras similares.

En el interior se han abierto una serie de agujeros para entrar y para examinar la zona y comprobar que las hipótesis con las que trabajaba el equipo de restauración son ciertas. Por ejemplo, que en la bóveda aparecían unos anillos de madera que son de la primera época, es decir, de la construcción por orden del califa Alhakén II.

Así lo termina el estudio dendrocronológico, el que estudia las épocas de la madera, y que muestra que son de la misma época que otras maderas originales ya identificadas. Son útiles para el conocimiento porque son la solución que se empleó para la construcción de la bóveda.

La solución de la cadena

«Las bóvedas tienden a abrirse, y para impedir que lo haga hay dos maneras. O bien se ponen unos contrafuertes en muros muy grandes o bien algo como un cinturón, lo que los arquitectos llamamos una cadena», que es algo que fortalece el núcleo. Los arquitectos de Alhakén II lo hicieron así y la solución fue la adecuada a juzgar por cómo se ha mantenido más de mil años.

Las maderas se han tratado además con productos para la protección frente a los xilófagos, que son algunos de los grandes enemigos. «Tienen ataques, pero no son preocupantes, y se reforzarán si son así», dijo Gabriel Rebollo. La idea del Cabildo es acometer con mucho esmero todos los trabajos, incluso aunque no esté a la vista.

El criterio es mantener las cosas tal y como han llegado, y por eso Gabriel Rebollo señaló a una estructura que hay sobre la cúpula occidental. Se sospecha que tuvo una igual la oriental, de forma que sólo la central tendría el aspecto actual. Al no haber evidencias, continuará como está.

Gabriel Rebollo insistió en el «rigor y la responsabilidad» de este trabajo, muy sensible por la zona en que se hace, y que tiene intervenciones de conservación desde que en 1815 el obispo Trevilla decidió desmontar la antigua capilla de San Pedro.

Cuando este trabajo haya terminado continuará por el interior, por la restauración artística de las bóvedas, que no se cerrarán a los visitantes, y que podrán ver desde abajo cómo es la labor de restauración en la ornamentación y en los mosaicos, que realizaron importantes artistas llegados de Bizancio.

Un operario camina por los andamios instalados para la obra Valerio Merino

La obra comenzó hace poco más de un mes, en las primeras semanas de 2024, y sigue sus plazos previstos, que son de tres años con una inversión próxima a los cuatro millones de euros.

En el presupuesto tiene una particular relevancia la instalación de los andamios, que han supuesto un gasto superior a los 130.000 euros. Destacan por su anchura y seguridad, pero también por la forma en que se han distribuido sobre el tejado de la Mezquita-Catedral, a base de tablones que reparten el peso de forma homogénea.

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