Los nuevos retos de la lucha contra el narco en Andalucía: más violentos y organizados
La reducción de la presión policial ha derivado en una espiral de violencia y en una diversificación a la cocaína
La Cumbre de ministros de Interior y Justicia que se celebra hoy en Cádiz tiene sobre la mesa nuevos desafíos
Lucha contra el narco en Andalucía: juzgados saturados y una ley obsoleta complican una batalla que se está perdiendo
El símil es duro pero necesario. El narcotráfico se ha asentado en Andalucía como un cáncer con metástasis. Imposible frenarlo. Estas organizaciones criminales que comenzaron con el contrabando de tabaco de Gibraltar en narcolanchas descubrieron que estas veloces embarcaciones podían hacerles ganar ... mucho más dinero. A tan sólo 12 kilómetros está Marruecos, el principal productor de hachís del mundo. Dicho y hecho. Las cajas de tabaco fueron sustituidas por fardos de hachís que alijaban con una legión de fieles en las costas del Campo de Gibraltar a plena luz del día en playas abarrotadas de bañistas.
Abdellah El Haj Sadek el Menbri 'El Messi del Hachís' –que por cierto es uno de los más buscados por la Europol desde que se fugó en marzo de 2019 tras pagar una irrisoria fianza de 80.000 euros—, fue el precursor del narco a gran escala en Andalucía. Fue el primero en establecer los contactos necesarios en Marruecos y a reclutar a su 'equipo'. Necesitaba hombres de confianza y fichó a sus pupilos: Jesús Heredia, alias 'El Pantoja' en Algeciras, 'Los Pincho' en Los Barrios y 'Los Castañitas' en La Línea de la Concepción. Estos discípulos luego se independizaron creando sus propias organizaciones.
En 2018 el narcotráfico en el Campo de Gibraltar era ya una lacra consolidada. Los narcos se sentían impunes. Había tiroteos casi a diario, embestidas a vehículos policiales, apedreamientos a agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y una sensación de impunidad absoluta y alarmante. La fuga del lugarteniente de Los Castañitas Samuel Crespo del hospital de La Línea a manos de unos encapuchados supuso un punto de inflexión. El Ministerio de Interior, ante el clamor de las Fuerzas de Seguridad, las autoridades y la población, puso en marcha en 2018 el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar, ya extendido a seis de las ocho provincias andaluzas. Y es que la presión policial obligó a los narcos a reinventarse, expandir su ámbito de actuación y establecer alianzas fuera de su zona de confort. Desde entonces, el trabajo de la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera ha sido incesante.
La creación de la unidad de élite OCON-Sur de la Guardia Civil en 2018 fue un certero golpe. No había semana en la que no hubiera una operación con toneladas de droga intervenidas y capos detenidos como 'Los Castañitas', 'El Pantoja', Kiko 'El Fuerte'…. Pero Interior desmanteló en 2022 el OCON-Sur argumentando que era una unidad temporal que ya había cumplido su cometido.
Los refuerzos de medios humanos y materiales que llevan años reclamando los sindicatos policiales no han llegado en la medida necesaria ante el sorprendente poder adquisitivo de unas organizaciones con los mejores medios tecnológicos para eludir la presión policial. La prohibición de las narcolanchas resultó efectiva al principio: los narcoembarcaderos que tenían para guardar estas veloces embarcaciones fueron desmantelados y se vieron obligados a aguardar durante día en alta mar para embarcar la droga en Marruecos y desembarcarla en las costas andaluzas. De ahí surgió una nueva actividad delictiva que está reportando mucho dinero a los que se dedican a esto, y son cada vez más, los 'petaqueros'. Ya hay redes especializadas en esta actividad, que consiste en suministrar petacas de gasolina, víveres, mecánicos e incluso cambios de tripulación a las narcolanchas fondeadas en alta mar.
Este viernes se celebra en Cádiz una cumbre europea contra el crimen organizado. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, presidirán en la capital gaditana la IV Reunión Ministerial de la Coalición de Países Europeos contra el Crimen Organizado, una coalición surgida en diciembre de 2021 en Bruselas con el objetivo de reforzar la cooperación en la lucha contra la criminalidad grave y el narcotráfico, y que reunirá a los ministros de Interior y de Justicia de Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Países Bajos y Suecia.
La cita supone sin duda el mejor momento para analizar cómo se ha combatido a estas organizaciones criminales, reflexionar sobre lo que se está haciendo mal y, sobre todo, los retos que plantea ahora el narcotráfico. Y es que pese al triunfalismo del ministro de Interior, que sigue presumiendo de cifras de detenidos, droga, medios de transporte y bienes intervenidos, el narco está más crecido que nunca en Andalucía. Es más violento, maneja cada vez más armas de guerra y se siente impune ante unas fuerzas policiales mermadas, desmotivadas y que se juegan la vida a diario.
El cruel asesinato de dos guardias civiles en Barbate a manos del piloto de una narcolancha el 9 de febrero del año pasado ha evidenciado que esta es la realidad del narco en Andalucía en la actualidad. Ha habido además varios narcos muertos en persecuciones, el último la semana pasada tras embestir a una patrullera cerca de Barbate. Tan miserables son que incluso ellos mismos dejaron morir a un 'compañero' en una narcolancha en otra persecución en noviembre en Sanlúcar de Barrameda. No respetan ni la vida de los suyos. Frente a esto, varios guardias civiles se han jugado la vida intentado salvar las de ocupantes de narcolanchas que habían caído al agua en persecuciones. La diferencia entre ambos bandos es abismal.
Otra prueba irrefutable de que esta batalla se está perdiendo es que las narcolanchas navegan a plena luz del día junto al litoral andaluz, el río Guadalquivir —que se ha convertido en el nuevo coladero de hachís y cocaína en Andalucía— e incluso llegando a La Cartuja en Sevilla. Lo nunca visto. La sensación de impunidad es absoluta y la desesperación de los agentes, comprensible. No tienen medios para frenar esta escalada.
Otra realidad incontestable: muchas de estas redes se están pasando al tráfico de cocaína. Da mucho más dinero. Los puertos de Algeciras y Málaga siguen siendo el principal coladero y se han dado golpes históricos pero, ahora, el Guadalquivir está en el ojo del huracán. Ha habido varios alijos históricos en la provincia de Sevilla: siete toneladas de coca en Coria en diciembre y tres en La Puebla del Río en enero. Si cogen estas cantidades es que está entrando mucha más, según subrayan los sindicatos policiales.
Lejos quedan ya además las grandes operaciones policiales, que se limitan últimamente al menudeo de droga. Son simples 'camellos', nada que ver con estas redes perfectamente estructuradas. En las últimas semanas se está comprobando con operaciones que no llegan al kilo de droga intervenida. Nada que ver con las decenas de detenidos, entre ellos los líderes, y toneladas de droga interceptadas hace tan sólo unos años.
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