córdoba, en clave de futuro
Ángela Varo, campo en estado puro
La Interprofesional del Aceite financia un proyecto para el olivo que lidera esta ingeniera agrónoma

HAY que ponerse en situación. Resulta que los olivos de una explotación tienen problemas con un hongo que los deja secos —verticilosis en el nombre técnico— y los agricultores que saben más del campo que quien lo pone al amanecer están de cabeza con el mal que deja al árbol herido y a su fruto marchito. Entonces llega a la finca una chica, una universitaria que ha visto mundo, y les explica que lleva años buscando un remedio biológico porque químico no existe. Y sucede que los dueños de las explotaciones se callan y se ponen a escucharla con atención.
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«Sobre el mundo del campo hay muchos tópicos todavía. El objetivo de mi investigación trata sobre un asunto grave para los productores de aceite, así que es lógico que me reciban con agrado y que estén atentos a las ideas que les propongo. Los agricultores suelen estar abiertos a todo y además yo cuento con la ventaja de que los conozco bien porque mi familia pertenece al sector», declara Ángela Varo, que ha hecho de la verticilosis más que su objeto de estudio primordial. Tanto confían en ella los productores que la Interprofesional del Aceite de Oliva Español es el organismo que financia la investigación que lleva a cabo.
Un hongo en el suelo
«La verticilosis del olivo ha aparecido en las últimas décadas: es un hongo que está en el suelo, para él no hay control químico y afecta a la cuenca mediterránea. Mi tarea es buscar microorganismos que los combatan», explica. Varo se afana en el análisis de los alperujos, que son los desechos de las almazaras, para ver si en ellos puede hallarse el remedio a la verticilosis. «La clave está en que, además de efectiva, la solución sea de aplicación sencilla y barata», puntualiza esta titulada en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes (Etsiam) que ha hecho de esta enfermedad el objeto de estudio de su tesis doctoral.
La trayectoria de Ángela Varo, nacida en Aguilar de la Frontera en 1984, tiene valor por un motivo triple: primero por la singularidad del campo en el que desarrolla su actividad —el olivar—; segundo porque se ocupa de dar respuesta un problema concreto y se empeña en hallar una aplicación práctica; y tercero porque la investigación forma parte del estandarte de la Universidad de Córdoba (UCO). Sí, el Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3).
«La UCO tiene mucha calidad, está al nivel del extranjero»
«La Universidad de Córdoba tiene mucha calidad, eso es indudable, la gran diferencia con las universidades extranjeras son las posibilidades de quedarte una vez que te doctoras: aquí sabes que te vas, allí sabes que te quedas...». Sabe de qué habla: ella acaba de agotar una estancia de tres meses en una universidad del sur de Austria.
Amante del flamenco, vecina de la Judería —«vivo a unos pocos cientos de metros de la Mezquita», confiesa—, Ángela Varo se encuentra moderadamente satisfecha con la ciudad en la que vive. «Yo no he tenido que irme, como sí han hecho muchos amigos que no encuentran trabajo aquí», indica. «A Córdoba la veo un poco parada. En algunas cosas no, como en el flamenco: aquí hay más oferta que en Madrid o que Sevilla.Es una ciudad muy cómoda y eso hay que valorarlo».
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