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El adelanto electoral deja a medias el proyecto de Albares, el ministro de confianza de Sánchez

Quedan en el aire el reglamento de la Carrera Diplomática y el nombramiento de nuevos embajadores

Elecciones general 23J, última hora

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares
Angie Calero

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Toda España se llevaba las manos a la cabeza cuando Pedro Sánchez anunció el adelanto de las elecciones generales esta semana. Ya sea porque comienzan las vacaciones, porque las terminan o porque les pilla en medio de sus días de asueto, a nadie le viene bien unos comicios el penúltimo fin de semana de julio.

El 23J deja en el aire dos temas pendientes en la gestión interna del Ministerio de Asuntos Exteriores que dirige José Manuel Albares y que afectan de lleno a sus funcionarios y miembros del Cuerpo Diplomático: la entrada en vigor del nuevo reglamento de la carrera diplomática y el nombramiento de embajadores.

Unas catorce jefaturas de misión de España en el exterior se encuentran ahora mismo a la espera de que las autoridades de estos países den el visto bueno a sus futuros embajadores. La solicitud de este plácet —como se llama a esta manifestación del Estado receptor, que normalmente no pone ningún impedimento a la propuesta realizada por parte de España— fue presentada hace meses por el ministerio de Asuntos Exteriores, por lo que la respuesta oficial está al llegar.

 

Tras el plácet, José Manuel Albares deberá presentar estos nombramientos en el Consejo de Ministros para su aprobación definitiva, por lo que —a no ser que se celebre alguno extraordinario—, la última ocasión que tendrá el Gabinete antes del 23J será el 18 de julio. Si para entonces el Estado receptor no hubiera contestado, habría que esperar al primer Consejo de Ministros del Gobierno que se forme tras las elecciones. Suponiendo que haya un resultado claro el 23J, esta nueva reunión sería a principios de septiembre.

Escenarios hipotéticos a un lado, los jefes de misión tienen que estar nombrados por el Consejo de Ministros para poder ejercer en sus destinos. Entre los catorce pendientes se encuentran Guinea Ecuatorial, Mozambique o Zambia.

Embajadas sin asterisco

Un funcionario de Exteriores explica a ABC que «esas embajadas no tienen riesgo», es decir, no llevan «asterisco», que es como se llama en la jerga diplomática a las jefaturas de misión que pueden tener embajadores políticos, que son los designados por el Gobierno: «No hay, por así decirlo, ninguna de relumbrón. Con esta situación quizá los plazos se retrasan, pero todo depende del plácet. Aunque cambie el Gobierno, estos embajadores ya designados no tienen en principio por qué cambiar. Saldrán cuando sean nombrados».

Todo lo que afecta a la organización personal de los funcionarios o diplomáticos, derivado de su trabajo en el ministerio, viene estipulado por una serie de normas que forman el reglamento de la Carrera Diplomática. El último entró en vigor en 2014 y el Tribunal Supremo lo anuló en 2017 porque desde Exteriores no se consultó entonces a todos los sindicatos. La sentencia llevó a los diplomáticos a tener que regirse por el reglamento anterior, que data de 1993.

Por real decreto

 

Pedro Sánchez nombró ministro a José Manuel Albares con un único objetivo: restaurar las relaciones con Marruecos. En paralelo se puso manos a la obra para sacar adelante una nueva versión del reglamento de la Carrera Diplomática.

Después de muchos borradores, la última actualización se pasó hace unos meses a todos los sindicatos para que lo aprobaran. Por primera vez, parecía que había consenso en este nuevo documento, que establece, entre otras, acciones concretas para la conciliación de la vida familiar y laboral de los funcionarios, como que se les avise con tiempo de su nuevo destino para solucionar la escolarización de sus hijos o para que sus parejas pidan excedencias laborales. Determina también condiciones para la adjudicación de puestos para embajadores.

 

Este nuevo reglamento entra en vigor por real decreto, por lo que no tiene que pasar por el Congreso de los Diputados. En este sentido, el Gobierno tiene plenos poderes para sacarlo adelante. «Si pega un buen esprint, Albares podría llegar y tenerlo a tiempo antes de las elecciones», calcula otra fuente del ministerio.

De puertas del ministerio hacia afuera, tras la Reunión de Alto Nivel (RAN) España-Marruecos del pasado mes de febrero, Albares se proponía solucionar la cuestión de Gibraltar. La presidencia europea (que comenzará el 1 julio) se le va a quedar también a medias. Varios diplomáticos consultados coinciden en que el adelanto de las elecciones «se ha vivido con cierta sorpresa» por esta cuestión: «Pedro Sánchez y Albares estaban volcados en liderar el Consejo de la UE. Lo han vendido como su gran baza y han dedicado mucho tiempo, trabajo y recursos. Después, cuando le ha convenido al presidente, lo han abandonado».

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