Polivalencia y efectividad

Polivalencia y efectividad EFE

J. M. C.

El Rayo muestra entre sus fortalezas una adaptación instantánea a cada circunstancia, pero siempre fuera de casa

Hablar del Rayo implica, a día de hoy, hablar de Paco Jémez, su entrenador. Un viejo conocido de la afición blanquiverde que trata de llevar su estilo de juego allá por donde va, y mañana tiene la obligación de demostrar a su afición que merece la pena el apoyo ofrecido a cambio de convertir el antiguo Teresa Rivero en un baluarte para acumular puntos. Cuestión que, por cierto, se mantiene en la casilla de haberes, puesto que los madrileños en los ocho encuentros disputados en casa sólo han logrado arañar siete puntos, con dos victorias y un empate.

No es de extrañar, por tanto, que Tote, baluarte de la defensa rayista, comentara muy recientemente que «nos está faltando hacernos más fuertes en casa, ser más regulares; no están saliendo las cosas como queríamos, pero este lunes es una buena ocasión para ganar y a ver si lo podemos conseguir». Aludía al Córdoba, de quien dijo, no obstante, que no hay que fiarse de su clasificación en la tabla y que había que tenerle «respeto».

Por lo pronto, el Rayo no ha hecho un mal papel, a pesar de su debilidad como local. Es undécimo en la tabla, con 20 puntos —Jémez pretende finalizar la primera vuelta con 26—, y su máximo goleador, Baptistao, es noveno en la clasificación del «pichichi», con siete dianas, aunque hay que destacar que la capacidad goleadora no es el fuerte de este equipo, con sólo 19 tantos en Liga. Eso sí, muy bien aprovechados y rentabilizados , y utilizando todo tipo de alquimias, porque es también uno de los más goleados (32 en contra, sólo por detrás del Elche y del Levante).

Defensa

Precisamente, es su principal fragilidad. Y quizá eso se deba a la lesión que arrastra hace tiempo Zé Castro y que ha llevado a Abdoulaye a liderar una línea defensiva que últimamente ha adelgazado de cuatro a tres jugadores, obligando al equipo a jugar al límite. Muy del agrado de Jémez, por otra parte. Tote e Insúa cierran la terna con Toño bajo los palos, tras haberle quitado la titularidad Cristian Álvarez durante quince días por una cuestión de disciplina interna después de que el técnico pillara al veterano guardametahablando con el móvil. En ese sentido, las aguas han vuelto a su cauce.

Esa fórmula de juego obliga a los extremos a una agotadora polivalencia para subir y bajar las bandas con la velocidad suficiente como para transformar de inmediato el juego ofensivo en defensivo y viceversa. La fortaleza física de Jozabed y Kakuta por la izquierda, así como de Bueno y Álex Moreno por la otra banda, convierten al equipo en un auténtico acordeón de efecto de muelle —algo que ya puso en marcha Jémez cuando dirigía al Córdoba, que les ha dado muy buen resultado, sobre todo en los encuentros disputados lejos de casa.

Evidentemente, al técnico rayista no le tiembla el pulso a la hora de usar una defensa de cuatro cuando las cosas se ponen feas y para ello cuenta con la habilidad Trashorras y Baena. El primero no es sólo el capitán del equipo, sino que algunos le han llegado a definir como la «identidad» del Rayo por su solidez y control del juego. No en balde, los de Jémez es uno de los equipos de Europa que acaparan una mayor posesión del balón, y ahí juega un papel muy importante el centrocampista.

Ataque

Aunque ya les ha mencionado antes. hay que volver a hacerlo en este apartado por la polivalencia de algunos jugadores. En el Rayo Vallecano muchas veces el centro del campo se confunde con la defensa y con el ataque. Los hombres del centro del campo se dividen el esfuerzo para cubrir huecos dependiendo del momento de juego y del resultado. Así, los que mejores resultados están dando son Jozabed y Baena, quienes marcaron los dos goles de la victoria ante el Getafe para frenar la racha de tres derrotas que arrastraba el equipo.

Pero la verdadera fortaleza se encuentra en Leo Baptistao, su goleador, a pesar de que no se encuentra al cien por cien para afrontar el encuentro de mañana. Su hueco, si es que lo deja, lo rellena a la perfección el angoleño Manucho, delantero centro puro. El «9» cuenta para ello con el apoyo de Kakuta o Álex Moreno para formar un tridente de ataque contundente con las defensas ajenas.

Balón parado

Es un verdadero problema que arrastra el equipo a la hora de defender. La totalidad de sus goles encajados —los 32 anteriormente mencionados— fueron bien de falta directa, de córner o a raíz de una jugada de falta. Es una de las asignaturas pendientes de Jémez, si es que continúa la próxima temporada, ya que en junio finaliza el contrato. En ataque es nulo en esta faceta con ningún tanto a favor.

Polivalencia y efectividad

Ver comentarios