El 'agujero negro' de la muerte de un policía en la comisaría de Orense
El cadáver de Celso Blanco fue encontrado con un tiro en la cabeza en 2016: murió rodeado de 200 agentes
Dos de ellos, gemelos, fueron acusados del crimen, pero un tribunal acaba de dar carpetazo al caso antes de juzgarlos
Crimen en la comisaría: un falso suicidio y dos sospechosos que son uno
![Sobre estas líneas, los gemelos Roi y Bernardo Deprado, acusados de falsear el suicidio de su amigo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/05/gemelos-policias-U501618580855kh-RwMBzFjPqyO8v6WqqPHBhwJ-1200x840@abc.jpg)
Un policía muerto, dos gemelos acusados del crimen, una carta de despedida, seis pistolas robadas y una investigación llena de giros que nunca salió del bucle. Estos bien podrían ser los mimbres de una novela negra con la ciudad de ... Orense como telón de fondo, pero todo lo expuesto ocurrió hace ocho años en la quinta planta de la comisaría de As Lagoas y, ahora, un auto de la Audiencia provincial de Orense ha evitado 'in extremis' que el caso llegue a juicio. La resolución es clara y acuerda archivar el procedimiento ante la falta de pruebas en contra de los dos acusados, amigos y compañeros de la víctima, cuyo cuerpo fue encontrado en abril de 2016 en su despacho con un tiro en la cabeza, justo encima de la oreja. Son una docena de páginas en las que los magistrados echan por tierra la instrucción de la juez del caso, que desde el primer momento dudó de que la muerte de Celso Blanco fuese un suicidio.
Para ella, como hizo constar en su escrito, los gemelos Roi y Bernardo Deprado fueron los verdugos de su amigo, al que habrían matado por el miedo a que revelase que ellos habían robado las pistolas de la armería de la comisaría. La instructora dedicó nada menos que 84 páginas a explicar el cuidado con el que los acusados, presuntamente, trazaron un plan para deshacerse de Celso haciéndolo pasar por un suicidio y borrando toda sombra de sospecha que los pudiese incriminar. La dilatada investigación dio incluso para analizar el tiempo que habían dedicado a mirar fijamente las cámaras de seguridad que después deberían esquivar, buscó huellas en conductos de ventilación recónditos y reconstruyó cada supuesto paso que habían dado en las semanas y día previos a la muerte, pero la Audiencia considera que todo son conjeturas y da por zanjado el asunto. «El auto es firme y no cabe recurso» liquida.
El jarro de agua fría en la comisaría donde tuvieron lugar los hechos no ha sido pequeño. Más de 200 funcionarios trabajan a diario en unas instalaciones que vivieron años convulsos con el enfrentamiento abierto entre dos grupos investigadores y unas acusaciones que llegaron a Asuntos Internos. Después vinieron los anónimos, el robo de las armas y, como colofón, el hallazgo del cadáver de Celso. La escena de la muerte, a primera vista, evidenciaba que el hombre se había quitado la vida sentado en su mesa, tras enviar varios correos electrónicos y mensajes de despedida en los que se inculpaba del robo de las pistolas y pedía perdón por acusar en falso de corruptos a cuatro compañeros del Grupo de Estupefacientes de la comisaría, que acabaron siendo absueltos años después por un tribunal. Pero hubo detalles que llamaron la atención de la instructora y que llevaron el caso por derroteros inesperados.
Según Eva Armesto, a cargo del Juzgado de Instrucción 3 de la ciudad, una persona no se suicida con las piernas cruzadas y empleando un arma a la que le falta el cargador, máxime cuando tiene a su disposición su pistola reglamentaria. Tampoco le cuadraba, ni a ella ni a los investigadores, que hubiese pólvora en la ropa del fallecido idéntica a la hallada en los cartuchos que los hermanos guardaban en sus taquillas. Además, los móviles de los gemelos no tuvieron actividad durante ese margen horario y en las armas que aparecieron en el despacho no había ADN de Celso, lo que para la juez era un indicio claro de que alguien que no había sido él las había colocado allí, estratégicamente.
Los gemelos habían trabajado en la Policía Científica años atrás, lo que amparaba este grado de detalle. Y lo mejor de todo fue que, además, la jueza había encontrado un móvil plausible. Roi y Bernardo, sostenía la instrucción, se vieron «desplazados» dentro de la comisaría a raíz de los incidentes con el Grupo de Estupefacientes. Se los movió de sus puestos de trabajo y fueron privados del uso de la galería de tiro. Así que contra el criterio de la Fiscalía y después de miles de horas de pesquisas, el pasado junio llegó la acusación en firme por el asesinato de Celso. Seis meses después, la Audiencia lo ha frenado en seco estimando los recursos de apelación de los hermanos, que siempre han mantenido su inocencia.
En su decisión de dejar sin juzgar la muerte de un policía en una comisaría -cuestión no menor- la Sección 2 de la Audiencia de Orense reconoce que el caso tiene flecos sueltos, zonas oscuras que no se explican, pero se ve incapaz de señalar a los gemelos con autoridad y argumentos. Muy críticos con el trabajo desempeñado por Armesto y por los equipos policiales que participaron en las pesquisas, los tres firmantes del auto aseguran que «solo hay un indicio que permita cuestionar la etiología suicida de la muerte de Celso» y que los informes periciales no son determinantes al respecto. Se trata del hecho de que el arma empleada quedase con la corredera abierta después de disparar.
![La comisaría de As Lagoas, donde en 2016 Celso Blanco fue hallado muerto](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/04/comisaria-U42620781383XBe-760x427@abc.jpg)
Esta posición no es compatible con un suicidio porque obliga a una acción humana sobre la misma después del tiro, lo que siembra la duda en los magistrados que, sin embargo, se resisten a creer que fuesen los gemelos los que manipularon el arma basándose en informes contradictorios sobre si en el caso de una persona zurda la posición puede llegar a variar. «Carecemos de una evidencia con la suficiente entidad para afirmar que la acción ha sido desarrollada por un tercero» concluye la Audiencia en lo que es el 'leitmotiv' de su decisión: las contradicciones entre los informes periciales evitan clarificar cómo ocurrieron los hechos y, por tanto, señalar a un sospechoso en caso de que Celso no se hubiese suicidado, algo no descartable pero que la justicia no ha podido aclarar ni resolver.
Ocho años sin una verdad judicial
Los antecedentes
Agosto de 2014
Seis armas desaparecen del búnker de la comisaría de Orense. Unas cartas anónimas acusan a un grupo de agentes, enemistados con los gemelos, de prácticas corruptas.
La muerte
Abril de 2016
Encuentran el cadáver de Celso y junto a él tres de las pistolas robadas. El hallazgo coincide con unos correos de despedida en los que se culpa del robo y del envío de los anónimos. Se abre una investigación.
Del suicidio al asesinato
Enero de 2018
Los gemelos Roi y Bernardo pasan a estar investigados por la muerte de Celso. Deberán comparecer a diario en los juzgados de la ciudad.
Un pasaje, especialmente duro, resume la decisión de los magistrados, que se reconocen atados de pies y manos ante la montaña de informes que obran en la causa. «La dilatada tramitación del procedimiento responde en gran medida a la petición de numerosos informes policiales y científicos (...) procedentes de distintos cuerpos o secciones policiales que solo introducen dudas y confusión sobre los hechos, pues se enmiendan mutuamente e impiden objetivarlos». Y van más allá incluso, en un ataque directo a la instructora, al manifestar que «esta pluralidad de informes no solo dificulta el esclarecimiento de los hechos, sino que en ocasiones fue buscado con el único objetivo de considerar que dicha muerte fue homicida».
Tampoco faltan dardos para los especialistas que participaron de las pesquisas que buscaban resolver la muerte de Celso y que la llevaron a una callejón sin salida, en opinión de la Audiencia. «Sorprende que reputados servicios de Criminalística y Policía Científica de la Policía lleguen a resultados contradictorios (...). No se trata de que el juzgador opte por el informe pericial que más le convenga (...) Por ello, sostener la existencia de un homicidio en informes contradictorios otorga muy poca fiabilidad al procedimiento penal y cuestiona gravemente el funcionamiento de muchos de estos servicios».
Ocho años sin una verdad judicial
«Operación zamburiña»
Enero de 2021
Los anónimos llevaron a juicio a cuatro policías del Grupo de Estupefacientes acusados de corruptos. Se los juzgó y todos fueron absueltos.
A un paso del banquillo
Julio de 2023
La instrucción finaliza y, contra el criterio de la Fiscalía, se dicta auto de apertura de juicio oral contra los gemelos. 84 páginas sostienen la acusación contra ellos.
Punto y final
Enero de 2024
La defensa gasta su última bala y recurre el auto. La Audiencia lo estima y archiva el caso poniendo el foco en los errores de la investigación.
Con este razonamiento, los gemelos Roi y Bernardo no llegarán a sentarse en el banquillo y quedan liberados, seis años después, de toda sospecha. A estas alturas Bernardo ya está jubilado del Cuerpo pese a su edad y Roi lleva años suspendido de empleo y sueldo. Su abogado, Neil González, recuerda la llamada con la que comunicó a sus clientes la decisión de la Audiencia como «uno de los momentos más gratificantes de mi carrera» y aplaude las conclusiones del auto que respondió a su último recurso de apelación antes de que el caso quedase en manos de un jurado popular.
«Han sido años muy duros, con peticiones de diligencias diarias e informes que no se ponían de acuerdo en nada» indica en línea con lo expuesto por la Audiencia. Para la defensa, la ausencia de sangre y marcas de arrastre en la escena del crimen eran claves a la hora de demostrar que los gemelos no habían estado allí y critica que no se hubiesen contemplado «otras opciones posibles». Sobre las miles de páginas redactadas en los últimos años, el letrado revela que «prácticamente todas las unidades de investigación de España» participaron en la compleja instrucción. Con el archivo del caso, la Audiencia pone punto final a la muerte de Celso Blanco, un 'agujero negro' que ya nunca se aclarará.
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