El fiscal pide 34 años en un psiquiátrico al acusado de matar a su mujer en Alcolea

El Ministerio Público solicita una pena que suma 34 años de internamientoen un centro psiquiátrico a E.L.C., acusado de acabar con la vida de su esposa, María Rey, la madrugada del 22 de mayo de 2013 en Alcolea, y de agredir posteriormente a su propio hermano, al pensar que mantenía una relación con su esposa. El juicio se celebrará los próximos días 24 y 25 de febrero, en la Audiencia de Córdoba.

Según el escrito de conclusiones provisionales, sobre las 22.00 horas del 21 de mayo del citado año, el procesado comenzó a discutir con la víctima, «ya que hacía varias semanas que tenía en la mente la idea de que le era infiel» con su hermano [cuñado de la mujer]. Tras un cruce de gritos y acusaciones, el inculpado, en un estado de gran excitación, se levantó para coger del garaje un martillo. Al regresar al dormitorio, lo colocó en el suelo, junto a la cama.

«Acto seguido, E.L.C., con las luces apagadas, le lanzó un martillazo por la espalda a la cabeza a su esposa, [...] propinándole, asimismo, numerosos golpes en la cara», relata el fiscal. La mujer intentó defenderse, pero su marido se puso encima de ella y le tapó el rostro con una mano, mientras con la otra le apretó fuertemente el cuello para que dejara de respirar. A las 3.00 horas comprobó que María ya no respiraba.

Al transcurrir unas horas, y puesto que su hermano residía en el mismo bloque, «sobre las 7.00 horas, el acusado se dispuso a esperarlo en el portal. Cuando apareció, le propinó un golpe por la espalda con un atizador metálico para la chimenea que portaba». El agredido salió huyendo, pero el procesado lo persiguió y continuó golpeándolo por el atizador, al tiempo que repetía sin parar que iba a matarlo», recoge el texto de Fiscalía.

El hermano intentó refugiarse en casas de otro hermano, pero, finalmente, se escondió en el domicilio de su suegro. Finalmente, el inculpado pudo ser reducido por su sobrino, evitando, de este modo, que cometiese un segundo crimen.

El Ministerio Público califica los hechos de dos delitos de asesinato, uno de ellos, en grado de tentativa. En el momento de los hecho, según el fiscal, E.L.C. «presentaba un trastorno de ideas delirantes con un delirio de celos, que le ocasionó una anulación total de su capacidad para comprender los hechos cometidos». Concurre, por ello, la circunstancia agravante de parentesco, pero también la eximente completa de alteración mental, según el fiscal.