Zapatero enoja a las víctimas

La Plaza Mayor fue ayer Plaza de las Víctimas del Terrorismo. En un acto austero y emotivo, miles de personas mostraron su solidaridad con quienes han sufrido el zarpazo de la barbarie. Ello, en el marco del VI Congreso de Víctimas del Terrorismo, organizado por el Observatorio Internacional de la Fundación San Pablo CEU.
Las víctimas no han perdido capacidad de movilización popular. Tampoco han perdido lealtades sólidas y sinceras, como la del ex presidente del Gobierno José María Aznar, que una vez más quiso acudir al Congreso solventando problemas de agenda que otros no han querido o sabido solucionar. Las víctimas presentes se lo agradecieron aclamándole al término del acto como «¡presidente!, ¡presidente!», con tanto entusiasmo que a punto estuvieron de provocar una avalancha humana contra las puertas del Ayuntamiento. La nota discordante la puso la ausencia de Zapatero que no por esperada dejó de ser recibida por las víctimas como un desprecio hacia su dignidad.
Junto a Aznar, asistieron a la concentración el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; el alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote,responsables de diferentes asociaciones de víctimas, así como Jaime Mayor, Alfonso Basagoiti, María San Gil, Rosa Díez, Alfonso Gil -secretario de organización de los socialistas-, Nicolás Redondo,Agustín Ibarrola... Mari Mar Blanco, hermana del edil de Ermua Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA, comentó que Zapatero «nos tiene acostumbrados a sus desplantes». En su opinión, estos días «ha tenido una buena ocasión para pedir perdón a las víctimas por haber negociado con ETA». Horas antes, el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien el jueves sí estuvo en Salamanca, también criticaba la ausencia de Zapatero en una entrevista en la Cope.
La llegada a la Plaza Mayor de las 400 víctimas que asisten al Congreso, bajo el himno del recuerdo, puso las primeras dosis de calor a una jornada que había amanecido fría. El posterior minuto de silencio en recuerdo a los caídos por defender la libertad fue un grito que exige, y exigirá siempre, memoria, dignidad y justicia para las víctimas y aplicación del imperio de la ley contra sus verdugos.
El calor solidario subió cuando la vicepresidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, María Jesús González, y el alcalde de Salamanca descubrieron una placa destinada a designar una calle como Víctimas del Terrorismo. Dos víctimas depositaron una corona de flores blancas con una banda que rezaba «Nunca os olvidaremos». Luego se leyó una declaración solicitando la imprescriptibilidad de los crímenes terroristas.
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