alimentación
Las víctimas de la guerra del pan en Córdoba
El 15% de los fabricantes han desaparecido tras la llegada del producto congelado y los bajos precios de las grandes superficies
El cierre de la histórica Pan Arenas hace menos de dos años y las dificultades actuales de Pan Recor, con varias nóminas impagadas a sus trabajadores, destacan el crítico momento de las panaderías en Córdoba. El presidente de la Asociación Provincial de Fabricantes y Expendedores de Pan (Afepancor), Aurelio Gómez, lo resumió así: «Lo estamos pasando mal porque es imposible competir con las grandes superficies y los supermercados por su práctica de venta a pérdidas». Esta técnica comercial consiste en poner un precio más bajo de su coste real a determinados productos (normalmente, básicos de la cesta de la compra) con el fin de atraer clientes.
Este dirigente empresarial calculó que desde comienzo de la crisis -allá por 2008- en torno a un 15 por ciento de las firmas de este sector han desaparecido en toda la provincia, la gran mayoría de ellos negocios tradicionales y familiares. El hecho de que el precio de una barra o una telera haya descendido en más de un 50 por ciento en ese periodo es el motivo principal. «No podemos afrontar esa situación», aseguró. La existencia de panaderías irregulares también les perjudica. Otra consecuencia es la reducción de plantilla que se han visto obligadas a realizar varias de estas compañías. El gerente de Panaderías El Brillante, Ángel Salazar, reconoció que han atravesado por «problemas económicos», pero en sus establecimientos no han tenido que recurrir a despidos, sino que han aprovechado la jubilación de cinco empleados en los últimos años para amortizar los puestos.
Este empresario habló de la «guerra del pan congelado» como origen de esta situación. En su caso, sus ventas han descendido un 40 por ciento en los últimos cinco años. Salazar indicó que «hemos tenido que apostar por la calidad y por los productos de confitería para adaptarnos a esta nueva realidad». Este industrial señaló que el cierre de Pan Arenas en el verano de 2013, que trajo consigo la salida de más de 60 empleados, le causó un gran impacto. «Si hace 20 años me dicen que esto va a pasar, no me lo hubiera creído», subrayó.
Los fabricantes señalan el pan artesano como un segmento en que seguir vivos
Desde Afepancor, su presidente coincidió con Salazar en que a los hornos tradicionales deben luchar por la calidad a la hora de hacer un pan puramente artesano, «un producto que siempre tendrá su público fiel», y por ofrecer un servicio más cercano, «algo que no pueden dar las grandes superficies». Otra vía alternativa de ingresos para estas firmas son los panes de fibra, de centeno y multicereales. «Este es un nicho de mercado muy interesante para nosotros porque son muy demandados, sobre todo, por personas jóvenes que están preocupadas por todo lo relacionado con la salud», explicó Gómez.
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