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Rajoy: «Mi Grupo no va a contribuir con su voto a que usted siga ahí»

JAIME GARCÍA Rajoy, con Sáenz de Santamaría y Moragas

Fue una breve intervención, de quince minutos, en la que Mariano Rajoy lanzó una andanada tras otra contra un silente Zapatero, que parecía deseoso de superar el trámite cuanto antes. No reclamó el líder del PP ni dimisiones ni elecciones anticipadas, aunque lanzó una enmienda a la totalidad de la gestión de Zapatero. «No estamos asistiendo solamente a la quiebra de sus propios planteamientos. Este decreto ley simboliza el fracaso de toda su política, no sólo de la económica», le dijo.

Es por ello, agregó Rajoy, que el Grupo Popular «no va a contribuir con su voto a que su problema, el principal de la economía española, usted, siga ahí. Y si otros lo hacen será su responsabilidad, la nuestra está muy clara», agregó en alusión a CiU, que había anunciado su abstención.

Desde el principio dejó muy claro no sólo cuál sería el sentido del voto popular sino el tono de su discurso, cuando sus primeras palabras fueron «señor presidente, señorías, simple y claramente, no». De esta forma ponía fin a dos debates internos: uno, sobre si, a pesar de las críticas, debía optar por la abstención tal y como le habían reclamado además, desde sectores financieros y económicos; y dos, si debía ser él el que tomara la palabra o delegaba bien en su responsable económico, Cristóbal Montoro, o en su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría. De hecho, el miércoles los tres estaban preparados para intervenir y Rajoy no tomó la decisión hasta la noche contra el criterio de algunos de los miembros de su ejecutiva.

«A la ligera»

«Improvisado, insuficiente e injusto» fueron los epítetos que escogió para calificar el «decretazo». Consideró que las medidas «se han tomado a la ligera y cargan injustamente los desaguisados del Gobierno sobre los sectores más indefensos de la sociedad». Dijo ser partidario de la reducción del déficit, de hecho recordó cómo en el último debate de Presupuestos solicitó un recorte de 10.000 millones, «pero no así», haciéndolo recaer «sobre las capas más indefensas».

Zapatero se ha visto obligado a «cumplir con un deber que no cumplía», pero si bien Europa le ha instado a meter la tijera en el gasto «nadie le ha dicho en qué partidas tenía que hacerlo, la elección es suya y sólo suya». Acusó al Gobierno de ir a por los pensionistas porque éstos «no pueden hacer una huelga», al tiempo que se preguntó si no era posible recortar de otras partidas los 1.500 millones que se van a ahorrar en pensiones. «Otro pacto de Estado más que destroza», le dijo en referencia al pacto de Toledo.

Rajoy lamentó que Zapatero «no haya encontrado un hueco en su agenda para tratar de llegar a un acuerdo», aunque no parece tener una buena opinión de su interlocutor cuando se despidió de la tribuna diciendo que el decreto «lo presenta una persona en la que no creemos y que es el peor lastre».

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