¿Qué fue del boxeador Rafael «Balita» Lozano?

Hoy se cumplen ocho años de la despedida de Rafael Lozano. Fue en el Palacio de Vista Alegre, cerca de los suyos para compensarles por eso de haber desarrollado casi la integridad de su carrera deportiva muy lejos de casa.

A Lozano se le podría dar el rango del primer gran deportista de elite de Córdoba. Especialmente en el apartado polideportivo e internacional. Así lo acreditan sus logros olímpicos en Barcelona, Atlanta y Sidney (diploma, bronce y plata) así como innumerables subidas a podios en campeonatos de Europa o mundiales. Pero, como buen competidor, no se conformó con eso y también lo intentó en el apartado profesional, donde presenta un interesante récord con una sola cruz: sus derrotas en combates por títulos. Además, siempre tuvo la dificultad del peso, ya que el paja y el mosca ligero tenían poco mercado en Europa.

Por el camino se quedaron las tentativas por los cetros de «Mundo Latino», el nacional mini-mosca frente Zemmouri en junio de 2004 en Leganés o la más importante en diciembre de 2006 en París: un intercontinental contra Brahim Asloum, su verdugo en la final de Sidney. Un ko técnico en el cuarto asalto dio pie a tomar esta decisión.

Entonces llegó ese 17 de febrero de 2007 en el Vista Alegre, donde se enfrentó Dragutescu, el rival que más veces tuvo delante como profesional.

En un principio, se pasaba a la esquina a aplicar sus conocimientos como entrenador. De hecho, hoy es el seleccionador nacional. Pero no pudo resistir la tentación y volvió a boxear. Subió siete veces más al ring con el deseo de ceñirse un cinturón. Y lo consiguió el 13 de noviembre de 2010, cuando se impuso a Jordi Gallart en el combate por el título nacional mini-mosca, que estaba vacante, en Fuenteobejuna. Entonces, sí dijo adiós.