400 «profesionales» de la algarada agitan Madrid contra el Gobierno
La Policía identifica a una quincena de ellos con antecedentes como líderes de las protestas radicales en MadridLos expertos policiales auguran una «primavera caliente» con nuevos altercados contra el PP
Los capítulos de violencia en las protestas que se están produciendo en las últimas semanas no son más que el fruto de una orquestación radical. Y todo en busca de dañar al Gobierno del Partido Popular. Así lo creen las fuentes policiales consultadas por este periódico, que apuntan a que detrás de las manifestaciones de los últimos nueve meses en la capital hay un «nido» radical de unas 400 personas. Se trata de individuos vinculados a grupos anarquistas y de corte «okupa» , frente al carácter más ideologizado (situados entre el ultraizquierdismo y el comunismo) de los alborotadores de Valencia, indicaron las mismas fuentes. En la manifestación no autorizada (y, por tanto, carente de base legal) del pasado martes por el centro de Madrid, la Policía contabilizó a una quincena de personas que ya habían sido detenidas en protestas anteriores del llamado 15-M.
Muchos de estos radicales han participado en «okupaciones» muy sonadas, como la del hotel Madrid, a dos pasos de la Puerta del Sol, e incluso han esbozado la necesidad de crear un «kit del manifestante», precisamente por su presencia más que frecuente en este tipo de convocatorias.
Además, estos nueve meses de protestas de «indignados» no solo han dejado un saldo de detenciones; también han puesto al descubierto el pasado delictivo de alguno de ellos, con antecedentes por robos y atracos.
Se trata, en definitiva, de un sustrato radical que se ha servido de la indignación popular a raíz de la crisis económica y los recortes para provocar enfrentamiento con la Policía Nacional . Gente que ha hecho de la protesta violenta su modo de vida y que, en bastantes casos, atesora un historial de arrestos por hechos similares.
«Son los grupos de siempre, sumados a otros colectivos y a ciudadanos normales que están escandalizados por la crisis», mantienen los investigadores. Eso sí, «esto no ha hecho más que empezar», aunque los especialistas consideran que los durísimos enfrentamientos entre los «antidisturbios» y los manifestantes en la ciudad del Turia no se volverán a repetir.
El Sindicato de Estudiantes
Lo ocurrido el pasado martes en el centro de Madrid puede ser la tónica general de las próximas semanas o meses. Los servicios de Información policiales conocían de antemano que grupos como el Sindicato de Estudiantes habían promovido —antes incluso de que se celebrara— que la protesta se mudara desde el punto de encuentro, la Puerta del Sol, a otros enclaves mucho más sensibles y cercanos entre sí. El Ministerio del Interior, el de Educación o la sede nacional del PP eran las tres posibilidades barajadas.
Finalmente, unas 2.000 personas no dudaron en cortar las principales avenidas del centro de Madrid , como la Gran Vía, Cibeles, el paseo de Recoletos o la plaza de Colón. Poco después se congregaron ante el número 13 de la calle de Génova, cuartel general del Partido Popular. Pero se encontraron con una barrera infranqueable de efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), perfectamente coordinados con la Brigada de Información de Madrid.
Como ya adelantó ABC, algunos radicales lanzaron contra las cristaleras del edificio bolas de acero , piedras y otros objetos, que acabaron por quebrar los vidrios del despacho de la presidenta de la Comunidad y del PP madrileño, Esperanza Aguirre.
Ahí acabó el primer capítulo, y muchas de las personas que protestaban (como la mayoría de los del Sindicato de Estudiantes que se dieron cita allí) abandonaron la marcha. Pero un grupo más radical, cuyo fin era exclusivamente el enfrentamiento con los «antidisturbios» , siguió hacia la estación de Cercanías de Atocha.
La Policía contó entonces unas 80 personas, los más «ultras» de las protestas, que, una vez llegadas a Atocha, recogieron piedras para seguir con su particular ataque al «enemigo»: los agentes apostados en la estación. También tenían la intención de escribir el enésimo capítulo de una de las últimas novedades en cuanto a «subversión ciudadana», como ellos lo llaman: saltarse los tornos de la estación y tomar los trenes sin pagar el billete.
Convocatoria por el 23-F
Quizá con lo que no contaban era con que los «antidisturbios» ya estaban más que prevenidos de lo que los alborotadores pretendían hacer; el cerco policial era tal, que desistieron en su objetivo de una nueva batalla campal. Eso sí, los expertos mandan un mensaje de tranquilidad: «Ellos quieren emular lo de Valencia, y sin duda van a intentar montar nuevas batallas campales . Siguen una clara estrategia de provocación para que se inicie una escalada de violencia. Pero España no se va a convertir en Grecia. Está todo previsto y hay una perfecta coordinación entre las unidades policiales que se encargan de estos menesteres».
Ayer se produjo una nueva convocatoria, aupada también por el Sindicato de Estudiantes, entre otros colectivos. Aprovechando la efeméride (y la silueta del teniente coronel Tejero) del 23-F, protestaron contra el «Golpe de Estado de los mercados».
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