Suscríbete a
ABC Premium

«Toile de Jouy» Trescientos años de moda

Aquellas telas y aquellas combinaciones de tejidos fueron la bomba en el siglo XVIII. Se las asocia con María Antonieta, aunque no las inventó, ni muchísimo menos, pero sí fue una de sus más

El despertar de la Reina era una ceremonia diaria, que se recoge en la película «Maria Antonieta», de Sofía Coppola. Kirsten Dunst es la soberana que dictó estilo

Aquellas telas y aquellas combinaciones de tejidos fueron la bomba en el siglo XVIII. Se las asocia con María Antonieta, aunque no las inventó, ni muchísimo menos, pero sí fue una de sus más fervientes partidarias y, como todo aquello en lo que ella se fijaba, se extendió como la pólvora.

Se usaban para decoraciones o para vestidos. Lo cierto es que no había dormitorio o baño, sobre todo en el campo, que no contara con sus característicos estampados en paredes, colchas o doseles. Tampoco podían faltar en el armario de las elegantes. Sus motivos eran los que estaban de moda en la época: flores y pájaros, escenas mitológicas, bucólicas y orientalistas; incluso las celebres «follies» del Trianon, el templo del Amor o la aldea que recreó la Reina en Versalles, se representaban en dos colores rodeadas de escenas galantes.

Puede que la desgraciada reina no estuviera muy formada culturalmente, pero sí que era naturalmente sofisticada y, sin quererlo, imponía las modas. Aterrizó muy joven en aquella Corte en que las mujeres dominaban a nivel social y se apuntó a ello entusiasmada. Fue pionera en temas de ropa y de decoración y en los dos campos intentó contrarrestar el envaramiento del Versalles clásico dando ligereza, tanto a vestidos como a las piezas de mobiliario y, por supuesto, a las tapicerías. Fue suya la iniciativa, muy criticada, de sustituir las pesadas sedas y brocados por indianas de algodón con motivos exóticos.

Pero la «Toile de Jouy» llegó a Francia antes que ella. Fue el resultado de una moda que se extendió febrilmente por Europa en el siglo XVII. Según Ana Cabrera, responsable de textiles en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, en aquella época las compañías coloniales de navegación comenzaron a importar de la India lo que se conocerían como «indianas», unas telas de algodón estampadas con técnicas milenarias y secretas. De delicados colores y motivos florales, eran ligeras y exóticas, y las damas de la generación anterior a la Reina se volvieron locas por ellas, pues las querían al mismo tiempo para sus casas y para sus trajes. Tuvieron tanto éxito que las industrias textiles de la seda y de la lana empezaron a sufrir las consecuencias. El Estado impuso la prohibición de importar estas telas, y hasta de reproducirlas o incluso de llevarlas puestas, bajo pena de desvestir en mitad de la calle a quienes se atrevieran a lucirlas. Fue inútil porque, como suele pasar, todo lo prohibido se transforma en lo más deseado y la gente las siguió encargando de forma clandestina, hasta que en 1759 se levantó la prohibición e inmediatamente surgieron, como champiñones, docenas de manufacturas textiles en varios puntos del país.

Los métodos de Oberkampf

Ese mismo año llegó a Francia nuestro hombre, a quién todavía debemos un estilo: Cristophe Philippe Oberkampf. Era de origen alemán, de familia de tintoreros, casi químico y con un currículo tan completo como el de cualquier directivo de multinacional actual. Tenía veintidós años, las ideas muy claras, las técnicas bien aprendidas y un gran sentido del negocio. Se había formado a conciencia en grabado y tintes en varias fabricas de Alsacia y Suiza, a las que no llegaron las prohibiciones. Y decidió montar una fábrica de indianas en Jouy en Josas, una aldea cercana a Versalles, que eligió por su proximidad al río Bièvre, lo que facilita el lavado de los tejidos, pero también por su proximidad con la corte, que facilitaba las ventas. Esta fábrica se convirtió en una de las más importantes de indianas del siglo XVIII, con más de 1.300 obreros trabajando en ella, y el nombre de sus telas convirtiéndose en un clásico en la decoración. Aunque hay que aclarar que este término, «Toile de Jouy», no es una marca registrada. Estas telas no solo se imprimían en las fábricas de Jouy, sino que muchas otras, como las fabricas de Mulhouse o de Rouen, lo hacían de forma casi idéntica, pero sí que se convirtió en un nombre genérico.

La «Toile de Jouy» es en realidad un algodón estampado con los métodos de Oberkampf. Sobre ese algodón se representan personajes en medio de decorados o paisajes. Los dibujos clásicos son casi siempre monocromos, en tonos rojos o violetas sobre fondo crudo, pero pueden tener otros coloridos como rosa, azul claro o marino, verde claro o fuerte, beige o gris. A veces los colores se invierten al negativo.

En los primeros tiempos, las técnicas utilizadas para imprimir era la aplicación de unas planchas de madera grabadas y entintadas. Diez años más tarde, en 1770, las planchas de madera se sustituyeron por láminas de cuero flexibles que se podían colocar sobre tambores cilíndricos y así mecanizar y aumentar la producción. Las telas se lavaban en el río y se tendían en las praderas de los alrededores para secarse o para fijar los colores.

Oberkampf se convirtió en un gran personaje, que recibía en su casa y en su fábrica a huéspedes como el Nuncio del Papa, por supuesto la Reina María Antonieta con sus hijos, y, más tarde, a las emperatrices Josefina y María Luisa. Y nunca faltaban grandes químicos interesados por los productos que utilizaba, como Monge y Laplace.

La «Toile de Jouy», cuyas fábricas cerraron a finales del XIX, ha llegado tan fresca hasta nuestros días. Sus motivos y colores se han ido renovando aunque se siguen produciendo los modelos de hace 300 años. Burger, Lelievre o Le Manach las elaboran en Francia, mientras que en versión española tenemos las de Gancedo, Pepe Peñalver, Guell Lamadrid o KA Internacional. Y como señalan los responsables de estas firmas, es una de las telas clásicas más solicitadas porque se adaptan a cualquier estilo de vida.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación