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LA MIRILLA

La pastilla efervescente

En realidad, no sabemos si la política le ha venido grande a Sandokán o viceversa

La pastilla efervescente archivo

F. J. POYATO

Lo de Sandokán hace cuatro años fue el síntoma. Su irrupción en escena en todo este tiempo ha seguido el proceso químico de la pastilla efervescente.

Una entrada ruidosa al tomar contacto con otro elemento que se acaba diluyendo en el medio acuoso. La política le ha venido grande a Rafael Gómez y el partido que escondía en su chaqueta. O este self-made-man de Cañero le ha venido grande a la política. Según se mire. Como siempre, se anticipó a los tiempos y a las normas, y creó la primera franquicia del cabreo político del respetable con el bipartidismo, sus satélites y sus cuitas. Luego vino el 15-M y los podemos. Pero ya estaba inventado. Rafael no acampó en las Tendillas, pero se amotinó en las naves de Colecor, que también tienen menaje de cámping.

Hoy, los sondeos apenas si recogen las últimas burbujas de una formación personalista que ha pasado con más pena que gloria por la Casa Grande de Capitulares. Eso sí, dejando momentos impagables y grotescos. Como dijo el líder de la oposición en la noche electoral, la política le ha dado igual todo este tiempo.

Sólo había que ver cómo le ponían las enmiendas y las mociones de la ONU. Iba a lo suyo, y lo «suyo» no ha podido arreglarse al final. Algunas veces estas cosas se acaban solucionando con un plato de buenas pijotas malagueñas y dos medios.

UCOR ha funcionado como esas series televisivas de éxito en las que personajes secundarios acaban convirtiéndose en pasto de una nueva (spin off). Y ahí nació Baquerín, que también se aburría mucho en los plenos y acabó yéndose al Registro de la Propiedad a hacer oposición..., al Cabildo de la Catedral.

Agradecemos su gesto de donar la primera foto panorámica de Córdoba al Bellas Artes. Y lo que hemos aprendido del verbo inmatricular. Por lo que reflejan los sondeos, tema de primera magnitud en la lista de grandes preocupaciones. Lo que hace el aburrimiento.

No disfrutaremos ya del señor Alburquerque, un catedrático de Derecho Romano como portavoz de una formación bárbara. Una muestra más del ensayo sociológico que en el fondo ha sido UCOR.

La pastilla efervescente

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