La ruta mortal de Alborán: un centenar de vidas perdidas en 2024 antes de llegar a la costa andaluza
La última tragedia fue en Adra con nueve desaparecidos tras ser embestida su patera
La llegada de inmigrantes en patera a la costa de Almería se desploma un 40%
![Un barco de Salvamento Marítimo en una operación de rescate de pateras](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/06/naufragiopatera-RGLMdUJUoYpZgvO9USAdhqK-1200x840@diario_abc.jpg)
El Mediterráneo andaluz sigue tragándose las vidas de más de un centenar de migrantes. Un dato a la mínima que aún no está consolidado. Habrá que esperar hasta principios de 2025 para conocer una cifra más concreta. No existe un registro oficial de desparecidos durante ... el trayecto en patera desde el norte de África hasta Andalucía.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hasta noviembre de 2024, unas 70 personas han desaparecido o fallecido en su intento de recorrer la ruta de Alborán que tiene como destino final Almería, Granada y Málaga. Estos datos corresponden solo a los casos reportados, el número real es mayor debido a naufragios no documentados y a los que mueren en aguas argelinas.
La última tragedia de la migración en el litoral andaluz se ha registrado a finales de noviembre frente a la costa de Adra en Almería. Nueve personas desaparecieron en el mar tras ser embestida la patera en la que viajaban por una narcolancha. Se desconocen los motivos, solo consta la declaración de los dos únicos supervivientes.
Salvamento Marítimo estuvo buscando los cuerpos de estos migrantes durante tres días sin éxito con helicóptero, avión y barco, pero una vez finalizado el operativo ya solo quedaron los radioavisos a las embarcaciones que navegan por la zona. Los desaparecidos viajaban en una neumática precaria, de apenas 15 cv que sufrió una avería durante el trayecto, pero lograron retomarlo hasta que fueron víctimas de un fatal percance.
No es la única tragedia que ha sucedido durante este año en la costa andaluza. Las pateras siguen llegando, y ya no eligen el Estrecho con apenas 14 kilómetros, la ruta tradicional hacia Cádiz ha quedado obsoleta. «Las llegadas por vía marítima ahora se derivan hacia Alborán. Los acuerdos con Marruecos para que reprimiera las salidas hacen mucho más peligrosos los trayectos y aumentan la mortalidad», explican desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Adpha).
Esta ruta desde Argelia es la más mortal desde el norte de África, y no solo llega hasta Almería, sino también alcanza Murcia, Alicante y Baleares. Según los datos de Aphda, en 2023 en el recorrido de Alborán se registraron 228 desaparecidos y 98 muertos. Los migrantes deben recorrer una distancia aproximada de 180 kilómetros en condiciones extremas, a menudo en embarcaciones precarias.
Los trayectos hacia el litoral andaluz son largos y peligrosos. Además, presentan otros riesgos como la deshidratación, escasez de alimentos y exposición a gases por el contacto del combustible con el agua salada. «Estos factores aumentan las probabilidades de muerte o desaparición en el mar, lo que convierte al mar de Alborán en una auténtica trampa mortal para quienes buscan un futuro mejor. La falta de comida y agua genera conflictos entre las personas que viajan hacinados», explica la coordinadora del informe Frontera Sur de Aphda, Ana Rosado.
Las familias suelen tener certeza de que han fallecido, pero además de los problemas legales, por no poder certificar que han muerto, se enfrentan a la imposibilidad del duelo ya que muy difícilmente localizan el cadáver. Hay falta de información y de protocolos en estos casos. Aquí coinciden la mayoría de las organizaciones que se dedican a la atención a los migrantes.
«Los que quedan a bordo de una patera que ha naufragado sufren coacciones, se amedrentan a la hora de hablar porque son acusados de ser los patrones y no quieren relatar lo que ha sucedido porque se pasarían años en la cárcel acusados de homicidio imprudente. Los que se lucran con la migración ilegal no se juegan la vida llevando la embarcación, están en el otro lado o aquí», matiza Rosado.
Buscan a sus seres queridos desaparecidos durante la travesía, pero se enfrentan a la indiferencia de las autoridades. «Cuando intentan poner avisos por desaparición, la Guardia Civil los deriva a la Policía o a Cruz Roja, que no ofrecen resultados ni pruebas, y las denuncias no se formalizan, incluso no llegan a practicarse los análisis de ADN», explica Francisco José Clemente, experto en migraciones. A través de redes sociales informa sobre la llegada de pateras y recibe cientos de mensajes diarios en busca de respuesta por parte de las familias de migrantes.
Las organizaciones critican que los cadáveres que se recuperan ni siquiera son identificados correctamente, se entierran o queman sin ningún protocolo cuando ha pasado un periodo prudencial. «Hay cientos de tumbas sin nombre en cementerios como Almería o Cádiz. Esto hace que la identificación sea aún más difícil, ya que, al no haber datos claros o sistematizados el proceso se ve seriamente obstaculizado. A veces el único indicio que queda es el número asignado. Esto complica aún más la tarea de rastrear a las personas desaparecidas», añade Rosado.
La realidad es que estas víctimas de la migración se pierden, bien en el mar o en la administración. Exigen que se cree una red trasnacional que se encargue de gestionar las demandas de los familiares de desaparecidos y que se impliquen otras organizaciones como la Interpol. «Los procedimientos no pueden depender exclusivamente de que un pariente se traslade físicamente a España. Deben poder realizar la prueba de ADN en su país de origen o aportar documentos como fotos que ayuden a la identificación», indica la coordinadora del informe Frontera Sur de Adpha.
Con este panorama surgen abusos y estafas por parte de personas que aprovechan el sufrimiento de las familias. «Ofrecen falsas esperanzas, les aseguran que están vivos, detenidos en cárceles españolas o en la isla de Alborán para que contraten abogados y paguen investigaciones que no llevan a ninguna parte», afirma Francisco José Clemente. Estas historias suelen cambiar constantemente, lo que genera aún más confusión y sufrimiento.
La mayoría de los migrantes que intentan llegar a Andalucía proceden de Argelia, Marruecos, Siria, Bangladesh y países subsaharianos. Impulsados por la desesperación para salir de su país pagan de media unos 5.000 euros por subirse a una patera. Los ahorros de la familia que con ilusión invierten en uno de sus jóvenes para lograr una vida mejor en Europa que puede acabar en el fondo del Mediterráneo.
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