Uso y abuso de la ironía
Los abogados recurrieron al sarcasmo y los gestos de incredulidad para intentar rebatir el relato de unos hechos que fueron incapaces de cuestionar

Consta en el diccionario que la ironía es «un modo de expresión o una figura retórica que consiste en decir lo contrario de lo que se quiere dar a entender ». La palabra deriva del sustantivo griego «eironeia», que tiene el sentido de hacerse ... el ignorante y también de disimulo. Platón utiliza este vocablo en su acepción de máscara que oculta al que habla.
Los abogados de los líderes independentistas, y muy concretamente Andreu Van den Eynde y Jordi Pina, echaron ayer mano de la ironía para tratar de desacreditar los testimonios de los guardias civiles que relataron al tribunal la violencia, las vejaciones y los insultos que tuvieron que soportar en los centros de votación el 1 de octubre.
Tras la demoledora descripción de lo que los agentes sufrieron aquel día, los letrados preguntaron si les habían arrojado claveles, si corrían o iban caminando, si habían visto a un chico con los pantalones bajados o si se gritaban consignas pacifistas.
La mejor respuesta fue, cuando tras ser interrogado sobre dónde colocaban las manos quienes intentaban bloquear el paso a las Fuerzas de Seguridad del Estado, un guardia civil dijo: «Más sobre nosotros que en el aire».
En otro momento, Pina cuestionó el testimonio de un agente, subrayando que contradecía lo que estaba viendo en una grabación. Marchena le cortó en seco y le afeó su proceder porque, como ha advertido de forma reiterada a los abogados, no se pueden cotejar en los interrogatorios los testimonios con los videos o los atestados policiales.
De forma deliberada o inconsciente, el tono irónico y los gestos de Van den Eynde y Pina intentaban dejar sentada su incredulidad sobre las respuestas. Pero calcularon mal porque esa táctica sólo servía para dar mayor verosimilud a las versiones de los agentes. Incapaces de rebatir los hechos, buscaban contradicciones en los detalles para intentar impugnar la coherencia del relato.
Por un instante, su actitud me hizo recordar a Jorge de Burgos, el fraile ciego de «El nombre la rosa», que quiere destruir el segundo libro de la Poética de Aristóteles porque cree que la ironía, la risa y la burla van en contra del temor de Dios y el miedo al infierno.
En el caso de ayer, los abogados no van a ir al infierno , porque, aunque se excedieran en el uso de la ironía y abusaran de la paciencia del tribunal, sólo consiguieron evidenciar su incapacidad para formular argumentos convincentes. Y es que la ironía suele ser el último recurso de los tramposos. Como señalaba Rilke, hay que prescindir del sarcasmo para buscar la verdad de las cosas.
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