el rival
La experiencia como credencial del Alavés
Bordalás da forma a un equipo que sueña con reverdecer pasajes históricos en la UEFA
Vitoria es uno de esos lugares en los que desde hace tiempo está instalada la cultura deportiva. Sin duda, su producto estrella es el Baskonia, que llegó a ser un aspirante a todo en la Euroliga y que puso a la ciudad en el mapa del mundo, pero también contribuyó lo suyo el Deportivo Alavés, al que sus gentes definen como el «Glorioso» .
Ese equipo tuvo en su época de esplendor a dos figuras que en su día pasaron por el Córdoba con distinto tino como Juan Carlos Rodríguez, director deportivo, o Javi Moreno, un ídolo de aquí y de allí. Porque en Córdoba se le recordará como fundamental (dentro y fuera del ascenso de 2007), pero también en Vitoria por disputar una épica final de UEFA que tuvo desenlace amargo . Pero que hizo que el Alavés se quedara con una página de la historia del fútbol.
Y a ella se agarra en un nuevo tiempo completamente distinto. Porque, como otros muchos, se ha tenido que someter a un férreo control financiero y también a un concurso de acreedores del que aún está escapando y que ha de agradecer la gestión de Josean Querejeta, el hombre que empezó haciendo el milagro del baloncesto y que ahora pretende emularlo con pausa en el fútbol.
Y para ello ha echado mano de un viejo conocido de la afición blanquiverde, como es el caso de José Javier Zubillaga. El director deportivo ha sido capaz de hacer ya un rescate del Glorioso de Segunda B y estabilizarlo en la división de plata con el añadido de no tener todos los recursos económicos que le gustaría.
Pero el Alavés, a través de la supervivencia, ha conseguido estabilizarse en Segunda y paso a paso aspirar a un poco más. Como muestra, este verano llegó a sondear a Paco Jémez, cuando aún no había renovado por el Rayo Vallecano para configurar un nuevo proyecto. Por cierto, lo hizo a través de López Murga, otro «cordobés adoptado» que ahora trabaja en las estructuras del club babazorro .
Pero al no poder contar con Paco Jémez, Zubillaga buscó en el mercado algo que nunca está de más: experiencia. Y la encontró en José Bordalás, un entrenador que suele dar resultados en los sitios en los que está independientemente del tipo de juego que predique. Porque este Alavés, con un sello muy marcado de su entrenador, es un equipo competitivo, combativo y, en muchos casos, inaccesible. De hecho, su estandarte principal responde al nombre de Gaizka Toquero, el bullicioso delantero que levantaba a la grada de San Mamés con su lucha. Pero no le falta calidad tampoco con jugadores como Kiko Femenía o Juli, uno de esos atacantes pesadilla para el Córdoba. Además, cuenta con los Pacheco: uno, el portero del Madrid; el otro, Dani, el malagueño que dejó plantado al Córdoba en la temporada del ascenso por el Alcorcón.
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