La «popular» candidata del PSOE

Salvo «guapa», porque tampoco es cuestión, el Partido Popular no ha escatimado halagos en las últimas 48 horas contra la candidata socialista a la Alcaldía, Isabel Ambrosio. Si se repasan las declaraciones del candidato, José Antonio Nieto, y de su jefe de campaña, Miguel Ángel Torrico, se puede leer que han dicho, ambos, que es una persona con la que se puede negociar, que está dispuesta al diálogo y que, si no ha hecho más, es porque estaba con los compañeros equivocados, el PSOE de Andalucía y la Junta de Susana Díaz.

Ambos dirigentes del PP mantuvieron discursos similares lo que deja de ser una casualidad y se convierte en una estrategia de campaña. Contra lo que pudiera parecer, no se ha optado por criticarla en público sino en mimarla, hablar bien de ella. De hecho, se le ha llegado a ofrecer, al PSOE y solamente al PSOE, un pacto sobre los asuntos fundamentales de la ciudad, los que se tienen que resolver mediante consensos. Ambrosio es la única a la que se apela personalmente. Le ha faltado llamarla Isa.

En realidad, se trata de una estrategia electoral producto de lo que avisan las encuestas del PP. El PSOE puede ser, por primera vez en mucho tiempo, segunda fuerza política del Pleno. Los sondeos internos del partido en el gobierno la colocan con posibilidades de llegar hasta los seis concejales —que no tiene desde la época de José Mellado— pero con un déficit de relevancia de cara a las elecciones municipales. La conoce menos de una quinta parte del electorado y está centrando su campaña en mensajes de intenciones políticas sin el plus que otorga, en el caso de Nieto, afrontar unas elecciones desde el cargo.

El PP se ha puesto manos a la obra para colocarle el papel de aliada natural del bipartidismo, de las dos grandes fuerzas políticas, frente a la relevancia de los partidos que asoman la nariz en el Pleno. Ganemos y Ciudadanos suman entre seis y siete concejales juntos. IU se enfrenta —siempre según esa encuesta— a un posible pinchazo y lo de UCOR, probablemente, sea un proceso complejo. En realidad, se junta el hambre y las ganas de comer, afirman en el PP, ya que convergen los intereses y las estrategias de elogidador y elogiada.

Por un lado, los populares están buscando lugares donde puedan hablar con sentido común en una corporación que puede ser de mucha negociación e intercambio de cromos entre Capitulares y el Palacio de la Merced. Los socialistas están marcando una cierta línea de moderación ante una izquierda agitada. «En realidad, esto de los halagos es porque le ha dado una insolación», afirman con sorna en la campaña socialista, que reconocen cierta intencionalidad política de cara a reconocer a la que, parece, va a ser una interlocutora necesaria.