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Misterios de Andalucía

El enigma histórico de Cádiz

¿Es la capital gaditana la ciudad más antigua de occidente?

José Manuel garcía Bautista

La fundación de Cádiz tiene dos fechas posibles. Hay testimonios literarios que la sitúan en torno al siglo XII a. C. concretamente en el 1104 a. C., ochenta años después de la guerra de Troya según los cálculos de Tito Livio y Marcus Velleis Paterculus. De ser así, sería sin duda la ciudad más antigua del occidente. Sin embargo, y aquí exponemos la segunda opción, los restos más antiguos que como ciudad se han hallado, no van más allá del siglo VIII a. C.

Sí está consensuada por los historiadores, la idea de que Cádiz fue fundada por navegantes fenicios procedentes de la ciudad de Tiro situada en la costa palestina. En la isla de Sancti Petri elevaron un templo al dios Melkart y justo donde hoy se encuentra la ciudad levantaron una factoría comercial. Llamaron a esta nueva colonia Gadir que significa «recinto amurallado» y así permanecieron durante tres siglos aproximadamente.

Llegado el siglo V a.C., la metrópolis fenicia de Tiro, entra en grave decadencia. Los fenicios asentados en Gadir no se sienten protegidos por su ciudad de origen así que deciden ponerse bajo la protección de la ciudad de Cartago mucho más fuerte militar y comercialmente. Desde ese momento, Gadir pierde su identidad fenicia para ir sometiéndose poco a poco a los dictados púnicos de Cartago. Este sometimiento de Gadir, fue fundamental para la posterior conquista cartaginesa de la península ibérica hacia el 238 a.C. Este fortalecimiento le sirvió a Cartago para conquistar la romana Sagunto y provocar que Roma le declarase la guerra, dando lugar así, a las II Guerras Púnicas que se desarrollarían entre 219 a.C. hasta el 201 a.C.

Los fenicios de Gadir, aprovecharon la contienda entre púnicos y romanos para intentar librarse del vasallaje al que se veían sometidos por parte de Cartago. Así en el 206 a.C., Gadir firma un acuerdo con Roma con lo que se convierte en ciudad aliada del imperio romano. Tras esta firma y gracias a la familia de los Balbo, Gadir, a partir de ahora llamada Augusta Urbs Julia Gaditana, vive un momento de esplendor y engrandecimiento que la convierten en una de las ciudades más importantes del imperio de Julio César. Se construyó el acueducto que ponía fin a las cisternas de agua fenicias así como numeroso templos y hasta un circo romano. Gades era preciada en la capital del imperio por su garum, cuya exportación le brindaba importantes beneficios comerciales. Aún así, los gaditanos protagonizan un levantamiento contra el imperio romano entre el 197 a.C y el 194 a.C., levantamiento que sería sofocado por el general Catón.

La Gades de los romanos va cayendo en decadencia como el resto del imperio sobre todo a partir del siglo III. La ciudad de Cádiz se va despoblando poco a poco y muchos de sus habitantes de trasladan a zonas como Assido Caesarina, actualmente Medina-Sidonia. Así, en el año 552 los bizantinos desembarcan en Gades, arrebatan el sur de la península a los godos y permanecerán allí hasta el año 620 cuando Cádiz vuelve a ser territorio visigodo.

Tomada por los vikingos daneses

La provincia de Cádiz también fue testigo y escenario de las primeras incursiones que terminarían con la conquista musulmana. Conocedores de la debilidad del reinado de Don Rodrigo, los musulmanes deciden en el 711 hacer una incursión en suelo hispano. Tariq Ibn Ziyad sería el encargado de encabezar una expedición que arribaría Tarifa (derivación de Tariq dicen algunos) y Algeciras. La batalla del Guadalete que supuso el fin del reinado godo y la victoria definitiva de los árabes, se desarrollaría según muchos historiadores en la actual Laguna de la Janda en Barbate. Tras la conquista musulmana, Cádiz juega un papel clave en el control del estrecho y como pasillo que garantizaba la entrada a la península de los barcos procedentes del norte de África.

En esta etapa de la historia, tiene lugar en Cádiz uno de sus capítulos menos conocidos y es que la capital gaditana fue tomada en el año 844 por vikingos daneses que procedentes del norte de la península y tras arrasar Lisboa, subió por el río Guadalquivir hasta Sevilla. Fue una ocupación relativamente breve ya que los ejércitos musulmanes los expulsaron si bien algunos grupos convertidos al islam se quedaron en la zona. Si pensamos en las frías tierras danesas, el Al Andalus que conocieron los vikingos suponía para ellos un auténtico paraíso.

En 1262, el propio rey sabio Alfonso X, arrebata la ciudad de Cádiz a los árabes y la repuebla. Los nuevos habitantes de Cádiz procedían en gran parte de Santander, Laredo y Castro Urdiales. La ciudad empezó a crecer y a prosperar si bien no será hasta el siglo XV, con el comercio de ultramar, cuando Cádiz vive su mayor período de esplendor. Flamencos, genoveses, italianos... todos aspiran a llegar hasta los puertos gaditanos para amasar pequeñas o grandes fortunas. El barrio medieval del Pópulo, se expandió por fuera incluso de la antigua muralla. Las casas van más allá de las entonces puertas y hoy arcos del Pópulo (por lucir un azulejo que decía: Ave María, ora pro Pópulo), de los Blancos (bajo la cual la familia Blanco construyó una ermita dedicada a la Virgen de los Remedios) y de la Rosa (que contaba con una pequeña ermita dedicada a la Virgen del Rosario o la Virgen de la Rosa.)

Este período de prosperidad, se ve frenado en 1596, cuando tropas angloholandesas encabezadas por el conde Essex saquean y destruyen en casi su totalidad la ciudad. La Virgen que coronaba el arco del Pópulo es profanada, los comercios arrasados y la sangre corrió por las calles gaditanas. Es entonces, a partir del siglo XVI, cuando se refuerzan y se construyen nuevas murallas y baluartes alrededor de la ciudad que la dejan prácticamente blindada. Este alto nivel de seguridad frente a invasiones extranjeras, favorece que en 1711, la Casa de Contratación hasta entonces ubicada en Sevilla es traslada a Cádiz. Termina pues en la provincia gaditana, el organismo que dirigía el monopolio del comercio con América.

Guerra de la Independencia

Pero si en algún momento de la historia Cádiz esta ciudad ha demostrado su capacidad de mostrar resistencia a controles exteriores (¿recuerdan como los fenicios del siglo V a.C. se opusieron al sometimiento de Cartago?) es durante la Guerra de la Independencia. Mientras el ejército Napoleónico dominaba todo el país, Cádiz se convertía en bastión inexpugnable defensor de la soberanía española frente al enemigo francés. En la iglesia de San Felipe, las Cortes españolas aprueban la Constitución de 1812. Es más, cuando los Cien Mil hijos de San Luis con el Duque de Angulema entran en España para reponer el autoritarismo y abolir la Constitución, fueron vencidos en Cádiz en Puerto Real, en la isla del Trocadero. Esas eran las bombas que tiraban los fanfarrones con las que las gaditanas se hacían tirabuzones. Fue una cruenta batalla que castigó severamente a muchos municipios gaditanos. Sí, ha leído bien, donde los franceses fueron vencidos porque no ganaron la batalla sino que Fernando VII, firmó con los liberales la rendición a cambio de respetar la Constitución. Cádiz se rindió, pero Fernando VII fiel a su carácter de traidor, no cumplió su palabra. Hoy en día, los jardines que rodean los bajos de la Torre Eiffel parisino comparten nombre con este islote gaditano que nunca pudo ser tomado por los franceses.

Hasta aquí esta introducción histórica que como si de un perfecto guion de película se tratara, comienza con un pueblo que se resiste a ser sometido en el siglo V a.C. y termina con un pueblo que se resiste a ser sometido en el siglo XIX y aún en el XX. No nos equivocamos si decimos que en el resto de los siglos venideros, los gaditanos seguirán demostrando este carácter. Es el pueblo gaditano acogedor con el que viene de fuera, pero sin duda defensor de su cultura y su linaje que se remonta a la estirpe de aquellos fenicios que elevaron un templo a su dios Melkart en el islote de Sancti Petri.

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