Andaluces en Cataluña: «El independentismo está desactivado»
Entienden el catalán pero siguen hablando castellano. Integrados pero siempre vinculados a su tierra, hablan de cómo se vive lejos de sus raíces
El Parlamento pedirá al Gobierno que no discrimine a los 480.000 andaluces que viven en Cataluña

En Cataluña viven miles de andaluces. Según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía son más de 678.000 los que residen en esa comunidad. ¿Cómo viven esos andaluces una situación en la que se habla constantemente del agravio entre comunidades o de ... que el idioma catalán podría convertirse en requisito obligatorio para un permiso de residencia?
ABC ha hablado con tres andaluces que viven en aquella tierra para que cuenten como ven ese proceso y que Cataluña esté en boca de los políticos. Una de ellas es Paquita Marín, presidenta de la Casa de Andalucía en Barcelona que llegó a aquella tierra con 15 años y ha pasado casi toda su existencia allí. Andaluza e hija de andaluces, Marín, enfermera de profesión aunque jubilada, ha hecho toda su vida en Barcelona. Allí se casó, allí viven sus dos hijas y allí fue donde se implicó en el movimiento asociativo.
Aunque hubo un tiempo en que no podía volver a la tierra que nació, ahora lo hace con frecuencia. La pasada semana volvió, paseó por las calles de Sevilla y estuvo también en el Parlamento andaluz, donde pudo conversar con ABC. «Para mí fue fácil integrarme. Como me fui muy joven, apenas lo noté», dice recordando que allí estudió también su carrera de enfermera y trabajó en la sanidad pública.
No habla habitualmente catalán aunque, cuando alguien se dirige a ella en ese idioma, saber hacerlo. Sus hijas, que han nacido allí, sí que aprendieron mejor el idioma. Sin embargo no le parece bien que se obligue a nadie a hablarlo. Para ella lo lógico es que no se hable un sólo idioma.
¿El independentismo? Ante esa cuestión lo tiene claro: «Cataluña no se puede independizar de España». Además, a su juicio, es un movimiento que «ha bajado mucho después del boom que hubo». Ahora, según dice, son conscientes de que lo tienen muy difícil. En cualquier caso insiste en que hay que respetar todas las formas de pensar y es partidaria de que se trate «a todas las autonomías por igual».
Y cuando se le pregunta por su identidad también es tajante. «Tengo el corazón repartido. Andalucía me dio la vida y Cataluña me la formó. Me he formado, trabajo y vivo en Cataluña. Todo lo tengo allí pero por mis venas no llevo sangre, llevo a Andalucía», proclama insistiendo en que es compatible ser andaluza y catalana. «No tengo porqué renegar de ninguna de las dos».

Daniel Salinero es otro andaluz-catalán. Nació en Barcelona hace 45 años, es comercial y vive en Badalona. Sus padres llegaron hace cincuenta desde Campillos (Málaga) y siguen volviendo a Andalucía. Casado con otra inmigrante de segunda generación (de Sanlúcar de Barrameda) es presidente de la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña.
Para él, inmigrante de segunda generación, Cataluña «no se entendería como es ahora sin los andaluces». Sobre todo sin el trabajo y el esfuerzo que hicieron. Por eso no observa problemas de integración ya que además las asociaciones de inmigrantes están muy involucradas en los barrios. «La mayoría, aunque sean de segunda o tercera generación siguen muy vinculadas y con arraigo en Andalucía», dice.
Es consciente de que no se trasmite buena imagen de los catalanes en el resto de España. Pese a ello, él se siente catalán y andaluz a partes iguales. «Mi vida gira en torno a la cultura andaluza porque mis padres y mis abuelos me inculcaron esa alegría de vivir. Estoy orgulloso de mis raíces. Se puede ser de aquí y sentirse español», explica.
Ahora, tras una época «muy tensa y convulsa», se vive con tranquilidad. «Hemos pasado de estar muy tensionados a estar bien. Ahora mismo del independentismo se habla poco. Está desactivado», dice. El independentismo le parece «un atraso que quiere fracturar en vez de unir» y tiene claro que se siente «español, catalán y ciudadano del mundo». Y, sobre el reparto territorial, Salinero ve lógico que cada uno reclame lo suyo. Pero no cree que haya grandes desigualdades ni que Cataluña salga beneficiada.

Francisco Ortiz también es andaluz en Cataluña desde los 13 años. Nacido hace 73 años en Jimena (Jaén) llegó a Barcelona en 1963 con sus padres. Ha pasado 35 años como taxista en Barcelona y ahora forma parte de la Casa de Andalucía en Cataluña. «Los andaluces en Cataluña viven en plena libertad. Yo llevo 58 años y no he estudiado el catalán y nadie te obliga a hablarlo. Lo entiendo pero siempre hablo castellano», explica recordando que habla «una de las dos lenguas». Dice sentirse andaluz y español y respetar profundamente a Cataluña.
¿El independentismo? A él le parece fatal porque han «roto» la convivencia que provocó «rupturas en familias, entre hermanos, padres e hijos». Ortiz es tajante: «Solo quieren cargarse España y no es de recibo que un gobierno tenga que estar pendiente de un fugado de la justicia».
Y también considera que ese movimiento ha provocado rechazo y que haya españoles que no quieran ir a Cataluña. «La imagen que se tiene de Cataluña en España es negativa pero vienen de Estados Unidos, de Francia o Alemania», dice.
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