El palmarés histórico de premios de las Cruces de Córdoba

Pasa algo parecido con los Patios: de vez en cuando hay quejas de que, año tras año, se repiten muchas cruces en la lista de las más premiadas. El primer concurso del Mayo festivo también tiene su particular palmarés, que ha evolucionado con los años, de forma que algunas que acapararon galardones ya ni siquiera existen.

En una mirada al pasado hay que mirar a la plaza del Pozanco, en el barrio de San Agustín. Entre 1994 y 2000 casi siempre se llevó el primer premio, y antes había cosechado bastantes galardones. Era una cruz tradicional, en un entorno recoleto y de belleza íntima. La peña El Limonero dejó de instalarla, igual que desapareció la que se ponía a pocos metros, en la plaza del Huerto Hundido, también a cargo de una peña. En 1995 ganó el concurso, pero en los años 80 y 90 fue fija entre el segundo y tercer puesto. Desde principios del siglo XXI falta al concurso.

También por aquellos tiempos acumuló galardones la que ponía Jesús Nazareno en la plaza del Padre Cristóbal, lo que confirmaba a San Agustín como uno de los barrios clásicos para las Cruces de Mayo. A partir del siglo XXI, el protagonismo lo acapara la cruz que instala en el Bailío la cofradía de María Santísima de la Paz y Esperanza. El monumental entorno y el propio esmero de la corporación para decorarlo han convencido muchas veces al jurado, aunque ya a finales de los 80 y 90 se acumulaban los terceros premios. La del Santo Sepulcro, en el Triunfo de San Rafael, la de San Francisco en el antiguo compás del mismo nombre y la de Jesús Resucitado en Santa Marina copan el palmarés en los últimos años.