APUNTES AL MARGEN
El Ayuntamiento antipático
Mala cosa que las cofradías tengan la percepción de que el cogobierno les pone una zancadilla a cada paso que dan

El cogobierno de PSOE e IU ha tenido que desplegar esta semana sus dotes diplomáticas para convencer a las cofradías de la ciudad de que no pretende cobrarle los servicios que presta la Policía Local en sus actos en la calle. Una mención de Emilio Aumente , responsable de Seguridad, en una comparecencia pública se entendió por parte de los directivos de las hermandades como la pretensión de querer poner en marcha un mecanismo recaudatorio que sirva para compensar los costes que se generan cada vez que una entidad de este tipo realiza una actividad en un barrio de la ciudad. Solamente hay que revisar los «blogs» especializados para percibir que el asunto ha sentado como una agresión en ciernes, otra, en el mundo cofrade.
Según las cifras aportadas por el edil, para la segunda mitad del año las cofradías han solicitado más de 300 peticiones de actividades de la vía pública. El concejal ha asegurado que la actual plantilla de la Policía Local no puede acudir a esa cantidad de actividades sin tirar de la partida de horas extraordinarias -que llegó a dejar de presupuestarse en los años de mayor restricción-. El cogobierno ha asegurado que esto tiene que cambiar. Una opción, si la tónica se mantiene, es empezar a cobrar por los servicios policiales y regular, vía tributos, este tipo de manifestaciones.
El Ayuntamiento de Córdoba dispone, desde hace años, de un instrumento legal que otorga soporte a una decisión como ésta: la ordenanza fiscal 106 . Se trata de un texto vigente que permite cobrar por determinados servicios policiales como la retirada de un ciclomotor que molesta, el cierre de un bar o la emisión de un atestado. La norma tiene curiosidades como el precio de la actuación de dos agentes municipales como alguacilillos de las corridas de toros , 737 euros al año. Créanme, es cierto.
La realidad es que se trata de una tasa que rara vez se activa. Se entiende que los servicios de custodia de un acto público -de la naturaleza que sea- forman parte de las obligaciones de un cuerpo de seguridad. El Ayuntamiento está facultado para cobrar entre 34 y 51 euros a la hora (en función de la categoría del personal) por cada empleado municipal que participe en el dispositivo. Si el acto es por la noche, la tarifa tiene un plus de 2,49 euros a la hora. Si es en domingo o festivo, de 10 euros.
Emilio Aumente es un político experimentado y conoce el alcance de sus palabras. Largo como los maratones que corría, sabe perfectamente -su sonrisa irónica es devastadora- qué pasa cuando se dicen estas cosas. La Agrupación de Cofradías pidió explicaciones ya que los hermanos mayores estaban ciertamente alarmados. Argumentaban que la gran mayoría de sus actos se realizan sin dispositivo de seguridad. Aumente apaciguó a las cofradías y les instó a sentarse en una mesa para abordar este tipo de cuestiones con el concejal David Luque , delegado de hermandades, que va a tener que poner una fábrica de paños calientes.
Emilio Aumente no ha inventado nada. La dirección técnica de la Policía Local lleva años proponiendo una medida similar. Puestos a no poder aclimatar la plantilla policial a la vida de la ciudad, adaptemos la vida de la ciudad a la plantilla policial. El problema es que no todo lo viable es correcto. La «filosofía Gallardón» de las tasas judiciales llevada a otro servicio básico pero por partidos de izquierda tendría un coste político evidente. Imaginen, además, que en vez de una hermandad de barrio, quien recibe la factura de la Policía Local es Comisiones Obreras por una de sus manifestaciones. Ardería Troya.
El actual gobierno de coalición parece haber adoptado la estrategia de usar a las hermandades como muñeco de feria. Con desaires públicos. Con globos sonda centrados en un grupo humano que suma a miles de personas de la ciudad y que, según las últimas noticias, siguen siendo vecinos de Córdoba de pleno derecho. Una política basada en la suposición de que con cada alta en la hermandad del barrio regalan el carné del PP.
No me gusta discutir de religión cuando es libre y pacíficamente practicada. Miguel Delibes escribió que es una materia que pertenece al rincón íntimo del alma. Ahí donde los demás tenemos poca cosa que decir. Sin embargo, es muy mala noticia que un grupo social tan amplio tenga la percepción de que se le trata con tanta antipatía desde la institución más cercana a sus vidas. Si hay que regular el uso del espacio de todos -cofrades incluidos-, hágase. Si hay que sentarse a hablar, pues que hablen. Y si lo que ocurre es que hay pocos agentes en la Policía Local -o sus medios son insuficientes-, que se convoquen oposiciones sin buscar el culpable más fácil y el aplauso de la archicofradía de los pejigueras .
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