Una fiesta que ya no está huérfana

NO hay que remontarse a épocas pasadas ni buscar en documentos escritos con una caligrafía que muchos no entenderán: quien más, quien menos es capaz de recordar cómo la Feria se celebraba en el Paseo de la Victoria y cómo muchas casetas estaban en la avenida del Conde de Vallellano, integradas en lo que ya era un barrio más de Córdoba.

Si lo hacían allí no era por capricho, sino porque muy cerca estaba la ermita en que se veneraba, o se había venerado, a Nuestra Señora de la Salud, la pequeña imagen de la Virgen que daba nombre a la Feria de ganado que se instalaba a su alrededor, en la pequeña ermita que estaba en el campo y que después quedaría adosada al cementerio que se construyó en el siglo XIX con su mismo nombre.

Desde hace algunos años, un grupo de cordobeses se ha empeñado en que en la ciudad se conozca que la advocación de Nuestra Señora de la Salud no es apenas un recuerdo del pasado, sino que se puede hacer presente en la Feria que sigue llevando su nombre.

Aunque la cita se abra en la medianoche del viernes al sábado con el encendido del alumbrado, la asociación de Caballeros y Damas de Nuestra Señora de la Salud la considera abierta en el momento en que el estandarte de la Virgen visita a la Feria en una colorida procesión de caballistas y mujeres vestidas de flamenca. La cita es al mediodía en la ermita de la Salud, recuperada hace pocos años por el Obispado y recuperada con su pequeña imagen titular.

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, presidió la misa con la que culminan los cultos que se han celebrado en honor a la imagen a lo largo de este mes de mayo. El nutrido público que acudió impidió que se celebrase en el interior del pequeño templo, de forma que, como en años anteriores, se hizo fuera, con la presencia de un lienzo con la imagen de la Virgen de la Salud, que estuvo en dependencias municipales durante años hasta su recuperación para el culto.