Las alarmas de las casas de los abogados y el arquitecto del novio de Ayuso saltaron en dos de los robos y obligaron a actuar rápido a los asaltantes

El primero de los sucesos denunciados se produjo a primeros de diciembre, cuando Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, fue a recoger su coche en el garaje de su lugar de trabajo y vio que estaba abierto. Lo más extraño es que en el vehículo guardaba unas tarjetas de crédito y una pequeña cantidad de dinero que no fueron robadas. En ese momento todo apuntaba a la actuación de un pequeño delincuente que quizá se vio sorprendido por alguien y decidió abandonar la zona. Todavía no se descarta esa posibilidad.

Pasados unos días fue Carlos Neira, abogado del equipo legal de González Amador, el que al llegar a su vivienda unifamiliar, fuera de Madrid, descubrió que había sido víctima de un robo. Las alarmas saltaron y cuando revisó las cámaras de seguridad vio que tres individuos habían entrado y marchado poco después ante el riesgo de ser descubierto. El letrado no echó nada en falta de valor, y en su caso en la casa no estaban ni su ordenador ni sus dispositivos móviles, ya que los llevaba encima.

En el episodio, además, los criminales golpearon a los perros de Neira, que no obstante no sufrieron lesiones de importancia. El abogado denunció los hechos en la Comandancia de la Guardia Civil a la que pertenece su domicilio.

No pasó mucho hasta que se produjo el siguiente asalto. En este caso la víctima fue Guadalupe Sánchez, también abogada y del equipo jurídico que defiende los intereses del novio de la presidenta. La letrada y su marido residen también en una vivienda unifamiliar de una zona residencial del Levante español.

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El matrimonio salió a cenar, y al tratarse de una zona tranquila, rodeada de casas similares a la suya, no tuvo la precaución de poner las alarmas. Iban a estar poco tiempo fuera y en esa zona, residencial, nunca había sucedido nada extraño. Al regresar a su casa descubrió el robo. Los ladrones no forzaron la puerta principal, sino que entraron por una puerta corredera que hay en la parte trasera muy fácil de manipular. Aunque también tiene perro, en este caso el animal no fue maltratado, probablemente porque no es agresivo o por no percartarse de la presencia de los intrusos.

En este episodio lo más llamativo es que sólo se llevaron el ordenador de la abogada, pero no el de su marido que estaba justo a su lado. Como su compañero, presentó la correspondiente denuncia en la Comandancia de la Guardia Civil de su demarcación, que de inmediato comenzó las investigaciones.

Al lunes siguiente a este incidente, y mientras tomaban café con el resto de compañeros del despacho, Carlos Neira comentó de pasada lo que le había sucedido. En ese momento Guadalupe Sánchez mostró su sorpresa, porque a ella le había pasado lo mismo el fin de semana. No obstante, en ese instante pensaron que era una simple casualidad, así que no le dieron mayor importancia.

Los acontecimientos, sin embargo, se precipitaron el pasado fin de semana, cuando el arquitecto que reformó el piso de González Amador informó de que había sufrido un robo en su casa. En este asalto de nuevo saltaron las alarmas, por lo que los delincuentes estuvieron poco tiempo dentro. Se trataba de tres individuos encapuchados y con guantes, exactamente igual que había sucedido en el asalto a la vivienda de Neira, tal como recogían las cámaras de seguridad.

Ante esta sucesión de hecho las víctimas comunicaron todos los episodios a la Guardia Civil, que ahora trata de averguar si están relacionados. De momento las investigaciones las hace los especialistas en robos de las comandancias afectadas, pero en cuanto haya resultados se comunicarán a todos los equipos por si hay puntos de conexión.

Los abogados no quieren hacer públicas las denuncias porque contienen datos que afectan a su privacidad y a la de sus familias, pero creen que puede haber una relación entre todos estos hechos, e incluso con un hackeo de sus ordenadores que denunciaron y que investiga el juez Juan Carlos Peinado. Tampoco hacen valoraciones de las pesquisas, ya que quieren dejar que la Guardia Civil trabaje con tranquilidad.

Tampoco el Instituto Armado hace valoración alguna de estos episodios a la espera de que puedan avanzar en las investigaciones. Además de las imágenes aportadas por dos de las víctimas, se hacen visionados de las que hay alrededor de las viviendas asaltadas por si pueden aportar luz a los hechos.

Asimismo se analiza si se han producido hechos similares en las mismas zonas donde se han producido éstos, lo que podría indicar la presencia de una banda organizada.