El Campo de Gibraltar se la juega con el acuerdo post Brexit
En torno al 15% del PIB de esta comarca gaditana depende del Peñón, donde trabajan más de 14.000 españoles
Las negociaciones para firmar un tratado afrontan su renta final con nuevos escollos, como la permanencia del Peñón en la lista gris contra el blanqueo y elecciones a la vista
La Junta de Andalucía reclama voz y voto en la firma de cualquier acuerdo sobre Gibraltar
El Campo de Gibraltar, la comarca gaditana integrada por más de 250.000 personas, uno de los puertos más importantes de Europa para el tráfico de mercancías y el polo químico más potente de Andalucía, sigue asomado al abismo del Brexit cuatro años ... después de que Reino Unido abandonara la Unión Europea (UE), una decisión unilateral que ha arrastrado a la última colonia en continente europeo, Gibraltar, a seguir la estela de su metrópolis pese a que los habitantes del Peñón rechazaron ese 'divorcio' en un referéndum en 2016 con el 97% de los votos. No obstante, Gibraltar quiere seguir bajo la soberanía británica, le cueste lo que le cueste. España, eso sí, no renuncia a la soberanía del Peñón.
Desde entonces, las negociaciones entre la UE y Reino Unido para consensuar un tratado que facilite el encaje de Gibraltar en la Unión han sido constantes pero sin resultados. La soberanía del Peñón no está sobre la mesa.
Ha habido constantes prórrogas y 18 rondas negociadoras. La última tuvo lugar el pasado día 12 en Bruselas. En la mesa de negociación, los ministros de Exteriores de España y Reino Unido, José Manuel Albares y David Cameron, respectivamente, el comisario de la UE responsable de las relaciones con el Reino Unido, Maros Sefcovic, y un invitado inaudito hasta ahora: el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo.
Esta nueva ronda terminó sin acuerdo aunque con «avances avances significativos» en «el marco político» de las cuestiones más espinosas. Gibraltar se ha mantenido siempre inflexible en su negativa a que agentes españoles de Frontex pisen lo que consideran su territorio.
El 31 de diciembre de 2020, España y Reino Unido sellaron el Acuerdo de Nochevieja. Lo hicieron 'in extremis' antes de que expirase la última prórroga y se evitase un divorcio a las bravas. Ambos países acordaron «derribar barreras» para crear una zona de prosperidad compartida. Según la entonces ministra española de Exteriores Arancha González Laya, el acuerdo supondría el «derribo de la Verja con España como responsable del control de Schengen» para sustituirla «por controles Schengen en el puerto y el aeropuerto de Gibraltar» con agentes de Frontex para asistir en los controles. Y aquí el principal escollo: el Peñón se opone a que agentes españoles pisen lo que consideran su territorio.
En la lista gris
Sin embargo y pese al moderado optimismo de las partes, la incertidumbre es máxima y hay nuevas adversidades: El pasado martes, el pleno del Parlamento Europeo negó la autorización a la Comisión Europea para que retire a Gibraltar de la lista de territorios a los que la UE vigila de forma especial en el marco de la lucha contra el blanqueo de capitales, la considerada lista 'gris'. Esto puede volver a enquistar el proceso negociador o situarlo en un punto de no retorno. A eso hay que añadir las elecciones europeas del próximo 9 de junio, fecha para la que Albares aseguró hace unos meses debería estar ya cerrado el acuerdo. Y por si fuera poco, planea sobre esta tormenta casi perfecta un posible adelanto electoral en el Reino Unido, lo que también haría tambalear las negociaciones si el Gobierno británico cambia de siglas.
Pero, ¿qué se juega el Campo de Gibraltar con este tratado? Mucho. Esta comarca gaditana está integrada por Algeciras, La Línea de la Concepción, San Roque, Los Barrios, Tarifa, Jimena, Castellar y San Martín del Tesorillo. Alrededor del 15% de su Producto Interior Bruto (PIB) procede de la actividad económica y comercial con el Peñón. La fluidez en el tránsito de personas y mercancías por la Aduana que separa la colonia británica de La Línea de la Concepción lo hace posible.
Por dicho punto pasan a diario en torno a 14.000 trabajadores transfronterizos que desarrollan su actividad laboral en Gibraltar, la mayoría de La Línea. Si no se logra un tratado que garantice la fluidez de personas y mercancías en la Verja, estos puestos de trabajo peligran. Además, los sueldos de estos transfronterizos —con prestaciones sociales muy precarias— revierten a este lado de la Verja. Los gibraltareños, con la tercera renta percápita del mundo y por tanto un alto poder adquisitivo, también la cruzan para realizar compras y disfrutar de la oferta hostelera de esta comarca. Los comercios, bares y restaurantes se resentirían inevitablemente si no se cierra el acuerdo en los citados términos.
El alcalde de La Línea de la Concepción, Juan Franco, no oculta su preocupación. En esta ciudad residen 11.000 personas que trabajan en Gibraltar y aproximadamente un tercio de la facturación de las empresas locales se debe a los clientes del Peñón.
De las negociaciones sigue también muy pendiente el Grupo Transfronterizo, integrado por agentes sociales y económicos de ambos lados de la Verja. Su portavoz, el sindicalista de UGT Juan Serrano, aseguró a ABC que aspiran a un tratado que no suponga un Brexit duro. «Esperamos que se llegue a un acuerdo que no ponga en peligro a los transfronterizos. Es fundamental que puedan transitar con fluidez por la Verja. La facturación económica de Gibraltar en la comarca es importante. Hay mucho temor. En el Campo de Gibraltar no se han hecho inversiones para crear empleo ni en infraestructuras. Han tenido tiempo suficiente porque llevamos hablando muchos años del Brexit pero no se ha hecho nada y seguimos teniendo una enorme dependencia de Gibraltar. Nos falta de todo». Gibraltar ya tiene un plan de contingencia si no hay acuerdo.
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