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EDUCACIÓN

¿Cómo era el instituto Séneca hace medio siglo?

Antonio Varo publica en un libro sus recuerdos de los profesres, alumnos y materias en el centro de enseñanza

¿Cómo era el instituto Séneca hace medio siglo? ROLDÁN SERRANO

LUIS MIRANDA

Más allá del cementerio de la Salud. Antonio Varo recuerda cómo su madre expresaba en el año 1966 el lugar en que su hijo tendría que estudiar el bachillerato en un centro que se acababa de inaugurar. Era el instituto Séneca, recién trasladado a lo que entonces eran las afueras de Córdoba. Primero alumno y ahora catedrático de Lengua Española y Literatura en el centro, Antonio Varo ha plasmado sus recuerdos en «Memoria de un alumno del Séneca», un libro que se presentó este martes y que recoge vivencias, anécdotas y muchos datos que ayudan a recordar cómo era el estudio en el centro de segunda enseñanza masculino de la ciudad.

Antonio Varo, también colaborador de ABC Córdoba, hizo el examen de reválida para entrar al instituto en 1966 y al curso siguiente, el segundo del actual edificio, comenzó sus estudios. En la obra, que ha publicado la Diputación Provincial, se habla de profesores, algunos tan recordados en la ciudad como la magistral y también exigente Luisa Revuelta («Su voz era fuerte y clara, y hablaba un castellano perfectamente modulado que en nada dejaba traslucir su origen gallego»), se recuerda el nombre de los alumnos, pero también hay datos de la vida cotidiana.

Las clases iban de 9.30 a 13.00 y de 16.30 a 18.30, y los sábado también había que ir por la mañana. El recreo, a las 11.30, daba la oportunidad de tomar un bocadillo, y el autor cuenta cómo se podían comprar los de chorizo de Pamplona a un duro de entonces y los de queso, más caros, a seis pesetas. Las asignaturas, los libros y su contenido también se asoman a las páginas. Matemáticas, Lengua Española, Geografía de España, Educación Física y Dibujo eran algunas de las materias.

Las clases eran de 9.30 a 13.00 y de 16.30 a 18.30, incluso sábado por la mañana

El libro tiene un rico componente gráfico, tanto personal del autor como de la historia del edificio, y de las actividades complementarias. Así, Varo se asoma la campaña «Mantenga limpia España», en la que participó y que es una muestra de la vida en el centro de la época. También de los guateques que se celebraban los sábados, y que suponían el único momento en que entraban chicas a un centro que era exclusivamente masculino.

No ha pasado por alto asuntos «políticamente incorrectos». Año por año, desde 1966 hasta 1973 aparece la historia del instituto Góngora desde la peculiar mirada de su autor, que a través de la «sarta de anécdotas» revela cómo era la llamada segunda enseñanza, y también la sociedad, en la Córdoba que evolucionaba hacia el final del franquismo y los años previos de la democracia.

¿Cómo era el instituto Séneca hace medio siglo?

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